/ domingo 10 de febrero de 2019

Edificios históricos aún de pie continúan contando la historia de la ciudad

Desde sencillas y modestas construcciones, con el ladrillo de color anaranjado y duradero, en la actualidad sobreviven ejemplares centenarios

Torreón es abundante en edificios con gran valor histórico y arquitectónico, lo más común en la arquitectura de ladrillo que tiene la ciudad son los arcos rebajados.

La oportunidad económica que ofreció la economía algodonera, aunada a la instalación del ferropuerto en Torreón, incrementó la necesidad de bienes y servicios. Con el aumento de la población, las necesidades también aumentaron y prácticamente entre 1890 y 1910 abundaron las casas, edificios e inmuebles con los materiales más elementales y a la mano en la región: adobe, ladrillo y madera.

De esa manera, las primeras construcciones de Torreón fueron hechas de esos materiales. Los modelos arquitectónicos utilizados tuvieron como referencia a las construcciones del sur de los Estados Unidos dada la cercanía comercial y cultural con esa zona, conectada a través del ferrocarril. Al principio, ante la falta de producción local de ladrillos, éstos se importaron de otras poblaciones del país, como Saltillo o Monterrey; pero también, por la facilidad de transporte ferrocarrilero, directo de los Estados Unidos.

Al poco tiempo, y dada la demanda local, se hizo rentable abrir empresas productoras de ladrillo. Tal fue el caso de la Fábrica Ladrillera en Torreón, que inició con un capital de 25 mil pesos. El Gobierno del Estado de Coahuila decretó la autorización a dicha fábrica el 11 de febrero de 1889. Tal inicio, bien puede considerarse como la primera ladrillera que se instaló en toda forma en la ciudad de Torreón.

El 28 de noviembre de 1902 autorizó la Ladrillera de San Pedro. Para el siguiente año, el 9 de septiembre de 1903, incentivó fiscalmente la fábrica de Ladrillos en Matamoros. A partir de entonces se empezaron a construir numerosas casas habitación de toda índole, desde sencillas y modestas construcciones, con el ladrillo más barato, de color anaranjado y tan duradero que incluso en la actualidad sobreviven ejemplares centenarios de esas construcciones.

Así, numerosas casas tienen fachada de ladrillo, otras solo se limitan a pequeños detalles a alrededor de puertas y ventanas.

Un ejemplo es el edificio ubicado en la calle Galeana y Ocampo, el construido en 1922 para dar lugar a la escuela Amado Nervo, se trata de una construcción de ladrillo anaranjado, con salones grandes y que actualmente alberga al Instituto Estatal de Capacitación y Actualización Magisterial (IECAM). Una más es la vivienda ubicada en avenida Escobedo 219, la cual data de 1913.

Aunque en los años treinta surgieron nuevos estilos y materiales, todavía se llegaron a construir inmuebles de ladrillo desde finales del siglo XIX.

Algunas de las escuelas emblemáticas de Torreón fueron hechas con ladrillo: la escuela Benito Juárez, construida en 1907, cuenta con una espléndida fachada de ladrillo amarillento. Aunque el edificio ha sufrido modificaciones, se mantiene en términos generales la fuerte estructura y la fachada de ladrillo.

Las construcciones de principios de siglo XX, emplearon materiales adecuados al clima de la región, extremadamente seco y caluroso. Esto llevó a plantear alturas dobles y muros muy gruesos hechos de adobón. El grosor de los muros permitía aislar el calor, además de que el adobe resultó ser un material térmico.

Torreón es abundante en edificios con gran valor histórico y arquitectónico, lo más común en la arquitectura de ladrillo que tiene la ciudad son los arcos rebajados.

La oportunidad económica que ofreció la economía algodonera, aunada a la instalación del ferropuerto en Torreón, incrementó la necesidad de bienes y servicios. Con el aumento de la población, las necesidades también aumentaron y prácticamente entre 1890 y 1910 abundaron las casas, edificios e inmuebles con los materiales más elementales y a la mano en la región: adobe, ladrillo y madera.

De esa manera, las primeras construcciones de Torreón fueron hechas de esos materiales. Los modelos arquitectónicos utilizados tuvieron como referencia a las construcciones del sur de los Estados Unidos dada la cercanía comercial y cultural con esa zona, conectada a través del ferrocarril. Al principio, ante la falta de producción local de ladrillos, éstos se importaron de otras poblaciones del país, como Saltillo o Monterrey; pero también, por la facilidad de transporte ferrocarrilero, directo de los Estados Unidos.

Al poco tiempo, y dada la demanda local, se hizo rentable abrir empresas productoras de ladrillo. Tal fue el caso de la Fábrica Ladrillera en Torreón, que inició con un capital de 25 mil pesos. El Gobierno del Estado de Coahuila decretó la autorización a dicha fábrica el 11 de febrero de 1889. Tal inicio, bien puede considerarse como la primera ladrillera que se instaló en toda forma en la ciudad de Torreón.

El 28 de noviembre de 1902 autorizó la Ladrillera de San Pedro. Para el siguiente año, el 9 de septiembre de 1903, incentivó fiscalmente la fábrica de Ladrillos en Matamoros. A partir de entonces se empezaron a construir numerosas casas habitación de toda índole, desde sencillas y modestas construcciones, con el ladrillo más barato, de color anaranjado y tan duradero que incluso en la actualidad sobreviven ejemplares centenarios de esas construcciones.

Así, numerosas casas tienen fachada de ladrillo, otras solo se limitan a pequeños detalles a alrededor de puertas y ventanas.

Un ejemplo es el edificio ubicado en la calle Galeana y Ocampo, el construido en 1922 para dar lugar a la escuela Amado Nervo, se trata de una construcción de ladrillo anaranjado, con salones grandes y que actualmente alberga al Instituto Estatal de Capacitación y Actualización Magisterial (IECAM). Una más es la vivienda ubicada en avenida Escobedo 219, la cual data de 1913.

Aunque en los años treinta surgieron nuevos estilos y materiales, todavía se llegaron a construir inmuebles de ladrillo desde finales del siglo XIX.

Algunas de las escuelas emblemáticas de Torreón fueron hechas con ladrillo: la escuela Benito Juárez, construida en 1907, cuenta con una espléndida fachada de ladrillo amarillento. Aunque el edificio ha sufrido modificaciones, se mantiene en términos generales la fuerte estructura y la fachada de ladrillo.

Las construcciones de principios de siglo XX, emplearon materiales adecuados al clima de la región, extremadamente seco y caluroso. Esto llevó a plantear alturas dobles y muros muy gruesos hechos de adobón. El grosor de los muros permitía aislar el calor, además de que el adobe resultó ser un material térmico.

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