La Escuela Primaria Centenario, fundada en el año 1910 en la ciudad de Torreón, no solo ha sido un centro educativo enraizado en el devenir de la historia local, sino que también desplegó un papel trascendental durante los turbulentos años de la Revolución Mexicana.
A pesar de que las clases en la Centenario comenzaron oficialmente a principios de 1911, su nacimiento coincidió con el estallido del movimiento armado en noviembre de 1910. La institución educativa, en sus primeros años, experimentó de cerca los acontecimientos revolucionarios que marcaron la historia del país.
El edificio que albergó a la Escuela Centenario se destacó por ser estratégico durante el conflicto. En abril de 1911, fue considerado un punto de defensa clave para las tropas federales debido a su elevación, robustos muros de piedra y ladrillos refractarios. Este reconocimiento llevó a la suspensión temporal de las clases recién iniciadas.
Uno de los maestros más destacados de la Centenario fue el profesor Federico Chapoy. En 1912, se unió a las fuerzas revolucionarias lideradas por Pascual Orozco contra Madero, ascendiendo a capitán pagador y, posteriormente, alcanzando el rango de general de brigada y oficial mayor de la Secretaría de Guerra. Su valentía y compromiso marcaron un hito en la participación de la escuela en la revolución.
Otros maestros notables, como don Braulio Contreras, Pablo Frías Durán y don Pablo Moya, participaron en batallas decisivas en respuesta al asesinato de Madero. A su regreso a Torreón en octubre de 1913, rechazaron la oferta de formar parte del ayuntamiento, enfatizando que su participación en la revolución estaba impulsada por ideales más profundos.
Eduardo Zambrano, otro maestro fundador, se unió al movimiento antirreeleccionista antes de llegar a Torreón y participó activamente en la Brigada Juárez de Calixto Contreras. Su contribución culminó trágicamente cuando fue asesinado en diciembre de 1913.
Los alumnos del sexto grado de la Centenario, al enterarse de la decisión de su maestro Federico Chapoy de unirse al movimiento revolucionario, decidieron seguirlo. Participaron en diversas batallas, destacando en la de "Estación Conejos" y el "Cañón de Bachimba" en Chihuahua. Francisco I. Madero reconoció su valentía y les otorgó diplomas y mil pesos a cada uno, instándolos a regresar y completar sus estudios.
Dos de los estudiantes que participaron en la lucha armada, Dizan R. Gaitán y Daniel R. García Martínez, continuaron carreras en las fuerzas armadas, llegando a ser General y Teniente de Caballería, respectivamente.
La Escuela Centenario no solo ha dejado una huella en la educación local, sino que también se erige como un testamento viviente de la valentía y el compromiso de maestros y alumnos durante uno de los periodos más significativos de la historia mexicana. Su legado perdura como parte integral del tejido histórico de Torreón.