/ martes 25 de abril de 2023

Debates de señalamientos sin propuestas concretas

Los aspirantes a gobernador de Coahuila, sostuvieron un debate que se supone era de ideas, entre propuestas y soluciones concretas a llevar a cabo en el caso de resultar electos por mayoría el domingo 2 de junio, pero sólo exhibieron descalificaciones entre uno y otro candidato de los partidos y coaliciones políticas contendientes.

El domingo 16 de abril en el Teatro Nazas de esta ciudad, tuvo lugar el primero de dos debates organizados por el Instituto Estatal Electoral (IEC) y casi de inmediato se hizo a un lado el protocolo de discusión, dado a conocer por los moderadores, Sandra Romandía Vega y Javier Solórzano Zincer.

Los incesantes señalamientos entre candidatos, fueron secundados incluso por los seguidores de unos y otros, cuando se suponía que debería haber asistido sólo un mínimo de partidarios al teatro, pero en realidad eran mayoría; una falla de los organizadores.

Los comentarios posteriores a esa controversia no se dejaron esperar, e incluso hubo algunos hacia el interior del teatro, mismos que fueron en sentido negativo a los participantes, salvo a los que expresaron seguidores de uno y otro de los candidatos.

Trascendió una observación mordaz que hizo una persona a un compañero periodista dentro del recinto del debate político, referente a la disputa: “Pinches teatreros, les quedó grande el escenario a los cuatro” (sic).

Independientemente de un segundo debate político previsto por el IEC, la Conferencia Patronal de la República Mexicana (Coparmex), organizó días después en Saltillo una nueva confrontación entre los cuatro aspirantes, donde nuevamente salieron a relucir los reproches entre ellos, si bien en la misma los asistentes no hicieron manifestaciones de apoyo por ser exclusivamente invitados de esa organización empresarial.

Se supone que los debates políticos deberían ser un intercambio de ideas, de propuestas, pero sin llegar a la descalificación de sus opositores, pues la política (en el buen sentido de la palabra) es la actividad de todo buen ciudadano que consiste en lograr un buen gobierno para el bien común, pero todo parece indicar que se le traduce como todo lo contrario, pues los políticos se comportan como bellacos, para obtener el poder y utilizarlo en beneficio propio y de su equipo.

Manolo Jiménez, Ricardo Mejía y Armando Guadiana, especialmente, se han caracterizado por recriminar el pasado político de sus contrincantes, sin que Lenin Pérez se haya sustraído de ello pero al menos insistiendo más en la necesidad de una alternancia en Coahuila, pues el PRI lleva más de 90 años en el poder en nuestra entidad.

Coincido con lo opinado por Juan Noé Fernández Andrade, compañero periodista, quien afirma que “la política es el desayuno, comida y cena diaria del hombre, para bien o para mal”, pues es una actividad innata del ser humano.

Pero ahondando en su última columna periodística, que se publica en un diario de la localidad, transcribo lo que literalmente señala en torno al debate de los cuatro aspirantes a gobernar Coahuila:

“Ahora que estamos en la etapa de proselitismo político electoral, veo –como muchos más-- que los cuatro candidatos a llegar al Palacio Rosa de Saltillo, a partir del 1 de diciembre, no logran posicionarse de manera inteligente, honesta, moral y éticamente en el ánimo de un supuesto elector mayor de edad.”

“Porque han carecido de la necesaria serenidad, de la tranquilidad que solo da la experiencia, el estudio, la preparación, el deseo nato de servir a los demás, más allá de partidos y siglas, que solo han prostituido la política.”

Tanto Juan Noé, como quien esto escribe, somos apartidistas, y por lo tanto no tenemos preferencia alguna por las instituciones que los proponen como sus abanderados, pero ello no nos impide dejar de invitar a todos los coahuilenses a que acudan a votar el próximo 4 de junio.

Por el contrario, es un deber cívico y una obligación ciudadana acudir a emitir su sufragio, por el candidato que sea de su agrado o predilección, pues debemos derrotar el abstencionismo, que lamentablemente ha estado presente en anteriores procesos electorales locales, y que este año incluye la elección de los nuevos legisladores del Congreso local de Coahuila.

Y como siempre, usted amable lector, tiene la última palabra en lo que antes leyó en esta colaboración.

¡Hasta la próxima!

Los aspirantes a gobernador de Coahuila, sostuvieron un debate que se supone era de ideas, entre propuestas y soluciones concretas a llevar a cabo en el caso de resultar electos por mayoría el domingo 2 de junio, pero sólo exhibieron descalificaciones entre uno y otro candidato de los partidos y coaliciones políticas contendientes.

El domingo 16 de abril en el Teatro Nazas de esta ciudad, tuvo lugar el primero de dos debates organizados por el Instituto Estatal Electoral (IEC) y casi de inmediato se hizo a un lado el protocolo de discusión, dado a conocer por los moderadores, Sandra Romandía Vega y Javier Solórzano Zincer.

Los incesantes señalamientos entre candidatos, fueron secundados incluso por los seguidores de unos y otros, cuando se suponía que debería haber asistido sólo un mínimo de partidarios al teatro, pero en realidad eran mayoría; una falla de los organizadores.

Los comentarios posteriores a esa controversia no se dejaron esperar, e incluso hubo algunos hacia el interior del teatro, mismos que fueron en sentido negativo a los participantes, salvo a los que expresaron seguidores de uno y otro de los candidatos.

Trascendió una observación mordaz que hizo una persona a un compañero periodista dentro del recinto del debate político, referente a la disputa: “Pinches teatreros, les quedó grande el escenario a los cuatro” (sic).

Independientemente de un segundo debate político previsto por el IEC, la Conferencia Patronal de la República Mexicana (Coparmex), organizó días después en Saltillo una nueva confrontación entre los cuatro aspirantes, donde nuevamente salieron a relucir los reproches entre ellos, si bien en la misma los asistentes no hicieron manifestaciones de apoyo por ser exclusivamente invitados de esa organización empresarial.

Se supone que los debates políticos deberían ser un intercambio de ideas, de propuestas, pero sin llegar a la descalificación de sus opositores, pues la política (en el buen sentido de la palabra) es la actividad de todo buen ciudadano que consiste en lograr un buen gobierno para el bien común, pero todo parece indicar que se le traduce como todo lo contrario, pues los políticos se comportan como bellacos, para obtener el poder y utilizarlo en beneficio propio y de su equipo.

Manolo Jiménez, Ricardo Mejía y Armando Guadiana, especialmente, se han caracterizado por recriminar el pasado político de sus contrincantes, sin que Lenin Pérez se haya sustraído de ello pero al menos insistiendo más en la necesidad de una alternancia en Coahuila, pues el PRI lleva más de 90 años en el poder en nuestra entidad.

Coincido con lo opinado por Juan Noé Fernández Andrade, compañero periodista, quien afirma que “la política es el desayuno, comida y cena diaria del hombre, para bien o para mal”, pues es una actividad innata del ser humano.

Pero ahondando en su última columna periodística, que se publica en un diario de la localidad, transcribo lo que literalmente señala en torno al debate de los cuatro aspirantes a gobernar Coahuila:

“Ahora que estamos en la etapa de proselitismo político electoral, veo –como muchos más-- que los cuatro candidatos a llegar al Palacio Rosa de Saltillo, a partir del 1 de diciembre, no logran posicionarse de manera inteligente, honesta, moral y éticamente en el ánimo de un supuesto elector mayor de edad.”

“Porque han carecido de la necesaria serenidad, de la tranquilidad que solo da la experiencia, el estudio, la preparación, el deseo nato de servir a los demás, más allá de partidos y siglas, que solo han prostituido la política.”

Tanto Juan Noé, como quien esto escribe, somos apartidistas, y por lo tanto no tenemos preferencia alguna por las instituciones que los proponen como sus abanderados, pero ello no nos impide dejar de invitar a todos los coahuilenses a que acudan a votar el próximo 4 de junio.

Por el contrario, es un deber cívico y una obligación ciudadana acudir a emitir su sufragio, por el candidato que sea de su agrado o predilección, pues debemos derrotar el abstencionismo, que lamentablemente ha estado presente en anteriores procesos electorales locales, y que este año incluye la elección de los nuevos legisladores del Congreso local de Coahuila.

Y como siempre, usted amable lector, tiene la última palabra en lo que antes leyó en esta colaboración.

¡Hasta la próxima!