/ martes 13 de abril de 2021

La discriminaron y maltrataron por ser lesbiana

Gloriella Reyes cuenta cómo desde la niñez ha vivido diferentes experiencias negativas porque la sociedad la consideraba “anormal”

Torreón, Coahuila.- La vida de Gloriella Reyes Murillo no ha sido nada fácil desde que aceptó que era lesbiana. Se enfrentó desde la niñez a un mundo a que se ha rehusado a aceptar a homosexuales, mujeres lesbianas, personas bisexuales y transgéneros, lo que ha sido todo un camino doloroso.

Comenzó a vivir la violencia y discriminación por no ser igual a otras niñas de su edad, y ella prefirió a los seis años de vida el futbol que las muñecas.

A los nueve años, un niño de su cuadra siempre la insultaba. “Tenía una muy buena amiga y él siempre nos decía cuando nos veía ‘ahí vienen las niños’, así se expresaba de nosotras muy feo, entre otras cosas más que son groserías”.

Manifestó que esa situación desde pequeña, a pesar de que trataba de no hacerle caso o tomarlo en cuenta, la hacían sentir demasiado mal y “ahora que ya estoy en una edad madura, me pregunto por qué hay tanta gente que se atreve a lastimar y sobre todo a un niño”.

Con el paso del tiempo, su adolescencia fue prácticamente lo mismo: violencia y discriminación, hubo algo que la marcó tanto que recuerda las palabras que le dijo un señor mientras ella caminaba hacía su casa, luego de dejar a su novia.

“Me gritó que por qué no me moría, que yo debería estar muerta” y eso le quedó muy presente y solo tenía 15 años.

Ese día llegó llorando a su casa y le dijo en ese momento a su mamá que si hubiera estado en sus manos ella desearía ser “normal”.

Ahora tiene 39 años de edad y dijo que “yo no pedí ser así, nadie se atreve a estar en nuestros zapatos, nadie sabe lo que nosotros sufrimos y es un camino doloroso”, y recalcó que prácticamente ella es una persona normal, pero en ese momento no lo entendía.

Desde siempre su familia le brindó aceptación inmediata, su madre, su padre y sus dos hermanos menores, “me armé de valor, hablé con mi madre y le dije yo soy lesbiana, me gustan las mujeres y yo no quiero andar escondiéndome. Ella me dijo: ‘Ya lo sabía, solo quería que tú me lo dijeras’ y me abrazó”, relató.

Fue una aceptación total; “fue un momento muy bonito, porque eso no me lo esperaba”, aunque señaló que otros familiares no lo aceptaron, incluso, le hablaban a su madre para decirle que por qué aceptaba semejante aberración.

Respecto al trabajo ha tenido la fortuna de rodearse de personas maravillosas que la han aceptado y en el aspecto laboral no ha tenido discriminación por ser lesbiana.

A la Ingeniera Industrial de profesión la vida la ha llevado al mundo de la enfermería y también a ser emprendedora, pues tiene un negocio de serigrafía asociada con un amigo.

Su consejo es “hablar con la verdad, expresarse tal cual eres, aceptarte, quererte, amarte, porque para que una persona te ame debes amarte a ti misma, la primera persona que se debe aceptar eres tú y de ahí para adelante”.

Datos extras:

  • La discriminación que más se observa es el rechazo de los padres
  • Hoy en día Gloriella y su pareja viven una feliz relación desde hace 16 años

Torreón, Coahuila.- La vida de Gloriella Reyes Murillo no ha sido nada fácil desde que aceptó que era lesbiana. Se enfrentó desde la niñez a un mundo a que se ha rehusado a aceptar a homosexuales, mujeres lesbianas, personas bisexuales y transgéneros, lo que ha sido todo un camino doloroso.

Comenzó a vivir la violencia y discriminación por no ser igual a otras niñas de su edad, y ella prefirió a los seis años de vida el futbol que las muñecas.

A los nueve años, un niño de su cuadra siempre la insultaba. “Tenía una muy buena amiga y él siempre nos decía cuando nos veía ‘ahí vienen las niños’, así se expresaba de nosotras muy feo, entre otras cosas más que son groserías”.

Manifestó que esa situación desde pequeña, a pesar de que trataba de no hacerle caso o tomarlo en cuenta, la hacían sentir demasiado mal y “ahora que ya estoy en una edad madura, me pregunto por qué hay tanta gente que se atreve a lastimar y sobre todo a un niño”.

Con el paso del tiempo, su adolescencia fue prácticamente lo mismo: violencia y discriminación, hubo algo que la marcó tanto que recuerda las palabras que le dijo un señor mientras ella caminaba hacía su casa, luego de dejar a su novia.

“Me gritó que por qué no me moría, que yo debería estar muerta” y eso le quedó muy presente y solo tenía 15 años.

Ese día llegó llorando a su casa y le dijo en ese momento a su mamá que si hubiera estado en sus manos ella desearía ser “normal”.

Ahora tiene 39 años de edad y dijo que “yo no pedí ser así, nadie se atreve a estar en nuestros zapatos, nadie sabe lo que nosotros sufrimos y es un camino doloroso”, y recalcó que prácticamente ella es una persona normal, pero en ese momento no lo entendía.

Desde siempre su familia le brindó aceptación inmediata, su madre, su padre y sus dos hermanos menores, “me armé de valor, hablé con mi madre y le dije yo soy lesbiana, me gustan las mujeres y yo no quiero andar escondiéndome. Ella me dijo: ‘Ya lo sabía, solo quería que tú me lo dijeras’ y me abrazó”, relató.

Fue una aceptación total; “fue un momento muy bonito, porque eso no me lo esperaba”, aunque señaló que otros familiares no lo aceptaron, incluso, le hablaban a su madre para decirle que por qué aceptaba semejante aberración.

Respecto al trabajo ha tenido la fortuna de rodearse de personas maravillosas que la han aceptado y en el aspecto laboral no ha tenido discriminación por ser lesbiana.

A la Ingeniera Industrial de profesión la vida la ha llevado al mundo de la enfermería y también a ser emprendedora, pues tiene un negocio de serigrafía asociada con un amigo.

Su consejo es “hablar con la verdad, expresarse tal cual eres, aceptarte, quererte, amarte, porque para que una persona te ame debes amarte a ti misma, la primera persona que se debe aceptar eres tú y de ahí para adelante”.

Datos extras:

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  • Hoy en día Gloriella y su pareja viven una feliz relación desde hace 16 años

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