En la Comarca Lagunera, el legado histórico se encuentra plasmado en los monumentos más antiguos de Ciudad Lerdo, Durango, los cuales datan de finales del siglo XIX y aún perduran en el centro de la ciudad. Uno de los tesoros más notables es la Plaza Principal, también conocida como Plaza Constitución, que alberga un majestuoso Kiosco que ha sido testigo de innumerables momentos históricos.
La construcción de esta obra maestra del siglo XIX es un tributo a la arquitectura ecléctica de la época porfirista, con influencias moriscas evidentes en sus arcos de herradura. La dimensión histórica de la Plaza Principal de Lerdo se remonta a 1865, cuando el Sr. Don Francisco Vidaña trazó meticulosamente sus límites. En el centro de la plaza, se construyó una pileta octagonal que abastecía de agua para riego, conectada a canales que llevaban agua del río Nazas. En los andadores que rodean la plaza se colocaron suelos de ladrillo y bancas para el disfrute de los habitantes de la Villa de Lerdo, recién fundada en ese momento.
Fue en 1889 cuando se instaló el primer sistema de alumbrado público en la Plaza, compuesto por nueve lámparas de petróleo, un proyecto impulsado por el Coronel González del Castillo. Sin embargo, los años 1888, 1890 y 1892 fueron tiempos difíciles marcados por la sequía y la falta de avenidas del río Nazas, conocidos como la "Crisis de la Comarca Lagunera". En ese momento, el Jefe Político, Don Rafael González del Castillo, tomó la iniciativa de recaudar fondos entre los prominentes vecinos de Lerdo para comprar maíz americano que se distribuía a las familias necesitadas.
El 31 de diciembre de 1893, cuando finalmente llegó el agua y se obtuvieron cosechas, el Coronel Rafael González del Castillo reunió a quienes habían contribuido al préstamo de cincuenta pesos y les devolvió su dinero, con ganancias por la venta del maíz. Con 1,225 pesos en ganancias, el pueblo decidió invertir en la construcción del icónico Kiosco de la Plaza Principal, junto con la creación de 50 bancas de hierro fundido y madera. La obra fue realizada por el Sr. Ponciano Ceniceros y se inauguró el 5 de mayo de 1894.
El Kiosco original tenía una base octagonal con escalinata en el lado oeste, sostenida por columnas de bronce y postes de hierro. El techo comenzaba en forma circular y se ensanchaba hacia arriba, rematando con una linternilla. Además, se diseñó con acústica, aprovechando un espacio hueco en el piso de madera. La estructura estaba revestida de cantera en la parte superior y el zócalo inferior también estaba hecho de cantera.
A lo largo del siglo XX, el Kiosco de la plaza mantuvo su diseño original, pero con el tiempo comenzó a deteriorarse debido a la falta de mantenimiento y al vandalismo, incluyendo actos de grafiti y robos de elementos ornamentales. Fue en la administración de Jesús Reyes Esquivel (1977-1980) cuando se llevó a cabo una intervención que reemplazó algunos elementos originales y alteró su estética arquitectónica.
En la administración de Luis Fernando González Achem (2001-2004), el Kiosco fue objeto de una restauración más completa, incluyendo la sustitución de elementos inservibles y la instalación de un nuevo sistema de iluminación. A pesar de estas intervenciones, el monumento ha perdido parte de su esplendor original.
Hoy, el Kiosco de la Plaza Principal sigue siendo un símbolo de la identidad histórica y cultural de Lerdo. A pesar de los cambios y desafíos que ha enfrentado a lo largo de los años, representa un recordatorio de la rica historia de la ciudad y su compromiso con la preservación del patrimonio para las generaciones futuras.
