/ lunes 16 de octubre de 2023

El misterio del niño errante del panteón Tacubaya en San Pedro

Este niño, según los relatos locales, camina sin rumbo entre las tumbas como si estuviera en busca de compañía para jugar

El municipio de San Pedro, en Coahuila, es conocido por albergar historias de aparecidos que han intrigado a sus habitantes a lo largo de los años. Sin embargo, en el ejido de Tacubaya, una historia en particular ha despertado escalofríos y ha mantenido a la comunidad en vilo.

En el panteón de Tacubaya, ubicado en la parte sur-poniente de la comunidad y junto a la carretera que lo conecta con otros ejidos, los pobladores aseguran haber visto a un niño que deambula por el camposanto. Este niño, según los relatos locales, camina sin rumbo entre las tumbas como si estuviera en busca de compañía para jugar o, simplemente, para hacer travesuras entre sus vecinos en el cementerio.

Aunque la misteriosa aparición del niño podría parecer inofensiva, se cuenta que varios automovilistas que han pasado por el lugar y han visto al pequeño en la orilla del panteón, han perdido el control de sus vehículos y han sufrido accidentes. Esto ha aumentado aún más la sensación de inquietud entre los habitantes de Tacubaya.

La leyenda detrás de esta alma errante es más aterradora de lo que parece. Se dice que hace años, el cuerpo de un niño llegó al panteón de Tacubaya, pero su historia comienza en un intento fallido de sepultura en la ciudad de San Pedro. El ataúd del niño misteriosamente volvía a la superficie, como si la tierra se negara a recibirlo. Trasladaron el ataúd a un panteón en otro ejido cercano, pero ocurrió lo mismo; la tierra rechazaba al pequeño.

Finalmente, llegaron al panteón de Tacubaya, donde se repitió el extraño fenómeno. Desesperados y asustados, los pobladores tomaron la decisión de sepultar al niño afuera del panteón. Desde entonces, la historia cobra vida y, según cuentan, el espíritu del niño deambula, posiblemente buscando la bendición que le permita descansar en paz.

Esta inquietante narrativa ha perdurado en Tacubaya, convirtiendo el panteón en un lugar de misterio y susurros nocturnos. Aunque las historias de aparecidos pueden atribuirse a la superstición, la leyenda del niño errante de Tacubaya continúa alimentando la imaginación de la comunidad local y manteniendo viva una tradición paranormal en la región.

El municipio de San Pedro, en Coahuila, es conocido por albergar historias de aparecidos que han intrigado a sus habitantes a lo largo de los años. Sin embargo, en el ejido de Tacubaya, una historia en particular ha despertado escalofríos y ha mantenido a la comunidad en vilo.

En el panteón de Tacubaya, ubicado en la parte sur-poniente de la comunidad y junto a la carretera que lo conecta con otros ejidos, los pobladores aseguran haber visto a un niño que deambula por el camposanto. Este niño, según los relatos locales, camina sin rumbo entre las tumbas como si estuviera en busca de compañía para jugar o, simplemente, para hacer travesuras entre sus vecinos en el cementerio.

Aunque la misteriosa aparición del niño podría parecer inofensiva, se cuenta que varios automovilistas que han pasado por el lugar y han visto al pequeño en la orilla del panteón, han perdido el control de sus vehículos y han sufrido accidentes. Esto ha aumentado aún más la sensación de inquietud entre los habitantes de Tacubaya.

La leyenda detrás de esta alma errante es más aterradora de lo que parece. Se dice que hace años, el cuerpo de un niño llegó al panteón de Tacubaya, pero su historia comienza en un intento fallido de sepultura en la ciudad de San Pedro. El ataúd del niño misteriosamente volvía a la superficie, como si la tierra se negara a recibirlo. Trasladaron el ataúd a un panteón en otro ejido cercano, pero ocurrió lo mismo; la tierra rechazaba al pequeño.

Finalmente, llegaron al panteón de Tacubaya, donde se repitió el extraño fenómeno. Desesperados y asustados, los pobladores tomaron la decisión de sepultar al niño afuera del panteón. Desde entonces, la historia cobra vida y, según cuentan, el espíritu del niño deambula, posiblemente buscando la bendición que le permita descansar en paz.

Esta inquietante narrativa ha perdurado en Tacubaya, convirtiendo el panteón en un lugar de misterio y susurros nocturnos. Aunque las historias de aparecidos pueden atribuirse a la superstición, la leyenda del niño errante de Tacubaya continúa alimentando la imaginación de la comunidad local y manteniendo viva una tradición paranormal en la región.

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