Torreón.- La inseguridad y el miedo alejaron a Julio y su hijo de tres años de edad de su lugar de origen, Francisca Guadalupe, esposa y madre, fue secuestrada por dos hombres armados a la vuelta de su casa en Calera de Víctor Rosales, Zacatecas.
Era una mañana de lunes 8 de noviembre de 2023, cuando la joven de 26 años salió a la tienda del barrio a comprar huevos y frijoles para preparar el desayuno de su familia; no alcanzó a llegar a la tienda. Su suegro, padre de Julio, fue testigo del hecho. Lo primero que hizo fue correr a la casa a avisar a su hijo lo ocurrido y juntos regresaron a buscarla.
“Toda la vida la pasé allá en Calera, ahí nací y crecí pero preferí por la seguridad de mi hijo venirme para acá porque si teníamos mucho miedo; desde aquel día y a raíz de este problema de la desaparición de mi mujer fue que salimos de ese lugar porque ya hay demasiada inseguridad”, comentó.
Recordó que al llegar a la tienda a preguntar si habían visto quién se llevó a su esposa, solo les mostraron las grabaciones de las cámaras, pero las imágenes no son lo suficientemente nítidas para hacer un reconocimiento. Lo que sí les quedó claro, es que los secuestradores se encontraban armados. “Cuando salimos ya no estaban y no pudimos hacer nada”.
La familia de inmediato hizo la denuncia correspondiente, se emitió la ficha de búsqueda y solo esperan alguna novedad de las autoridades de la Fiscalía del Estado de Zacatecas; sin embargo, esto no ha sucedido, no hay razón del paradero de Francisca Guadalupe Esquivel Pérez.
“De hecho mi mujer no fue la única, fueron varias mujeres y de ahí mismo de ese lugar. La gente ya vive con miedo, la situación allá en cuanto a inseguridad es muy complicada, se vive el ambiente muy tenso y para las 9 o 10 de la noche ya no sale nadie a las calles, quienes lo hacen son precisamente esas personas que hacen el mal”, dijo Julio.
Fue por esta razón, pero también por temor a represalias al haber denunciado ante las autoridades, que Julio tomó a su hijo y decidió de inmediato irse a refugiar a otro lugar, lejos del peligro que hay actualmente en el estado de Zacatecas.
Decidió venir a Torreón porque tiene familiares e incluso a su llegada se hospedó con una de sus primas; comenzó al poco tiempo a trabajar, pero solo duró 3 semanas y tuvo que dejar el trabajo para hacerse cargo del niño.
“Empecé a tener problemas en casa de mi prima sobre todo por su marido y me tuve que ir; yo les apoyaba con el gasto, les daba dinero para lo necesario y por estar ahí en su casa. Pero su esposo insistía en que ya era mucho tiempo, que solo era temporal que estuviéramos ahí”, explicó.
Pensó en tener paciencia y buscar con tiempo un lugar a donde irse; no resistió cuando se percató de que en ese lugar maltrataban a su hijo; mientras él estaba trabajando al pequeño lo golpeaban y no le daban de comer. Eso agilizó la decisión de salir de ahí.
“Me di cuenta yo mismo, a mi nadie me lo contó, me le pegaban y no le daban de comer y pues no es justo, yo le entregaba siempre el chivo pues para eso también para que me ayudaran con él”.
De inmediato salió de esa casa y una persona de la tienda que se encontraba cerca se dio cuenta que ya tenía un par de horas afuera. "Le dije que si me dejaba cargar mi teléfono que estaba apagado y estuvimos otras dos o tres horas más por ahí y ya como a las 9 de la noche fue que me preguntó de dónde era y qué sucedía, ya le platiqué mi situación. Me ayudó y me orientó en ese momento”.
Actualmente no está trabajando, tiene que hacerse cargo de su hijo y no tiene quién pueda cuidarlo para poder salir a ganarse la vida; tampoco tienen donde vivir y tras la plática con el dueño de esa tiendita de la esquina, fue a dar al albergue de Protección Civil de Torreón, donde permanecieron por más de una semana. Luego de ese tiempo les dijeron que ya no podían seguir ahí.
Además, en estos momentos hay muchas familias de migrantes por la situación que atraviesan; no les permiten subir a los trenes para seguir viajando y son objeto de persecución por parte de las autoridades migratorias, por lo que los albergues de Torreón están recibiendo diario a gran cantidad de personas.
Mamá se fue
Julio y el pequeño, al que le apoda “Güero”, se trasladaron al albergue invernal del DIF municipal, que se encuentra dentro del Centro Comunitario de la colonia Nueva Rosita, una de las más antiguas de esta ciudad; ahí reciben comida, ropa, cobijas, un techo donde dormir y la comprensión de quienes atienden el lugar, pero también de otros refugiados que tienen que jugársela cada día al desconocer su destino.
Su hermano le aconseja que se vaya a Estados Unidos y quizá podría ser una mejor solución, encontrar asilo por la situación que atraviesa sobre todo por el niño, pero no sabe qué hacer porque sabe que también es complicado poder cruzar. "Me dice que a lo mejor me ayudan, como vengo huyendo de la inseguridad y tengo el niño a mi cargo que además no tiene a su mamá porque está desaparecida”.
“La verdad no sé qué hacer porque también creo que si me voy, sentiría que abandoné a mi mujer o que no hice nada para encontrarla y es donde me pongo a pensar, pero se me cierra el mundo; se me está complicando todo y estoy confundido sin saber qué puedo o debo hacer. Tengo otra prima en Ciudad Juárez, pero ya ni sé si pedir ayuda o no por lo que pasó aquí con mi prima y tampoco quiero más problemas”.
El pequeño “Güero” tiene tres años y medio; él todavía no entiende porque tuvieron que salir de casa, pero tampoco que su mamá está desaparecida. Con frecuencia pregunta y se entristece porque la extraña y su padre lo único que le dice es que está trabajando, porque no ha tenido el valor de decirle la verdad.
Lo más difícil no es tener que mentirle y evitar que sepa la verdad, sino verlo sufrir por la ausencia, extrañar tanto a su madre y pensar que él espera el momento de reencontrarse con ella.
Su papá no ha querido salir de Calera porque tiene un problema legal con la casa en la que vive y tampoco la puede vender, por ello es que no viene a Torreón a apoyar a su hijo y nieto; Julio no quiere regresar por el miedo y por la inseguridad que se vive en aquel municipio. Huyó de su lugar de origen también para que su papá estuviera más tranquilo, quien más temía por su seguridad y la del niño.
Aquí en Torreón, personal del DIF municipal solo le dijo que revisarán su situación para saber si podían brindarle algún tipo de apoyo; les proporcionó información, la documentación oficial y en regla del niño, la ficha de búsqueda y la denuncia por la desaparición de su esposa para constatar que toda esta historia es real y que necesitan auxilio.
Desea encontrar una solución favorable para poder permanecer en La Laguna y sobre todo, que se difunda la foto y datos de Francisca Guadalupe para obtener información, saber dónde está o si se encuentra aún con vida. Espera un milagro para encontrarla y que nunca se vuelva a separar de él ni de su hijo; todo ha sido muy doloroso y lo peor siempre será la incertidumbre.
