/ lunes 27 de noviembre de 2023

“Miel”, la perrita llena de garrapatas que se comía su cola, pero que volvió a brillar como sus ojos

Fue rescatada del patio de una “vivienda” en Monterreal de Torreón

Torreón, Coahuila. – “Miel”, llamada así por el hermoso color y brillo de sus ojos, es una perra de la raza Braco de Weimar o Weimaraner, que estaba a punto de morir, infectada de garrapatas y que por hambre se comía su propia cola.

Hace dos años, un habitante de la colonia Monterreal no soportó más su llanto, se asomó al patio de los vecinos para saber qué estaba pasando y se percató de la cruel situación.

Y es que la mascota se encontraba en completo abandono, desnutrida y con evidencia de maltrato por omisión de cuidados, como desnutrición y con ácaros por todos lados que se alimentaban de ella.

El caso llegó a Lucy Zapien, una lagunera dedicada al rescate de este tipo de animales, quien le devolvió las ganas de vivir.

“Como muchos perros, se encontraba abandonada en lo que se suponía que era su hogar y con quienes se suponía que eran su familia, que debían procurar su bienestar, donde tenía que recibir cariño, pero no fue así”.

Hoy vive feliz, luego de que fue adoptada y esterilizada. / Foto: cortesía | Lucy Zapien

“Pero fue echada al patio, como a muchos los dejan en las azoteas y calles o los amarran en las cocheras, expuestos al sol y al frío, sin agua, sin comida y con cientos de garrapatas comiéndose los vivos”.

“Un día uno de sus vecinos no aguantó más su llanto, asomó su cabeza al patio y el panorama con el que se topó fue desgarrador. Estaba prácticamente en los huesos, infestada de garrapatas por todo su cuerpo y cabeza, y lo más triste y preocupante es que ella, debido al hambre que sentía, comenzó a comerse su propia cola”.

Lucy acudió al domicilio y describió que, desde que la vio, la mirada de la perrita gritaba auxilio, por lo que entre el vecino y ella la sacaron del infierno.

Ese día comenzó un proceso, de alimentación, hidratación, amor y cuidados veterinarios para prácticamente revivirla, y a través de un proceso disfrutar de la felicidad junto a una joven, de nombre Ana Tersa, que la adoptó.

“Tengo aproximadamente 12 años de ser rescatista y puedo decir que muchas veces he pensado dejar todo porque es desgastante a título emocional no poder ayudarlos a todos”.

“La llamé ´Miel´ por el hermoso color de sus ojos. Hoy vive feliz, luego de que fue adoptada, está esterilizada y quedó atrás su sufrimiento”.

Torreón, Coahuila. – “Miel”, llamada así por el hermoso color y brillo de sus ojos, es una perra de la raza Braco de Weimar o Weimaraner, que estaba a punto de morir, infectada de garrapatas y que por hambre se comía su propia cola.

Hace dos años, un habitante de la colonia Monterreal no soportó más su llanto, se asomó al patio de los vecinos para saber qué estaba pasando y se percató de la cruel situación.

Y es que la mascota se encontraba en completo abandono, desnutrida y con evidencia de maltrato por omisión de cuidados, como desnutrición y con ácaros por todos lados que se alimentaban de ella.

El caso llegó a Lucy Zapien, una lagunera dedicada al rescate de este tipo de animales, quien le devolvió las ganas de vivir.

“Como muchos perros, se encontraba abandonada en lo que se suponía que era su hogar y con quienes se suponía que eran su familia, que debían procurar su bienestar, donde tenía que recibir cariño, pero no fue así”.

Hoy vive feliz, luego de que fue adoptada y esterilizada. / Foto: cortesía | Lucy Zapien

“Pero fue echada al patio, como a muchos los dejan en las azoteas y calles o los amarran en las cocheras, expuestos al sol y al frío, sin agua, sin comida y con cientos de garrapatas comiéndose los vivos”.

“Un día uno de sus vecinos no aguantó más su llanto, asomó su cabeza al patio y el panorama con el que se topó fue desgarrador. Estaba prácticamente en los huesos, infestada de garrapatas por todo su cuerpo y cabeza, y lo más triste y preocupante es que ella, debido al hambre que sentía, comenzó a comerse su propia cola”.

Lucy acudió al domicilio y describió que, desde que la vio, la mirada de la perrita gritaba auxilio, por lo que entre el vecino y ella la sacaron del infierno.

Ese día comenzó un proceso, de alimentación, hidratación, amor y cuidados veterinarios para prácticamente revivirla, y a través de un proceso disfrutar de la felicidad junto a una joven, de nombre Ana Tersa, que la adoptó.

“Tengo aproximadamente 12 años de ser rescatista y puedo decir que muchas veces he pensado dejar todo porque es desgastante a título emocional no poder ayudarlos a todos”.

“La llamé ´Miel´ por el hermoso color de sus ojos. Hoy vive feliz, luego de que fue adoptada, está esterilizada y quedó atrás su sufrimiento”.

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