Torreón, México - En una nostálgica remembranza, los aficionados al fútbol en Torreón evocan la era dorada del Estadio Corona, apodado 'La Casa del Dolor Ajeno', que se ganó su reputación como una cancha difícil y el escenario del crecimiento del Club Santos Laguna.
El último recuerdo data del 1 de noviembre de 2009, cuando el 'Coloso de Las Carolinas' presenció el último partido de los Guerreros en su antiguo hogar. Miles de laguneros abarrotaron el estadio para despedirse de lo que había sido su santuario futbolístico.
El adversario en ese memorable partido fue los Pumas de la Universidad Nacional, y el enfrentamiento culminó con un empate 1-1. Matías Vuoso dejó una huella imborrable al anotar el último gol en el viejo Corona.
La despedida se llenó de emoción y simbolismo, con fuegos artificiales y el apagón de las luces, marcando el inicio de la demolición del estadio. El 'Coloso de Las Carolinas' era famoso por sus partidos a las 16:00 horas, bajo el sofocante calor, lo que, aunque incómodo, creaba una experiencia especial tanto para los seguidores del equipo local como para los visitantes.
A lo largo de su historia, el Estadio Corona albergó seis finales de fútbol, una en la Segunda División "B" y cinco en la Primera División. El Santos Laguna se coronó campeón en tres de estas cinco finales del máximo circuito, con victorias en el Invierno de 1996, el Verano de 2001 y el Clausura 2008.
La demolición del antiguo Estadio Corona comenzó el 2 de noviembre de 2009, y en cuestión de días, solo quedó un terreno vacío, un recordatorio tangible de lo que alguna vez fue.
Si bien el 'Coloso de Las Carolinas' es recordado con nostalgia por lo que representó, su demolición allanó el camino para la modernidad representada por el TSM, el Estadio TSM Corona, la nueva casa del Santos Laguna.
En cuanto a la especulación sobre el destino del antiguo Estadio Corona después de su demolición, surgieron rumores de que se convertiría en un supermercado. Sin embargo, el lugar permanece vacío y desprovisto de cualquier construcción, convirtiéndose en un punto de depósito de basura. Las únicas reliquias que quedan son las rejas en el característico color verde del Santos Laguna, un vestigio del pasado futbolístico que sigue vivo en la memoria de los aficionados.
