La ‘llegada’ de los reyes magos a México o, mejor dicho, a América se remonta hasta la época de la colonización. Los españoles trajeron una tradición cristiana a tierras nuevas donde buscaban que estas predominaran por sobre las costumbres politeístas.
Pero como en cada mezcla de costumbres y culturas, las tradiciones no se quedan como al principio, se van permeando con el folclore y la personalidad de la nueva cultura. Como ejemplo tenemos la navidad, que llegó siendo una tradición solemne que conmemoraba el nacimiento de Jesús, a su llegada a tierras americanas se combinó con tradiciones locales que involucraban el canto y la danza, para terminar siendo una especie de fiesta que reúne a la familia, donde se canta, baila y ríe.
El seis de enero también es una fecha marcada en el calendario de muchos mexicanos, muchas veces marca el último festejo antes de regresar a la rutina del trabajo o escuela.
En esta celebración el humor no está exento. Es común escuchar, o ver, los cambios de nombre que se le hacen a los reyes guiados por la estrella hacia Belén. Pasan de Melchor, Gaspar y Baltazar, a Malechor, Gastar y Basaltar. Convirtiéndose en burlas a actitudes o acciones con el hurto, muchas veces estos nombres son replicados en redes para referirse a algún personaje de la vida pública.
El día de reyes para los niños de ciertas partes de la república representa el momento en que podrán abrir los regalos que ‘los santos reyes’ les trajeron. La tradición marca que cada niño debe escribir una carta a los Reyes Magos donde detallen el juguete que les gustaría recibir. En algunos hogares mexicanos se suele dejar junto a la ventana los zapatos con un poco de paja para dar de comer a los animales que traerían a los Reyes. Para la mañana siguiente lo más pequeños suelen levantarse muy temprano para darse cuenta de que la paja ya no está y que el calzado está colmado de los regalos, lo que los llena de ilusión y alegría.
En otros estados la tradición es distinta, y los regalos se abren desde Navidad. El día de reyes es cuando se parte y comparte la rosca en familia, muchas veces acompañado de un champurrado, atole, o con un vaso de refresco.
El momento más esperado para chicos y grandes suele ser cuando se parte la rosca, no porque esta sea deliciosa, o que sea un momento sumamente especial, simplemente representa el momento en que se sabrá ‘a quién le toco el monito’. Cada rebanada es acompañada de una gran expectación al buscar en el pan una figura de plástico que te convierte en el padrino que tendrá que dar tamales el dos de febrero. Chicos y grandes reciben su pedazo y dicen con alegría si el ‘monito’ les tocó o no.
Esta fiesta no es solo importante para los más pequeños que aún rebozan de ilusión por un juguete, también los adultos le han dado su propio significado con el conocido Guadalupe-Reyes.
Que no es más que un maratón de fiestas que comienza el 12 de diciembre, día de la virgen, y termina el 6 de enero del siguiente año con el Día de los reyes. En el inter se pasa por nochebuena, Navidad y año nuevo, celebraciones que reúnen a la familia para pasar un momento de alegría.
Y así como celebraciones, de origen religioso, se convierten en fiestas que por momentos dejan de lado la espiritualidad y se concentran en pasar un momento de felicidad. No solo pasa con el día de los ‘santos reyes’ también con Navidad, año nuevo, cumpleaños, bautizos, primeras comuniones. Todo evento importante es digno de celebrarse a lo grande, con música, comida, pirotecnia y bebida (de las que más te gusten), es parte de la cultura del mexicano.
La celebración y el folclore es tal, que se cambian los significados, como convertir el día de la virgen en el inicio de un maratón fiestero que dura 25 días, y el día que se conmemora la epifanía de los Reyes en la culminación del maratón Guadalupe-Reyes.
Dando ejemplo de que el mexicano ‘pone su toque’ a cada celebración, ya sea con la gastronomía y música, o simplemente cambiando el nombre de los reyes, que asistieron para adorar a Jesús, por Malechor, Gastar y Basaltar.
