Torreón, Coahuila.- Mientras que los concesionarios del transporte urbano defienden su petición de incremento de 11 a 15 pesos en la tarifa unitaria general de pasaje, al argumentar principalmente importantes alzas que se han dado en el precio de los combustibles y en los gastos de mantenimiento de sus unidades, los usuarios coinciden en rechazar de manera generalizada y tajante el pretendido ajuste, pues lo consideran injustificado al cuestionar la calidad y eficiencia del servicio que reciben, además de que advierten que, de concretarse, será un duro golpe para la economía de las familias torreonenses de la clase trabajadora.
En tanto, la regidora Ana María Batancourt Favela, presidenta de la Comisión de Vialidad y Movilidad Urbana del Cabildo de Torreón, opina que ante lo que pretenden los concesionarios, los ediles deben actuar con responsabilidad y buscar un equilibrio en caso de que se tenga que autorizar algún aumento, pues “para nosotros lo más importante son los usuarios”.
Recordó que la petición de incremento que con todas sus justificaciones se presentó el pasado mes de diciembre, hasta ahora continúa bajo el análisis de la Dirección de Vialidad y Movilidad Urbana, cuya conclusión en su oportunidad será turnada a la comisión que ella preside a fin de establecer el dictamen en los términos que mejor correspondan a la realidad que vive el transporte pero sin desatender la postura y las voces de los ciudadanos.
De acuerdo con Betancourt, es muy difícil que la nueva tarifa de pasaje en las rutas urbanas pueda llegar a fijarse en 15 pesos. Aunque aclaró que el análisis detallado aún está por agotarse “veremos si se puede llegar a eso o no, ya que también tenemos que pensar en los usuarios”.
“No es justo”, “es demasiado”, “no se justifica”, “el servicio es de mala calidad” y “el trato que los choferes dan a la gente no es el adecuado”, son sólo algunas de las expresiones que se recogieron en voz de usuarios cotidianos de los autobuses que cubren las rutas urbanas de Torreón, entre ellos la ama de casa María Esther Caldera Guerrero, el jubilado Tereso Jesús Domínguez, la estudiante Italia García, la trabajadora Silvia Gaytán y Francisca Escareño, ama de casa, quienes además coinciden que cubrir el costo del servicio de transporte representa para sus familias una de las principales cargas económicas que son ineludibles, por lo que cualquier ajuste a la alza siempre les afectará.
JUSTIFICACIÓN
El cada vez más elevado costo del diésel y la depreciación del peso frente al dólar, divisa en la que se tasan los precios de las refacciones necesarias para reparar y darle el mantenimiento a los autobuses, son algunos de los factores que más golpean la rentabilidad de la actividad que desarrollan los transportistas que, poco o nada pueden hacer al respecto al mantenerse sujetos a una tarifa controlada, que mucho se ha rezagado durante años. Así lo plantea el concesionario José Ángel Cuéllar, quien refiere que bajo esas condiciones, quienes se dedican a ofrecer servicio de transporte urbano, lejos de tener un buen negocio prácticamente están subsistiendo dentro de un ámbito en el que incluso ya hay algunas rutas que se encuentran en la quiebra, mientras que los eventuales ajustes a las tarifas de pasaje siempre son sujetas a criterios e intereses políticos.
