/ jueves 11 de abril de 2024

Río Babel | El debate

El primer debate a la presidencia de la república nos quedó a deber. Como espectadores y lo que es peor, como ciudadanos de un país que urge rescatar. A los primeros minutos de iniciado este encuentro ya quería apagar la televisión, extrañaba a Diego Fernández de Cevallos y me hacía con tristeza una pregunta: ¿tengo que votar por una de estas tres opciones? Como dice el clásico: la caballada está muy flaca.

Pero bueno vamos por partes. Por un lado, tuvimos una desastrosa producción del INE. Es cierto ellos contratan a una casa productora como explicó la consejera, Carla Humphrey, pero como organizadores de la fiesta la responsabilidad de este mal producto recae en el Instituto Electoral. Los ciudadanos padecimos un mail audio, un pésimo manejo de cámaras, un mal formato. Vaya ni el reloj funcionaba.

Lo único destacable fueron los moderadores Denise Maerker y Manuel López San Martín. Ambos conductores fueron imparciales, sobrios, nunca quisieron ser los protagonistas de este evento. Mención aparte merece el hecho de que ambos rechazaron el pago de 150 mil que el INE tenía presupuestado para cada uno de ellos por el trabajo realizado.

En el rubro de la conducción destacó sobre todo la figura de Denise Maerker, quien se convirtió en tendencia en las redes sociales tras terminar el debate porque muchos la proponían para ser mejor ella la candidata a la presidencia.

Ahora vamos con las candidatas y el candidato. Xóchitl Gálvez perdió la oportunidad de dañar la imagen de su principal contrincante. Tenía los datos, pero no los supo aprovechar. Como en el fútbol era suya y la dejó ir. No debemos olvidar que el que perdona pierde y sobre todo cuando se tiene el tiempo en contra.

El formato del debate no es lo de ella, siempre se le vio incomoda, a pesar de traer varias “bombas” para dañar la imagen de la candidata de Morena nunca supo como detonarlas. Ahora si que haciendo honor al equipo de sus amores Xóchitl Gálvez la cruz azuleó.

Por su parte Claudia Sheinbaum no se salió del guion. Fue redundante en sus conceptos para que se grabaran en el inconsciente del electorado. Así repitió muchas veces las palabras neoliberalismo, pueblo, vaya los argumentos que le han funcionado a las 4T. Aunque se vio molesta cuando fue cuestionada por los temas de corrupción, los hijos del presidente, el colegio Rébsamen, la línea 12 del metro, nunca explotó. Se contuvo y eso fue su mayor logro. Mantener la ventaja y por ende el marcador a su favor.

De Máynez, como le dicen desde chiquito no vale la pena ni hablar, sólo comentar que los memes por su sonrisa estuvieron muy divertidos.

El domingo 28 de abril será el segundo debate y tal vez una última llamada a Xóchitl Gálvez, porque lo que vimos el domingo no movió en nada las encuestas y en lo personal sólo me llevó a una conclusión: pobre México, que pobreza de candidatas y candidato.

El primer debate a la presidencia de la república nos quedó a deber. Como espectadores y lo que es peor, como ciudadanos de un país que urge rescatar. A los primeros minutos de iniciado este encuentro ya quería apagar la televisión, extrañaba a Diego Fernández de Cevallos y me hacía con tristeza una pregunta: ¿tengo que votar por una de estas tres opciones? Como dice el clásico: la caballada está muy flaca.

Pero bueno vamos por partes. Por un lado, tuvimos una desastrosa producción del INE. Es cierto ellos contratan a una casa productora como explicó la consejera, Carla Humphrey, pero como organizadores de la fiesta la responsabilidad de este mal producto recae en el Instituto Electoral. Los ciudadanos padecimos un mail audio, un pésimo manejo de cámaras, un mal formato. Vaya ni el reloj funcionaba.

Lo único destacable fueron los moderadores Denise Maerker y Manuel López San Martín. Ambos conductores fueron imparciales, sobrios, nunca quisieron ser los protagonistas de este evento. Mención aparte merece el hecho de que ambos rechazaron el pago de 150 mil que el INE tenía presupuestado para cada uno de ellos por el trabajo realizado.

En el rubro de la conducción destacó sobre todo la figura de Denise Maerker, quien se convirtió en tendencia en las redes sociales tras terminar el debate porque muchos la proponían para ser mejor ella la candidata a la presidencia.

Ahora vamos con las candidatas y el candidato. Xóchitl Gálvez perdió la oportunidad de dañar la imagen de su principal contrincante. Tenía los datos, pero no los supo aprovechar. Como en el fútbol era suya y la dejó ir. No debemos olvidar que el que perdona pierde y sobre todo cuando se tiene el tiempo en contra.

El formato del debate no es lo de ella, siempre se le vio incomoda, a pesar de traer varias “bombas” para dañar la imagen de la candidata de Morena nunca supo como detonarlas. Ahora si que haciendo honor al equipo de sus amores Xóchitl Gálvez la cruz azuleó.

Por su parte Claudia Sheinbaum no se salió del guion. Fue redundante en sus conceptos para que se grabaran en el inconsciente del electorado. Así repitió muchas veces las palabras neoliberalismo, pueblo, vaya los argumentos que le han funcionado a las 4T. Aunque se vio molesta cuando fue cuestionada por los temas de corrupción, los hijos del presidente, el colegio Rébsamen, la línea 12 del metro, nunca explotó. Se contuvo y eso fue su mayor logro. Mantener la ventaja y por ende el marcador a su favor.

De Máynez, como le dicen desde chiquito no vale la pena ni hablar, sólo comentar que los memes por su sonrisa estuvieron muy divertidos.

El domingo 28 de abril será el segundo debate y tal vez una última llamada a Xóchitl Gálvez, porque lo que vimos el domingo no movió en nada las encuestas y en lo personal sólo me llevó a una conclusión: pobre México, que pobreza de candidatas y candidato.