/ domingo 5 de septiembre de 2021

Bosque, Alameda y Plaza de Armas en tiempos de Covid-19

Ventas bajaron 50 por ciento durante la contingencia



Torreón, Coahuila.- Como es tradición, cada fin de semana cientos de familias llegan a los principales espacios públicos de Torreón para pasar un rato agradable y disfrutar con sus seres queridos.

Desde temprano, los trabajadores de ´Jugos y Licuados Lety´ inician su jornada laboral para vender sus productos.

“Tenemos más de 45 años con el negocio, de aquí dependemos dos familias. Sí bajó mucho la venta por la pandemia, yo creo que se llegó a vender menos de la mitad en el tiempo de mayor crisis.

“Ahorita ya se ha estado recuperando, si vemos que vienen más gente y también vemos que traen su cubrebocas, lo que nos da más seguridad”, dijo Alejandra, una de las colaboradoras.

Alejandro Caldera y su esposa Martha Rincón llegaron acompañados de sus dos hijos, Roberto y Martha de ocho y seis años, respectivamente, para disfrutar del Bosque.

“Llegamos hace rato y pensamos estar aquí hasta más tarde. Trajimos a los niños a jugar, ya les hacía falta luego de tanto encierro. Trajimos una pizza para comer y se nos hace un lugar seguro ya que está al aire libre. Todos traemos nuestro cubrebocas y cada que vienen los niños les ponemos su gel antibacterial. Pienso que está muy tranquilo, no hay tanta gente y el lugar está muy limpio”.

Marlene atiende el quiosco que se ubica justo en medio de la Alameda Zaragoza, el cual está abierto desde las 10:00 y cierra a las 20:00 horas.

“Ha estado muy tranquilo. Ahorita está calmado, la gente empieza a llegar más tarde que baja el sol. Las ventas si llegaron a bajar a la mitad por la contingencia y pues nos pegó muy fuerte eso a todos los que dependeremos de aquí, somos como 10 personas.

“Últimamente sí ha venido más gente, ya hay más confianza para pasear y si están respetando el uso del cubrebocas”.

Martín Ayala lleva 20 años vendiendo hot-dogs y dijo que la Alameda llegó a estar “muerta” durante la pandemia.

“No había nada, absolutamente nada de gente. Mi esposa y yo pensamos seriamente en cerrar, pero tuvimos que aguantar porque esto es lo que nos gusta. Y aquí seguimos, no nos rajamos y sí ya hay más gente, pero hubo un tiempo en que la Alameda estuvo muerta”.

En este lugar, de forma frecuente el Ayuntamiento lleva actividades culturales como la presentación de la Banda de Música del Municipio.

Don Raúl y su esposa Blanca, de 71 y 68 años de edad, acuden todos los domingos a caminar por la Plaza de Armas y luego se sientan en una de las bancas para descansar.

“Vivimos aquí cerca y siempre venimos un rato. Creo que es un lugar seguro y aunque no hay muchas cosas que hacer, te entretienes caminando o aquí sentado viendo pasar a la gente. Ya lo que no he visto son los bailes que antes se hacían, supongo que es por el Covid-19. Yo le quiero pedir a todos los que vengan que hagan caso de las medidas que nos recomiendan las autoridades, es importante seguirnos cuidando”.

Lo que no puede faltar es la tradicional agua celis y las que más se vende es la de limón.

“Primero se le exprime el limón y luego ya se le pone el agua gaseosa con un poco de hielo más su popote. Tiene un costo de 20 y 30 pesos, dependiendo del tamaño del vaso. Eso es lo que más se nos vende, junto con los duros con salsa, son muy pedidos por la gente.

“Sí nos pegó lo de la pandemia. Somos dos familias las que aquí atendemos y que dependemos de este puesto. Yo creo que a la mitad bajaron las ventas, sí nos afectó muchísimo. Ahorita ya la situación está mejor, pero los seguimos invitando a que vengan a pasear a la Plaza de Armas”, comentó Bertha, una de las trabajadoras.

En los tres espacios públicos no hay autoridades vigilando la portación del cubrebocas, pero la gran mayoría de los asistentes cumple con esta medida de prevención.




Torreón, Coahuila.- Como es tradición, cada fin de semana cientos de familias llegan a los principales espacios públicos de Torreón para pasar un rato agradable y disfrutar con sus seres queridos.

Desde temprano, los trabajadores de ´Jugos y Licuados Lety´ inician su jornada laboral para vender sus productos.

“Tenemos más de 45 años con el negocio, de aquí dependemos dos familias. Sí bajó mucho la venta por la pandemia, yo creo que se llegó a vender menos de la mitad en el tiempo de mayor crisis.

“Ahorita ya se ha estado recuperando, si vemos que vienen más gente y también vemos que traen su cubrebocas, lo que nos da más seguridad”, dijo Alejandra, una de las colaboradoras.

Alejandro Caldera y su esposa Martha Rincón llegaron acompañados de sus dos hijos, Roberto y Martha de ocho y seis años, respectivamente, para disfrutar del Bosque.

“Llegamos hace rato y pensamos estar aquí hasta más tarde. Trajimos a los niños a jugar, ya les hacía falta luego de tanto encierro. Trajimos una pizza para comer y se nos hace un lugar seguro ya que está al aire libre. Todos traemos nuestro cubrebocas y cada que vienen los niños les ponemos su gel antibacterial. Pienso que está muy tranquilo, no hay tanta gente y el lugar está muy limpio”.

Marlene atiende el quiosco que se ubica justo en medio de la Alameda Zaragoza, el cual está abierto desde las 10:00 y cierra a las 20:00 horas.

“Ha estado muy tranquilo. Ahorita está calmado, la gente empieza a llegar más tarde que baja el sol. Las ventas si llegaron a bajar a la mitad por la contingencia y pues nos pegó muy fuerte eso a todos los que dependeremos de aquí, somos como 10 personas.

“Últimamente sí ha venido más gente, ya hay más confianza para pasear y si están respetando el uso del cubrebocas”.

Martín Ayala lleva 20 años vendiendo hot-dogs y dijo que la Alameda llegó a estar “muerta” durante la pandemia.

“No había nada, absolutamente nada de gente. Mi esposa y yo pensamos seriamente en cerrar, pero tuvimos que aguantar porque esto es lo que nos gusta. Y aquí seguimos, no nos rajamos y sí ya hay más gente, pero hubo un tiempo en que la Alameda estuvo muerta”.

En este lugar, de forma frecuente el Ayuntamiento lleva actividades culturales como la presentación de la Banda de Música del Municipio.

Don Raúl y su esposa Blanca, de 71 y 68 años de edad, acuden todos los domingos a caminar por la Plaza de Armas y luego se sientan en una de las bancas para descansar.

“Vivimos aquí cerca y siempre venimos un rato. Creo que es un lugar seguro y aunque no hay muchas cosas que hacer, te entretienes caminando o aquí sentado viendo pasar a la gente. Ya lo que no he visto son los bailes que antes se hacían, supongo que es por el Covid-19. Yo le quiero pedir a todos los que vengan que hagan caso de las medidas que nos recomiendan las autoridades, es importante seguirnos cuidando”.

Lo que no puede faltar es la tradicional agua celis y las que más se vende es la de limón.

“Primero se le exprime el limón y luego ya se le pone el agua gaseosa con un poco de hielo más su popote. Tiene un costo de 20 y 30 pesos, dependiendo del tamaño del vaso. Eso es lo que más se nos vende, junto con los duros con salsa, son muy pedidos por la gente.

“Sí nos pegó lo de la pandemia. Somos dos familias las que aquí atendemos y que dependemos de este puesto. Yo creo que a la mitad bajaron las ventas, sí nos afectó muchísimo. Ahorita ya la situación está mejor, pero los seguimos invitando a que vengan a pasear a la Plaza de Armas”, comentó Bertha, una de las trabajadoras.

En los tres espacios públicos no hay autoridades vigilando la portación del cubrebocas, pero la gran mayoría de los asistentes cumple con esta medida de prevención.


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