/ miércoles 18 de octubre de 2023

Desde la declaración de Balfour

El mundo sigue atento al nuevo episodio de violencia resultado del conflicto palestino-israelí. El sábado 7 de octubre por la mañana cayeron sobre Israel cohetes lanzados por el grupo islamista Hamás, que obligaron a activar las sirenas de alerta en Tel Aviv, Beer Sheva y otros lugares más. El número de muertos y heridos crece cada día, y no se vislumbran en el horizonte las soluciones que espera la humanidad.

De entonces a la fecha han sucedido muchas cosas y se han hecho infinidad de declaraciones a favor y en contra de cada una de las partes en conflicto. Muchos simpatizan con lo que está haciendo Israel, otros más están a favor de Palestina. Un ejemplo de ello son las manifestaciones multitudinarias en varios países musulmanes del Oriente Medio, en las que sonó y resonó el grito: “¡No a la ocupación! ¡No a los Estados Unidos!”

La solución al conflicto no se vislumbra en un horizonte cercano. Sin embargo la humanidad apuesta por la paz y porque termine el conflicto más grande y prolongado de Oriente Medio, el cual se remonta a los tiempos en que Israel no existía aún como Estado, específicamente al momento en que se firmó la Declaración de Balfour (1917), un documento oficial mediante el cual el Reino Unido se comprometió a garantizar a los judíos su establecimiento en Palestina.

Esta carta estatutaria generó el rechazo inmediato de los palestinos. En 1920, un grupo de mujeres escribió al gobierno británico expresando su posición de rechazo a la Declaración de Balfour: “nosotras mujeres musulmanas y cristianas que representamos a otras mujeres de Palestina protestamos vigorosamente…”. Las palestinas pedían la anulación del documento por ser “perjudicial contra nosotros en todos los sentidos”, expresaron.

Del 1 al 7 de mayo de 1921, mujeres y varones palestinos participaron en disturbios violentos en Jaffa (Jope en distintas traducciones de la Biblia al español). Por las mismas razones, la violencia volvió a hacer acto de presencia en esa ciudad mediterránea el 15 de abril de 1936, previo al “Día Sangriento de Jaffa”, ocurrido el 19 de abril de ese año. Simon Dubnow, en su obra “Historia Universal del Pueblo Judío” señala que ese día: “los árabes atacaron en Jaffa a los judíos, matando a 11 personas e hiriendo a 40”.

Con el propósito de solucionar el conflicto en el Oriente Medio, las Naciones Unidas emitieron en 1947 la resolución 181, proponiendo en ella el Plan de Partición para dividir Palestina en dos estados, uno para los judíos y otro para los palestinos.

Los judíos aceptaron los términos del plan, no así los árabes palestinos, los gobernantes de Egipto, Irak, Jordania, Libano y Siria, países que optaron por declararle la guerra a Israel en 1948, esto luego de enterarse de que el Estado de Israel se había establecido oficialmente, y que el mandato británico había expirado legalmente.

Israel triunfó en lo que fue la primera guerra árabe-israelí, ocasionando un éxodo masivo de alrededor de 700 mil palestinos, aunque hay cifras que indican que sólo fueron 530 mil. No se sabe a ciencia cierta cuál haya sido el número exacto de palestinos que huyeron al exilio, pero sí sabemos que la mayoría de ellos se trasladaron a Gaza y Cisjordania, territorios que conforman Palestina.

En 1967, como parte del mismo conflicto, Israel derrotó a Egipto, Siria, Jordania e Irak de manera arrasadora en la llamada guerra de los Seis Días, después de la cual ocupó la Franja de Gaza y Cisjordania.

De esa guerra al tiempo actual, el conflicto no ha terminado, solo ha tenido pausas para resurgir posteriormente con más violencia, lo que ha puesto en peligro no sólo la paz de la región, sino la del mundo entero, así como también el comercio mundial, señaló recientemente Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

El mundo sigue atento al nuevo episodio de violencia resultado del conflicto palestino-israelí. El sábado 7 de octubre por la mañana cayeron sobre Israel cohetes lanzados por el grupo islamista Hamás, que obligaron a activar las sirenas de alerta en Tel Aviv, Beer Sheva y otros lugares más. El número de muertos y heridos crece cada día, y no se vislumbran en el horizonte las soluciones que espera la humanidad.

De entonces a la fecha han sucedido muchas cosas y se han hecho infinidad de declaraciones a favor y en contra de cada una de las partes en conflicto. Muchos simpatizan con lo que está haciendo Israel, otros más están a favor de Palestina. Un ejemplo de ello son las manifestaciones multitudinarias en varios países musulmanes del Oriente Medio, en las que sonó y resonó el grito: “¡No a la ocupación! ¡No a los Estados Unidos!”

La solución al conflicto no se vislumbra en un horizonte cercano. Sin embargo la humanidad apuesta por la paz y porque termine el conflicto más grande y prolongado de Oriente Medio, el cual se remonta a los tiempos en que Israel no existía aún como Estado, específicamente al momento en que se firmó la Declaración de Balfour (1917), un documento oficial mediante el cual el Reino Unido se comprometió a garantizar a los judíos su establecimiento en Palestina.

Esta carta estatutaria generó el rechazo inmediato de los palestinos. En 1920, un grupo de mujeres escribió al gobierno británico expresando su posición de rechazo a la Declaración de Balfour: “nosotras mujeres musulmanas y cristianas que representamos a otras mujeres de Palestina protestamos vigorosamente…”. Las palestinas pedían la anulación del documento por ser “perjudicial contra nosotros en todos los sentidos”, expresaron.

Del 1 al 7 de mayo de 1921, mujeres y varones palestinos participaron en disturbios violentos en Jaffa (Jope en distintas traducciones de la Biblia al español). Por las mismas razones, la violencia volvió a hacer acto de presencia en esa ciudad mediterránea el 15 de abril de 1936, previo al “Día Sangriento de Jaffa”, ocurrido el 19 de abril de ese año. Simon Dubnow, en su obra “Historia Universal del Pueblo Judío” señala que ese día: “los árabes atacaron en Jaffa a los judíos, matando a 11 personas e hiriendo a 40”.

Con el propósito de solucionar el conflicto en el Oriente Medio, las Naciones Unidas emitieron en 1947 la resolución 181, proponiendo en ella el Plan de Partición para dividir Palestina en dos estados, uno para los judíos y otro para los palestinos.

Los judíos aceptaron los términos del plan, no así los árabes palestinos, los gobernantes de Egipto, Irak, Jordania, Libano y Siria, países que optaron por declararle la guerra a Israel en 1948, esto luego de enterarse de que el Estado de Israel se había establecido oficialmente, y que el mandato británico había expirado legalmente.

Israel triunfó en lo que fue la primera guerra árabe-israelí, ocasionando un éxodo masivo de alrededor de 700 mil palestinos, aunque hay cifras que indican que sólo fueron 530 mil. No se sabe a ciencia cierta cuál haya sido el número exacto de palestinos que huyeron al exilio, pero sí sabemos que la mayoría de ellos se trasladaron a Gaza y Cisjordania, territorios que conforman Palestina.

En 1967, como parte del mismo conflicto, Israel derrotó a Egipto, Siria, Jordania e Irak de manera arrasadora en la llamada guerra de los Seis Días, después de la cual ocupó la Franja de Gaza y Cisjordania.

De esa guerra al tiempo actual, el conflicto no ha terminado, solo ha tenido pausas para resurgir posteriormente con más violencia, lo que ha puesto en peligro no sólo la paz de la región, sino la del mundo entero, así como también el comercio mundial, señaló recientemente Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial de Comercio (OMC).