/ lunes 15 de enero de 2024

La esclavitud hoy

La esclavitud no ha desaparecido en México. Ernesto González Romo, diputado local de Morena en Zacatecas, dijo haber recibido varias denuncias por la privación ilegal de personas en las comunidades de Guadalupe. El legislador pidió investigar las denuncias sobre el tema.

La denuncia me impulsa a escribir sobre el tema, recordando que el pasado 6 de diciembre se cumplieron 158 años de la ratificación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, una ley que puso fin a la exclavitud en el vecino país del norte.

En su libro “Esclavitud en Estados Unidos”, Marie Patterson señala que a partir de ese día, “los estadounidenses ya no podían volver a tener esclavos nunca más”.

Dos años antes, específicamente el 1 de enero de 1863, Abraham Lincoln, uno de los presidentes más sobresalientes de Estados Unidos, había emitido la Proclamación de Emancipación. De acuerdo con el portal National Archives, “esto ocurrió cuando la nación se acercaba a su tercer año de la guerra civil sangrienta”. El artículo La proclamación de Emancipación de dicha página web, señala que el documento establece “que todas las personas detenidas como esclavos” dentro de los Estados rebeldes “son, y en adelante serán libres”.

El mérito de poner fin a la esclavitud en Estados Unidos le corresponde a Lincoln, como en México le corresponde a Miguel Hidalgo y Costilla. El Padre de la patria mexicana proclamó el 19 de octubre de 1810 su primer bando. Exhortaba en el mismo a “todos los dueños de esclavos y esclavas” liberar a éstos, bajo pena capital y confiscación de bienes en caso de incumplir la proclama.

El 29 de noviembre de 1810, en Guadalajara, decretó “la abolición de la esclavitud en los siguientes términos: “Que siendo contra los clamores de la naturaleza, el vender a los hombres, quedan abolidas las leyes de la esclavitud no sólo en cuanto al tráfico y comercio que se hacían de ellos, sino también por lo relativo a las adquisiciones”.

A pesar de los documentos estadounidenses antes mencionados, y de las acciones que en México y en otros países del mundo se han realizado en contra de la esclavitud, el problema persiste.

Nadie ignora que hoy por hoy existen nuevas formas de esclavitud, como son la trata de personas, el matrimonio forzado, la esclavitud sexual, el trabajo infantil, entre otras modalidades de esclavitud moderna.

De acuerdo con estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Walk Free y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el trabajo forzoso y el matrimonio forzado han tenido un aumento significativo en los últimos cinco años en casi todos los países del mundo. A decir de la OIT, “entre 2017 y 2021, 50 millones de personas eran víctimas de la esclavitud moderna, ya sea obligadas a trabajar contra su voluntad o a vivir en un matrimonio sin su consentimiento”.

La situación requiere mayor esfuerzo por parte de los gobiernos del mundo, así como de los poderes dedicados a la creación de leyes orientadas al respeto de la dignidad humana. En dichos esfuerzos es necesario el involucramiento de todas las personas interesadas en poner fin a este vergonzoso flagelo.

X: @armayacastro

La esclavitud no ha desaparecido en México. Ernesto González Romo, diputado local de Morena en Zacatecas, dijo haber recibido varias denuncias por la privación ilegal de personas en las comunidades de Guadalupe. El legislador pidió investigar las denuncias sobre el tema.

La denuncia me impulsa a escribir sobre el tema, recordando que el pasado 6 de diciembre se cumplieron 158 años de la ratificación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, una ley que puso fin a la exclavitud en el vecino país del norte.

En su libro “Esclavitud en Estados Unidos”, Marie Patterson señala que a partir de ese día, “los estadounidenses ya no podían volver a tener esclavos nunca más”.

Dos años antes, específicamente el 1 de enero de 1863, Abraham Lincoln, uno de los presidentes más sobresalientes de Estados Unidos, había emitido la Proclamación de Emancipación. De acuerdo con el portal National Archives, “esto ocurrió cuando la nación se acercaba a su tercer año de la guerra civil sangrienta”. El artículo La proclamación de Emancipación de dicha página web, señala que el documento establece “que todas las personas detenidas como esclavos” dentro de los Estados rebeldes “son, y en adelante serán libres”.

El mérito de poner fin a la esclavitud en Estados Unidos le corresponde a Lincoln, como en México le corresponde a Miguel Hidalgo y Costilla. El Padre de la patria mexicana proclamó el 19 de octubre de 1810 su primer bando. Exhortaba en el mismo a “todos los dueños de esclavos y esclavas” liberar a éstos, bajo pena capital y confiscación de bienes en caso de incumplir la proclama.

El 29 de noviembre de 1810, en Guadalajara, decretó “la abolición de la esclavitud en los siguientes términos: “Que siendo contra los clamores de la naturaleza, el vender a los hombres, quedan abolidas las leyes de la esclavitud no sólo en cuanto al tráfico y comercio que se hacían de ellos, sino también por lo relativo a las adquisiciones”.

A pesar de los documentos estadounidenses antes mencionados, y de las acciones que en México y en otros países del mundo se han realizado en contra de la esclavitud, el problema persiste.

Nadie ignora que hoy por hoy existen nuevas formas de esclavitud, como son la trata de personas, el matrimonio forzado, la esclavitud sexual, el trabajo infantil, entre otras modalidades de esclavitud moderna.

De acuerdo con estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Walk Free y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el trabajo forzoso y el matrimonio forzado han tenido un aumento significativo en los últimos cinco años en casi todos los países del mundo. A decir de la OIT, “entre 2017 y 2021, 50 millones de personas eran víctimas de la esclavitud moderna, ya sea obligadas a trabajar contra su voluntad o a vivir en un matrimonio sin su consentimiento”.

La situación requiere mayor esfuerzo por parte de los gobiernos del mundo, así como de los poderes dedicados a la creación de leyes orientadas al respeto de la dignidad humana. En dichos esfuerzos es necesario el involucramiento de todas las personas interesadas en poner fin a este vergonzoso flagelo.

X: @armayacastro