/ lunes 19 de febrero de 2024

La tradición de Don Lalo: 30 años vendiendo 'lonchecitos' en la Comarca Lagunera

No deja morir una dulce tradición que inició hace 30 años

Hace alrededor de 30 años que don Lalo comenzó a salir en su automóvil Chevrolet 1949 a vender por tabaretes, tiendas y dulcerías los tradicionales lonchecitos, deliciosas y suaves galletas con azúcar y de color rojizo muy conocidas en la Comarca Lagunera; es ahora lo que hace para continuar solventando gastos y sobre todo, sintiéndose útil.

Entre él y su esposa los preparan y don Lalo sale a las calles ahora en un triciclo para venderlos por diferentes colonias de la ciudad de Torreón; la receta viene de su suegra, quien muy joven tuvo que emprender para poder sacar adelante a su única hija, Luz María de León, esposa de Eduardo Núñez y quien le transmitió el gusto por estas delicias, pero además le compartió esta idea de negocio que ayudó a su madre a salir adelante con una hija desde muy joven.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Pero los lonchecitos son actualmente una opción para él con el cual se puede sentir útil y seguir generando ingresos, ya que en su juventud se dedicó a la música y tuvo amplia trayectoria en la región y otras partes del país; es una tradición familiar que no solo heredó él, si no que también transmitió a sus 4 hijos.

También realizaba modelos para la fundición y laboró para una importante industria lagunera pero después se independizó e instaló un taller propio dónde por años practicó el modelismo de este tipo, mientras sacaba adelante a su familia y se presentaba en bailes, fiestas o todo tipo de eventos con su grupo musical, con el cual tuvo diferentes etapas.

DEDICÓ SU VIDA A LA MÚSICA

“Mi papá fue músico y ahí tengo el violín que usaba mi padre; cuando él tenía 10 años se murió su tío que era violinista, entonces la tía agarró el violín y le dijo ten a ver si te enseñas a tocar como tu tío y mi padre se enseñó, fue músico hasta que murió aquí en Torreón en el año de 76 y desde entonces el violín está conmigo, de ahí viene todo”, recordó.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Fueron en total cinco hermanos, de ellos cuatro fueron músicos y se hacían llamar Hermanos Núñez; era la época de las caravanas musicales, donde los grupos locales y foráneos iban de ciudad en ciudad alegrando los bailes y eventos, por lo que se repartían para amenizar en distintos lugares.

Don Lalo tuvo varios grupos, siendo el primero Lalo Núñez y su Conjunto; con los cambios de músicos también evolucionaba el nombre por lo que luego llegó Lalo Núñez y sus Tres Ideales, después Lalo Núñez y los Nuevos Ideales, Lalo Núñez y sus Compositores, ya que él y sus compañeros fueron de los fundadores de la Asociación de Autores y Compositores. Otros nombres fueron Lalo Núñez y su Grupo, Lalo Núñez y su Show, para luego formar el último que fue Lalo Núñez y Familia.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Éste lo conformó con sus cuatro hijos quienes desde pequeños mostraron su gusto y aptitudes para la música. “El más chiquito tenía cuatro años apenas cuando lo metí al grupo y tocaba unas maracas, también traía su panderito; cuando era una polka tocaba el panderito y cuando era un bolero, pues agarrar las maracas, luego el güiro para las cumbias. Otro tenía ocho y los demás eran adolescentes”.

En su etapa de músico compuso más de 30 canciones; tiene más de 60 en su poder pero aproximadamente la mitad o más son de su autoría, el resto son de los compañeros que tuvo en diferentes grupos pero ya ninguno se encuentra con vida.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

“Mi más grande pasión siempre fue la música, desde muy chiquillo hacía mis guitarras de cartón y les ponía ligas como cuerdas y tocaba yo; luego la batería eran botes y después terminé tocando como 10 instrumentos en total”, comentó don Lalo.

El ahora conocido como “el señor de los lonchecitos”, domina el acordeón, bajosexto, violín, arpa, batería, bajo, tololoche, guitarra, mandolina, contrabajo y algunos tipos de percusiones. Vive con sus recuerdos no solo en la mente sino en cada rincón de su hogar y de los mejores, son las tardes y noches de tocar con sus amigos y su familia.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

ATESORA SUS RECUERDOS

Para Eduardo Núñez sus recuerdos son tesoros invaluables, irrepetibles e irremplazables; desde discos de acetato, recortes de periódico antiguos, cientos de fotografías, carteles, envases, instrumentos, diplomas, reconocimientos, aparatos reproductores de música de cada época que le ha tocado vivir, prendas y muchas cosas más son las que guarda en su rincón del recuerdo.

Éste es uno de los lugares preferidos de don Lalo en su vivienda de la calzada Río Bravo en la colonia Zacatecas, cerca del conocido cerro de las Noas en Torreón; en este lugar vive aún con su esposa Lucita, como la llama de cariño y es ahí mismo donde ambos se dedican por las tardes a elaborar los tradicionales lonchecitos.

Esta receta de familia los llevó desde hace años a emprender un negocio en común que les ha brindado la posibilidad de salir adelante sobre todo ahora que ambos son mayores. Él tiene 76 años y ella 71, pero aún tienen energía para trabajar, apoyar a sus 4 hijos, recordar a la pequeña Luz María que está en el cielo (hija que murió al poco tiempo de haber nacido) y para disfrutar a sus 6 nietos, algunos de ellos ya independientes y otros pequeños aún.

Su casa es sin duda un museo de vivencias y aventuras, una galería de recuerdos y un túnel del tiempo mágico para el señor Núñez, su familia y todos los que tengan la fortuna de ser invitados a recorrer ese increíble lugar; ahí mismo, tuvo su rinconcito para trabajar en los modelos para la fundición antes de abrir el taller y ahora, es el sitio donde se elaboran los ricos lonchecitos que vende por la ciudad.

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UN HOMBRE DE TRABAJO Y ESFUERZO

Ya sólo sale dos días a la semana y así lo decidió después de pasar por la pandemia, un tiempo que fue muy duro para ellos como para muchas familias. Los hijos de Lalo han tratado de hacerlo desistir y que a estas alturas deje de trabajar; pero todo lo que hace lo mantiene feliz, se siente útil, productivo, no se aburre y puede generar ingresos.

“Hay mucha gente que me conoce y también esto me mantiene vivo; salgo a las calles y ando por diferentes rutas y mucha gente ya me espera para comprarme pero también platico con mucha gente y eso me hace sentir mejor”, dijo.

Acude a una ruta diferentes cada día que sale a vender y visita diversas colonias de como San Joaquín, la Victoria, 20 de noviembre, Maclovio Herrera, la Rosita, Eugenio Aguirre Benavides, El Arenal, Ana, Antigua Aceitera, Vencedora, Nueva Aurora, Luis Echeverría, Vicente Guerrero, Braulio Fernández, Santiago Ramírez, Lázaro Cárdenas y algunas rutas ya las abandonó por los cambios en las calles de la ciudad y por los riesgos que representa.

Sus hijos le han dicho que deje de trabajar, pero se siente con fuerza. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Cuando Lalo y Lucita tuvieron la idea de comenzar a hacer algo para generar ingresos y mantenerse ocupados, realizaron los primeros paquetes de lonchecitos para vender y fue Lalo a ofrecerlos a tabaretes de diferentes colonias donde por su oficio de músico, tenía gran cantidad de conocidos; en todos le compraron varias bolsas para revenderlos y así siguieron haciendo pedidos, luego comenzó a venderlos en dulcerías.

Cargaba las cajas llenas de bolsas con lonchecitos en el interior de su vehículo; luego le adaptó un equipo de sonido con altavoz para perifonear por las colonias. Con el tiempo se quedó sin automóvil y por la facilidad para moverlo y por economía decidió comprar un triciclo donde también trae bocina y micrófono para ir por las calles ofreciendo su delicioso producto que de verdad es un manjar y una bolsita nunca será suficiente.

Hace alrededor de 30 años que don Lalo comenzó a salir en su automóvil Chevrolet 1949 a vender por tabaretes, tiendas y dulcerías los tradicionales lonchecitos, deliciosas y suaves galletas con azúcar y de color rojizo muy conocidas en la Comarca Lagunera; es ahora lo que hace para continuar solventando gastos y sobre todo, sintiéndose útil.

Entre él y su esposa los preparan y don Lalo sale a las calles ahora en un triciclo para venderlos por diferentes colonias de la ciudad de Torreón; la receta viene de su suegra, quien muy joven tuvo que emprender para poder sacar adelante a su única hija, Luz María de León, esposa de Eduardo Núñez y quien le transmitió el gusto por estas delicias, pero además le compartió esta idea de negocio que ayudó a su madre a salir adelante con una hija desde muy joven.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Pero los lonchecitos son actualmente una opción para él con el cual se puede sentir útil y seguir generando ingresos, ya que en su juventud se dedicó a la música y tuvo amplia trayectoria en la región y otras partes del país; es una tradición familiar que no solo heredó él, si no que también transmitió a sus 4 hijos.

También realizaba modelos para la fundición y laboró para una importante industria lagunera pero después se independizó e instaló un taller propio dónde por años practicó el modelismo de este tipo, mientras sacaba adelante a su familia y se presentaba en bailes, fiestas o todo tipo de eventos con su grupo musical, con el cual tuvo diferentes etapas.

DEDICÓ SU VIDA A LA MÚSICA

“Mi papá fue músico y ahí tengo el violín que usaba mi padre; cuando él tenía 10 años se murió su tío que era violinista, entonces la tía agarró el violín y le dijo ten a ver si te enseñas a tocar como tu tío y mi padre se enseñó, fue músico hasta que murió aquí en Torreón en el año de 76 y desde entonces el violín está conmigo, de ahí viene todo”, recordó.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Fueron en total cinco hermanos, de ellos cuatro fueron músicos y se hacían llamar Hermanos Núñez; era la época de las caravanas musicales, donde los grupos locales y foráneos iban de ciudad en ciudad alegrando los bailes y eventos, por lo que se repartían para amenizar en distintos lugares.

Don Lalo tuvo varios grupos, siendo el primero Lalo Núñez y su Conjunto; con los cambios de músicos también evolucionaba el nombre por lo que luego llegó Lalo Núñez y sus Tres Ideales, después Lalo Núñez y los Nuevos Ideales, Lalo Núñez y sus Compositores, ya que él y sus compañeros fueron de los fundadores de la Asociación de Autores y Compositores. Otros nombres fueron Lalo Núñez y su Grupo, Lalo Núñez y su Show, para luego formar el último que fue Lalo Núñez y Familia.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Éste lo conformó con sus cuatro hijos quienes desde pequeños mostraron su gusto y aptitudes para la música. “El más chiquito tenía cuatro años apenas cuando lo metí al grupo y tocaba unas maracas, también traía su panderito; cuando era una polka tocaba el panderito y cuando era un bolero, pues agarrar las maracas, luego el güiro para las cumbias. Otro tenía ocho y los demás eran adolescentes”.

En su etapa de músico compuso más de 30 canciones; tiene más de 60 en su poder pero aproximadamente la mitad o más son de su autoría, el resto son de los compañeros que tuvo en diferentes grupos pero ya ninguno se encuentra con vida.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

“Mi más grande pasión siempre fue la música, desde muy chiquillo hacía mis guitarras de cartón y les ponía ligas como cuerdas y tocaba yo; luego la batería eran botes y después terminé tocando como 10 instrumentos en total”, comentó don Lalo.

El ahora conocido como “el señor de los lonchecitos”, domina el acordeón, bajosexto, violín, arpa, batería, bajo, tololoche, guitarra, mandolina, contrabajo y algunos tipos de percusiones. Vive con sus recuerdos no solo en la mente sino en cada rincón de su hogar y de los mejores, son las tardes y noches de tocar con sus amigos y su familia.

Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

ATESORA SUS RECUERDOS

Para Eduardo Núñez sus recuerdos son tesoros invaluables, irrepetibles e irremplazables; desde discos de acetato, recortes de periódico antiguos, cientos de fotografías, carteles, envases, instrumentos, diplomas, reconocimientos, aparatos reproductores de música de cada época que le ha tocado vivir, prendas y muchas cosas más son las que guarda en su rincón del recuerdo.

Éste es uno de los lugares preferidos de don Lalo en su vivienda de la calzada Río Bravo en la colonia Zacatecas, cerca del conocido cerro de las Noas en Torreón; en este lugar vive aún con su esposa Lucita, como la llama de cariño y es ahí mismo donde ambos se dedican por las tardes a elaborar los tradicionales lonchecitos.

Esta receta de familia los llevó desde hace años a emprender un negocio en común que les ha brindado la posibilidad de salir adelante sobre todo ahora que ambos son mayores. Él tiene 76 años y ella 71, pero aún tienen energía para trabajar, apoyar a sus 4 hijos, recordar a la pequeña Luz María que está en el cielo (hija que murió al poco tiempo de haber nacido) y para disfrutar a sus 6 nietos, algunos de ellos ya independientes y otros pequeños aún.

Su casa es sin duda un museo de vivencias y aventuras, una galería de recuerdos y un túnel del tiempo mágico para el señor Núñez, su familia y todos los que tengan la fortuna de ser invitados a recorrer ese increíble lugar; ahí mismo, tuvo su rinconcito para trabajar en los modelos para la fundición antes de abrir el taller y ahora, es el sitio donde se elaboran los ricos lonchecitos que vende por la ciudad.

➡️ Entérate de todo lo que está pasando en La Laguna directo en tu celular. Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp.

UN HOMBRE DE TRABAJO Y ESFUERZO

Ya sólo sale dos días a la semana y así lo decidió después de pasar por la pandemia, un tiempo que fue muy duro para ellos como para muchas familias. Los hijos de Lalo han tratado de hacerlo desistir y que a estas alturas deje de trabajar; pero todo lo que hace lo mantiene feliz, se siente útil, productivo, no se aburre y puede generar ingresos.

“Hay mucha gente que me conoce y también esto me mantiene vivo; salgo a las calles y ando por diferentes rutas y mucha gente ya me espera para comprarme pero también platico con mucha gente y eso me hace sentir mejor”, dijo.

Acude a una ruta diferentes cada día que sale a vender y visita diversas colonias de como San Joaquín, la Victoria, 20 de noviembre, Maclovio Herrera, la Rosita, Eugenio Aguirre Benavides, El Arenal, Ana, Antigua Aceitera, Vencedora, Nueva Aurora, Luis Echeverría, Vicente Guerrero, Braulio Fernández, Santiago Ramírez, Lázaro Cárdenas y algunas rutas ya las abandonó por los cambios en las calles de la ciudad y por los riesgos que representa.

Sus hijos le han dicho que deje de trabajar, pero se siente con fuerza. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Cuando Lalo y Lucita tuvieron la idea de comenzar a hacer algo para generar ingresos y mantenerse ocupados, realizaron los primeros paquetes de lonchecitos para vender y fue Lalo a ofrecerlos a tabaretes de diferentes colonias donde por su oficio de músico, tenía gran cantidad de conocidos; en todos le compraron varias bolsas para revenderlos y así siguieron haciendo pedidos, luego comenzó a venderlos en dulcerías.

Cargaba las cajas llenas de bolsas con lonchecitos en el interior de su vehículo; luego le adaptó un equipo de sonido con altavoz para perifonear por las colonias. Con el tiempo se quedó sin automóvil y por la facilidad para moverlo y por economía decidió comprar un triciclo donde también trae bocina y micrófono para ir por las calles ofreciendo su delicioso producto que de verdad es un manjar y una bolsita nunca será suficiente.

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