Durante la década de los noventa, principios del año dos mil, Arturo Hernández González, “El Chaky”, pistolero de Amado Carrillo Fuentes, dejó cientos de asesinatos en varios estados de la república, pero su centro de operación era la Comarca Lagunera. A sus víctimas las asesinaba enterrándoles una daga en el corazón.
Según reportes de la época, Arturo Hernández González era el jefe de sicarios de El Cártel de Juárez, organización que lideró el tráfico de cocaína en los Estados Unidos tras su alianza con Cárteles Colombianos.
Arturo Hernández tiene sus orígenes en Acapulco, Guerrero, cuando de niño, en la década de los setenta, lavaba carros y camionetas en los patios de la Policía Judicial de Guerrero, ahí fue conociendo comandantes que poco a poco lo irían adiestrando en la jerga policial y capacitando para el futuro.
Ya en la edad adulta, “El Chaky” trabajó a principios de los noventa en la Dirección Federal de Seguridad y, posteriormente, sería asignado al Grupo Palma, creado por el llamado “Súper policía” Guillermo González Calderoni.
En expedientes en poder de la Secretaría de la Defensa Nacional, Hernández González relataría:
“En 1994 conocí a Amado y Vicente Carrillo Fuentes en una carrera de caballos en la ciudad de Chihuahua”.
Para ese tiempo, varios testigos lo definirían como un hombre opulento, vestido de vaquero, lejos de aquel muchacho costeño que lavaba autos. Ya participaba en reuniones donde asistían narcotraficantes de aquella época: los hermanos Arellano Félix, Joaquín Guzmán e Ismael “Mayo” Zambada. Era adicto a la cocaína y su primer apodo fue “El Muñeco”, mote que con el tiempo pasó a “Chuky”, en referencia a la película de Chuky: El Muñeco Diabólico (1988), y después: “El Chaky”.
Al cobijo de “El Señor de los Cielos”
El poder y ascenso que tuvo “El Chaky”, fue originado por la fuerza que tomó El Cártel de Juárez, encabezado por Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, quien controlaba el trasiego de cocaína a los Estados Unidos de la llamada “Ruta del Centro”, que partía desde Chiapas, hasta Ciudad Juárez, Chihuahua.
La Comarca Lagunera era fundamental para esa operación porque ahí guardaban grandes cantidades de droga antes de llegar a la frontera, por eso Arturo Hernández González vivió durante muchos años en la zona, de ahí se desplazaba a los estados de Durango, Coahuila, Jalisco, Sinaloa, Guerrero, Veracruz y Colima.
Reportes periodísticos de la época, cuentan como hubo ajustes de cuentas, homicidios y secuestros, siempre con un mismo sello: les enterraban una daga en el corazón. Otro modo de operación, lo relató Rafael Macedo de la Concha, Procurador General de la República durante la rueda de prensa donde informó de la captura de Hernández González.
"Era en extremo sanguinario, un hombre que gustaba de entambar a sus oponentes como se hizo a la muerte de Amado Carrillo", esto con relación al asesinato de tres médicos que fueron encontrados dentro de tres tambos con ácido y concreto en la carretera México-Acapulco, a la altura del municipio de Iguala en 1997.
Además: "Acostumbraba a enredar a sus víctimas en alambre de púas, las metía en agua y después les daba toques eléctricos".
Finalmente, en un operativo coordinado por la extinta Agencia Federal de Investigación y el Ejército Mexicano, el 5 de abril de 2003 en una finca de Lerdo, Durango, fue capturado Arturo Hernández González, “El Chaky” y varios de sus cómplices. Imágenes de la época lo recuerdan como un hombre regordete, esposado y con chaleco antibalas.
En la operación capturaron a varios de sus cómplices, Amado Carrillo Fuentes estaba muerto y el poder de El Cártel de Juárez venía a la baja.
Un futuro incierto
Para finales del año 2013, “El Chaky” había sido puesto en libertad tras pagar 10 años de condena por lavado de dinero y delincuencia organizada. Autoridades federales tenían reportes que advertían de su presencia en los estados de Coahuila, Durango y Chihuahua, donde ahora estaba bajo el servicio de un viejo amigo: Ismael “Mayo” Zambada.
Nadie supo aclarar por qué estaba libre, incluso estaba en la lista de extraditables de Estados Unidos, pero los años siguientes “El Mayo” Zambada siguió fortaleciendo su estructura criminal, ahora acompañado de un viejo amigo.
