Torreón, Coahuila.- Diversos organismos tanto del orden público como las ONG’s han señalado que la violencia de pareja se disparó hasta en más de un 100 por ciento durante la pandemia y aún más, después de la etapa más difícil de la emergencia sanitaria ante el confinamiento
La violencia de pareja es un problema social y de salud pública que aqueja a la población en general, pues de la pareja derivan las familias que son la base de nuestra sociedad. Diversos estudios han documentado los efectos negativos a corto y largo plazo de la violencia de pareja, tanto a nivel físico como psicológico.
Laura Francisca Aguilar Tabares, diputada local de Morena en el Congreso del estado de Coahuila, dijo que por ejemplo, en Coahuila, a la reapertura de actividades y juzgados después del confinamiento de la pandemia, para el mes de junio del año pasado, la estadística en divorcios aumentó un 20 por ciento, pasando de mil 500 solicitudes de divorcio a un promedio de mil 800. De acuerdo a datos proporcionados por el Centro de Justicia para mujeres, el Congreso del Estado de Coahuila y agrupaciones como INCIDE FEMME, se trata de un tema social que tiene graves repercusiones en todos los rubros.
“Por otra parte, la intervención para las víctimas está centrada en promover la protección, la autoestima y el empoderamiento. Si bien esta modalidad de intervención puede ser la indicada cuando la violencia se emplea como un mecanismo para ejercer control sobre la víctima, existen otras modalidades de intervención en casos de violencia, incluida la terapia de pareja”.
“Algunas de las razones para justificar la terapia de pareja en casos de violencia es que el maltrato empieza en la violencia situacional de la pareja que ocurre generalmente en contextos de los patrones de interacción que alguno de los dos considera sano o normal cuando no lo es y la otra parte lo permite. La violencia de este modo escala hasta convertirse en un grave problema que envuelve a más de un integrante de la familia”.
“Debemos entender la violencia como algo inherente a la conducta humana, donde al convivir periódicamente los individuos forman una secuencia de violencia que si no es tratada tiende a escalar, pues cualquier persona puede llegar a ser violento en diferentes modalidades o manifestaciones. En muchas ocasiones, las parejas quieren resolver sus problemas, pero no saben cómo, la tendencia nacional apunta que los mexicanos estamos casándonos menos y divorciándonos más. Pero hay quienes se preguntan cómo evitar ser parte de esa estadística, o en caso contrario, cómo detectar si lo más sano es dar ese paso”.
