En la esquina de la Avenida Morelos y Calle Cepeda, justo frente a la Plaza de Armas en el Centro de Torreón, se alza un testigo silente de la historia lagunera: el Edificio Esparza. Este edificio, erigido en 1952 en reemplazo de una estructura anterior, ha sido testigo de la evolución de la ciudad a lo largo de los años.
Originalmente concebido como un complejo de departamentos con la planta baja destinada al comercio, el Edificio Esparza adquirió una relevancia especial en 1957. En conmemoración del quincuagésimo aniversario de Torreón como ciudad, las autoridades y el comercio local decidieron celebrar erigiendo un monumento distintivo en la esquina del edificio. Este monumento, conocido como "La Antorcha de la Amistad", era un imponente anuncio luminoso de neón que simbolizaba el progreso lagunero.
Este faro de luz llevaba consigo mensajes como "50 Años, Jubileo de Oro" y más tarde "Bienvenidos Visitantes, Feliz Estancia". Su esplendor y significado se volvieron emblemáticos para la comunidad, pero lamentablemente, con el pasar de los años, la Antorcha de la Amistad fue descuidada y, en la década de 1980, retirada durante la ampliación del Edificio Esparza.
Los negocios que ocuparon la planta baja del edificio, como el recordado "Los Globos" y "El Mago de los Relojes", forman parte de la nostalgia colectiva de los habitantes de Torreón.
Sin embargo, el destino del Edificio Esparza tomaría un giro inesperado. En 1980, se tomó la decisión de expandir el edificio, agregándole cinco pisos adicionales con la intención de convertirlo en un elegante hotel. Desafortunadamente, la crisis económica, tanto a nivel nacional como en la industria de la construcción, impidió la finalización del proyecto.
Este episodio marcó el comienzo de la leyenda del "Edificio que nunca pudo terminarse", convirtiéndose en un símbolo del declive económico que afectó a la región. La mayoría de la gente olvidó el nombre del Edificio Esparza, pero para algunos, representa un recordatorio de los desafíos que enfrentó Torreón en esa época.
La esperanza persiste entre quienes anhelan ver completada la construcción algún día y que un nuevo monumento, igual o mejor que la Antorcha de la Amistad, ilumine nuevamente el corazón de la ciudad. La historia del Edificio Esparza y la Antorcha de la Amistad sigue viva en la memoria de aquellos que han sido testigos de su evolución a lo largo de los años.
