Gómez Palacio.- Desde hace 55 años María Elena comenzó una bonita tradición para la temporada navideña, que es la colocación del nacimiento en honor al Niño Jesús.
Pero este nacimiento que se encuentra en una antigua vivienda de la calle Vergel, tiene una peculiaridad y no solo las cinco décadas que tiene esta familia llevándolo a cabo, sino que es uno de los más grandes que hay entre los hogares laguneros.
Comenzó con pocas figuras y al paso del tiempo fue creciendo el número, pero también el amor hacia esta actividad de colocar el nacimiento, el interés por adquirir nuevas piezas y hacer un montaje que tuviera sentido y transmitiera la devoción que María Elena tiene hacia Jesús.
Y es que además del pesebre en el que nació el nazareno, tiene montados cronológicamente los diferentes pasajes bíblicos, representativos de la vida del hijo de Dios.
El primer Niño Dios que puso en este nacimiento, tiene los mismos años que la tradición de esta familia y fue un obsequio que recibió, procedente de Tierra Santa. Por ello tiene un cariño muy especial hacia esta pieza.
Todavía lo coloca en el nacimiento actual, sin embargo ya cuenta con un pesebre más grande, donde los peregrinos y el Niño Jesús también son de mayor dimensión y tienen aproximadamente 30 años de haber sido adquiridos.
Este nacimiento cuenta con tres niveles diferentes, en los que a manera de zig zag se pueden ir recorriendo cada uno de los parajes de la vida de Jesucristo, desde su nacimiento, hasta su crucifixión e incluso resurrección.
Alrededor de este monumental nacimiento, la familia de la señora María Elena se ha reunido por décadas para realizar el tradicional Rosario y para acostar al niño; también es popular entre los vecinos, quienes son invitados también a los rezos e incluso a la posada que cada año se lleva a cabo con los peregrinos.
"La hacemos como lo marca la tradición de pedir posada, pero también les compro su piñata, el bolo y se reúne mi familia pero también los vecinos", recuerda María Elena.
Ella tiene cinco hijos, 12 nietos y 10 bisnietos; uno de sus hijos es quien más le ayuda para hacer todo el montaje y a veces los niños, pero a veces es preferible que no lo hagan, ya que cuida mucho sus figuras.
Algunas de ellas con el paso del tiempo han sufrido daños y tiene que restaurarlas, por ello es que procura tener mucho cuidado al sacarlas, colocarlas y sobre todo cuando se tienen que volver a guardar.
La idea de ampliarlo surgió cuando en un viaje a San Juan de los Lagos le ofrecieron nuevas piezas con la representación de la búsqueda que Herodes hizo para matar a los niños menores de dos años, misma que dio origen al Día de los Inocentes.
De ahí comenzó a buscar más piezas y comprarlas; también cuando ya empezó a extender su nacimiento, había amigos y familiares que le regalaban algunas que encontraban en algún puesto o mercado. También ha regalado o heredado algunas a sus hijos para sus hogares.
"Para mí todas son especiales y a todo mi nacimiento le tengo cariño; mis hijos y mis nietos también le tienen mucho cariño al nacimiento y ponen el suyo con mucha devoción, incluso les he regalado algunas figuras".
A sus 70 años de edad, todavía se levanta a temprana hora cuando empieza diciembre, con la ilusión de empezar a armar todo y darle vida al nacimiento y vida de Jesús. Tarda alrededor de ocho días completos para que quede terminado y ya cuenta también con diferentes elementos como un proyector con luces LED, lonas para representar el cielo e incluso las casas las ha elaborado a mano y se fabricó para éste el Arca de Noé en Madera y su nieto le colocó luz al interior.
Dicho montaje lo retiran hasta el 2 de febrero que es Día de la Candelaria, como la tradición religiosa lo establece.
"Me pongo triste cuando lo quito, lloro (se ríe). Tengo un baúl grandote dónde guardaba todo pero ya no me cabe y pues voy guardando en otros lugares pero todo bien protegido, con mucho cuidado", concluyó.
