Un sismo de magnitud 4.1 despertó a los habitantes de la Región Carbonífera de Coahuila esta mañana. El temblor, con epicentro a 97 kilómetros al oeste de Múzquiz, no provocó daños ni lesionados.
El movimiento telúrico se registró a las 5:23 horas de este miércoles, según información del Servicio Sismológico Nacional (SSN). El susto se apoderó de los habitantes, quienes reportaron haber sentido el temblor en Múzquiz, Sabinas, Nueva Rosita y Acuña, entre otras localidades.
Afortunadamente, hasta el momento no se han reportado personas lesionadas ni daños materiales de importancia. Las autoridades de Protección Civil han realizado recorridos por la zona para verificar la situación y descartar cualquier riesgo.
Ante este tipo de eventos, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) recomienda mantener la calma y evitar rumores o noticias falsas. La información oficial debe obtenerse únicamente a través de canales confiables, como las autoridades de Protección Civil.
¿Qué hacer ante un sismo?
En caso de un sismo, es importante realizar una revisión del hogar en busca de posibles daños, evitar encender cerillos o velas hasta descartar fugas de gas y estar alerta ante posibles réplicas. También se recomienda contar con un plan de protección civil familiar, realizar simulacros de evacuación y tener preparada una mochila de emergencia.
¿Cuál fue el terremoto más fuerte registrado en México?
La ubicación geográfica de México lo coloca en una zona de alta actividad sísmica. A lo largo de su historia, el país ha enfrentado diversos terremotos que han dejado huella en la memoria colectiva. Aunque eventos como los ocurridos en 1985 y 2017 son recordados por su devastación, no han sido los de mayor magnitud en el territorio nacional.
El sismo más potente registrado en México tuvo lugar el 28 de marzo de 1787, con epicentro en Oaxaca y una magnitud de 8.6. Este evento histórico, junto con otros estudios realizados, señala la posibilidad de enfrentar situaciones similares en el futuro, especialmente en la Brecha de Guerrero, donde existe potencial geológico para terremotos de gran magnitud.
A pesar de la magnitud de un sismo, su impacto en infraestructura y edificaciones puede variar. Los terremotos de 1985 y 2017, aunque de magnitudes diferentes, causaron devastación en la Ciudad de México y dejaron lecciones importantes sobre preparación y prevención ante desastres naturales.
