A finales del siglo XIX y principios del XX surgieron maleante que dejaron un legado no muy bien recordado. En esta ocasión te contamos la historia del bandido Lagunero ‘El Chojo Ladislao.
Su fama perduró en la mente de los laguneros, pues sus sangrientos crímenes le valieron el temor en la ciudadanía en general. Desde esos años, a finales de la década de los treinta, la vida de El Chojo se veía envuelta entre el mito y la leyenda. ¿Quién era El Chojo Ladislao?
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¿Quién era El Chojo Ladislao?
Su nombre verdadero, o al menos el que se conoce, era Ladislao Alvarado y su apodo ‘El chojo’ se debió a su corta estatura. Nació en el año 1900 (o 1904, la fecha no es clara) en un rancho de La Fe, ubicado entre los poblados de Cuencamé y Peñón Blanco. Pese a tener un padre español adinerado, este nunca lo renoció, siendo otro asaltante el que fungiera con figura paterna.
Se sabe que su oficio era la de peluquero y panadero en Cuencamé, Durango, donde también habría iniciado su vida como asaltante, logrando en corto tiempo el temor de los lugareños, quienes reconocían la peculiar manera de cometer sus fechorías.
En sus inicios, El Chojo se unió a una banda que operaba en el municipio de Gómez Palacio donde asesinó a un hombre llamado Arcadio Briones, este hecho hizo que el chojo se entregara a las autoridades, pero tras terminar su encarcelamiento volvió a las calles para delinquir.
Con el pasar del tiempo se unió a otro forajido llamado Luis Álvarez, con quien atracó diversos poblados de la región. En 1937, el Banco Russek fue asaltado siendo esta la última fechoría del Chojo. De igual manera se rumorea que asaltó la iglesia de Peñón Blanco, donde se llevó la custodia de oro, la copa de las ostias y hasta el caliz de oro.
La Muerte de El Chojo Ladislao
En 1938, lo medios locales anunciaban que el Chojo murió acribillado. Según reportaron, el Chojo falleció tras un enfrentamiento con un soldado llamado Teófilo Ramírez con el cual habría tenido un forcejeo y luego un intercambio de balas.
En un momento de descuido, el chojo no pudo recargar su arma y recibió una serie de disparos que lo llevaron al suelo ya sin vida. El militar, sin confiarse y pensando que podría ser un engaño del criminal, se acercó al cuerpo y asestó un último disparo en la frente, dando así certeza de que el Chojo había muerto.
El parte médico lo describía como una persona de unos 35 años, con una complexión robusta, tez morena clara y de aproximadamente un metro 50 de estatura.
Tras el fallecimiento del maleante, diversas personas fueron arrestadas en los próximos meses, estos habrían sido cómplices en las múltiples fechorías que el chojo hizo en la región. Algunos negaron toda relación con el occiso, como Cresencio Camarillo, quien pese a admitir ser amigo del chojo, sostuvo nunca participar en los asaltos.
De igual manera, fueron aprehendidos Jesús Quiñones, un supuesto terrateniente del chojo, Ricardo y Geronimo Montes, quienes habrían participado en el asalto al banco de San Pedro de las Colonias.
