/ martes 30 de mayo de 2023

El éxodo y el calvario de los migrantes por cumplir el sueño americano

Miles son las voces, las historias de los migrantes que recorren nuestro país, nuestra región

Por mi familia, por mi esposa Adriana y Santiago, mi hijo; por mi papá y mi mamá, por ellos estoy saliendo, no tanto por mí, porque yo soy hombre y puedo luchar solo y también porque el gobierno de allá nos tiene jodidos a nosotros”. Nos dice Andrés Mora tras participar en el décimo segundo aniversario del Centro de Día para Migrantes ”Jesús Torres”.

Miles son las voces, las historias de los migrantes que recorren nuestro país, nuestra región, como la de Andrés Mora, que relata los motivos del porque decidió recorrer la peligrosa travesía desde Venezuela, mientras muestra la camiseta estampada con la foto de su hijo y esposa, que le fue obsequiada para festejar el pasado día del padre.

Te puede interesar: INM obliga a migrantes a firmar su auto expulsión del país

Ha sido un camino muy complicado para Andrés, desde el momento en el que tomo la difícil decisión de separarse de una familia con la que comparte un gran amor y unión, e iniciar un viaje en el que se ha enfrentado de todo, desde el hambre y peligro de viajar sujetado de un tren, hasta la frustración de haber sido detenido por más de 20 horas en la ciudad de Veracruz por su condición de inmigrante: “No podemos viajar en el expreso, ni en el bus, tenemos que ir en un tren en una vía y es peligroso para todos nosotros, están buscando que nos pase algo, aguantamos frío, calor, maltrato de la gente, que a veces se sube a la gente, y ¿Cómo hacemos? Y voy a seguir hasta que Dios me diga hasta aquí ya, mientras Dios me de fuerza y salud voy pa´lante”.

Al igual que Andrés, Gregoria Velázquez es parte de un grupo de migrantes venezolanos que se han conocido en el transcurso del viaje que inicio hace poco más de un mes, y ahora más que compañeros, se nombran hermanos, por todas las dificultades que han pasado en el trayecto y han logrado salir adelante, “la situación es muy ruda, en lo económico, si hay trabajo, pero no buen pago, es muy difícil para comprar comida para comprar todo, las necesidades, no cubre el sueldo las necesidades.” Gregoria tiene la fortuna de poder viajar con su pareja, y tener un poco más de protección y seguridad, que bien pudiera servir de poco si les tocara ser separados por autoridades migratorias, como han sido separadas cientos de familias a lo largo del país.

Esta y otras problemáticas que enfrentan los inmigrantes que cruzan la región, son escuchadas y canalizadas en centros de ayuda humanitaria como lo es el “Centro de día para migrantes Jesús Torres”, donde se ofrece alimento, ropa, regaderas, primeros auxilios, camas para descanso, llamadas telefónicas y ayuda médica y psicológica, así como asesoría legal y de derechos humanos. Este centro opera a base voluntariado y de donativos que se reciben por parte de la población y de algunas instituciones de la comarca lagunera.

Osvaldo Valenzuela, encargado de asuntos migratorios dentro del Centro de día para migrantes, comenta que el flujo de inmigrantes ha aumentado considerablemente en los últimos meses, sobre todo provenientes de Venezuela, debido a la situación tan complicada que se vive en ese país: “ahora en mayo se incrementó muchísimo más el número de personas, en un 30 o 40%, siguen viniendo de Honduras, Guatemala y El Salvador, pero el número que más se incrementó en un porcentaje enorme es de personas Venezolanas”.

En el marco del 12º aniversario del centro, se celebró una misa de acción de gracias a cargo del padre Ignacio Wong, donde se reconoció el esfuerzo de todo el voluntariado y de la sociedad lagunera que ha brindado su apoyo y donativo para que se siga brindando apoyo a quienes siguen en la búsqueda de lograr el anhelado “sueño americano”. Como parte del festejo se inauguraron un par de salas de atención y habitaciones para el voluntariado que ahí labora día con día.

Se proyecta ampliar el horario de atención del centro y lograr a mediando plazo que se convierta un albergue en su totalidad, por ello piden el apoyo de la ciudadanía e instituciones para que el centro siga creciendo, “Se atienden entre 40 y 50 personas migrantes al día, en un número importante, se necesitan botellas de agua, alimentos no perecederos, medicamento, enlatados, artículos de higiene personal, es de lo que más se requiere aquí en el centro”, señalo Osvaldo Valenzuela.

De las principales denuncias que reciben de los inmigrantes son los constantes abusos de poder que sufren por parte de migración y de autoridades policiales en todo el país, y el mensaje es contundente, lo único que buscan, es llegar a los estados unidos para lograr una mejor calidad de vida: “Nosotros necesitamos permisos para pasar por el país, que anteriormente nos daban en Tapachula, necesitamos dos semanas, para comprar pasaje y seguir adelante, no es justo que lo devuelvan a uno y nos quiten celulares y dinero, nos dicen que les demos doscientos pesos o nos devuelven, que nos regresen a Venezuela, ellos saben que deportaciones a Venezuela no hay, que nos dejen avanzar, porque la meta es llegar a la frontera y pasar todos, y les digo si nos devuelven diez veces, diez veces nos vamos a meter caminando de nuevo, somos venezolanos y somos así. Nosotros somos trabajadores y lo que queremos es seguir nuestro rumbo”, y como este llamado de Mikel Acosta, se unen cientos y miles de voces que piden que los dejen pasar libres, para poder salir adelante y ser un sustento para sus familias.

Por mi familia, por mi esposa Adriana y Santiago, mi hijo; por mi papá y mi mamá, por ellos estoy saliendo, no tanto por mí, porque yo soy hombre y puedo luchar solo y también porque el gobierno de allá nos tiene jodidos a nosotros”. Nos dice Andrés Mora tras participar en el décimo segundo aniversario del Centro de Día para Migrantes ”Jesús Torres”.

Miles son las voces, las historias de los migrantes que recorren nuestro país, nuestra región, como la de Andrés Mora, que relata los motivos del porque decidió recorrer la peligrosa travesía desde Venezuela, mientras muestra la camiseta estampada con la foto de su hijo y esposa, que le fue obsequiada para festejar el pasado día del padre.

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Ha sido un camino muy complicado para Andrés, desde el momento en el que tomo la difícil decisión de separarse de una familia con la que comparte un gran amor y unión, e iniciar un viaje en el que se ha enfrentado de todo, desde el hambre y peligro de viajar sujetado de un tren, hasta la frustración de haber sido detenido por más de 20 horas en la ciudad de Veracruz por su condición de inmigrante: “No podemos viajar en el expreso, ni en el bus, tenemos que ir en un tren en una vía y es peligroso para todos nosotros, están buscando que nos pase algo, aguantamos frío, calor, maltrato de la gente, que a veces se sube a la gente, y ¿Cómo hacemos? Y voy a seguir hasta que Dios me diga hasta aquí ya, mientras Dios me de fuerza y salud voy pa´lante”.

Al igual que Andrés, Gregoria Velázquez es parte de un grupo de migrantes venezolanos que se han conocido en el transcurso del viaje que inicio hace poco más de un mes, y ahora más que compañeros, se nombran hermanos, por todas las dificultades que han pasado en el trayecto y han logrado salir adelante, “la situación es muy ruda, en lo económico, si hay trabajo, pero no buen pago, es muy difícil para comprar comida para comprar todo, las necesidades, no cubre el sueldo las necesidades.” Gregoria tiene la fortuna de poder viajar con su pareja, y tener un poco más de protección y seguridad, que bien pudiera servir de poco si les tocara ser separados por autoridades migratorias, como han sido separadas cientos de familias a lo largo del país.

Esta y otras problemáticas que enfrentan los inmigrantes que cruzan la región, son escuchadas y canalizadas en centros de ayuda humanitaria como lo es el “Centro de día para migrantes Jesús Torres”, donde se ofrece alimento, ropa, regaderas, primeros auxilios, camas para descanso, llamadas telefónicas y ayuda médica y psicológica, así como asesoría legal y de derechos humanos. Este centro opera a base voluntariado y de donativos que se reciben por parte de la población y de algunas instituciones de la comarca lagunera.

Osvaldo Valenzuela, encargado de asuntos migratorios dentro del Centro de día para migrantes, comenta que el flujo de inmigrantes ha aumentado considerablemente en los últimos meses, sobre todo provenientes de Venezuela, debido a la situación tan complicada que se vive en ese país: “ahora en mayo se incrementó muchísimo más el número de personas, en un 30 o 40%, siguen viniendo de Honduras, Guatemala y El Salvador, pero el número que más se incrementó en un porcentaje enorme es de personas Venezolanas”.

En el marco del 12º aniversario del centro, se celebró una misa de acción de gracias a cargo del padre Ignacio Wong, donde se reconoció el esfuerzo de todo el voluntariado y de la sociedad lagunera que ha brindado su apoyo y donativo para que se siga brindando apoyo a quienes siguen en la búsqueda de lograr el anhelado “sueño americano”. Como parte del festejo se inauguraron un par de salas de atención y habitaciones para el voluntariado que ahí labora día con día.

Se proyecta ampliar el horario de atención del centro y lograr a mediando plazo que se convierta un albergue en su totalidad, por ello piden el apoyo de la ciudadanía e instituciones para que el centro siga creciendo, “Se atienden entre 40 y 50 personas migrantes al día, en un número importante, se necesitan botellas de agua, alimentos no perecederos, medicamento, enlatados, artículos de higiene personal, es de lo que más se requiere aquí en el centro”, señalo Osvaldo Valenzuela.

De las principales denuncias que reciben de los inmigrantes son los constantes abusos de poder que sufren por parte de migración y de autoridades policiales en todo el país, y el mensaje es contundente, lo único que buscan, es llegar a los estados unidos para lograr una mejor calidad de vida: “Nosotros necesitamos permisos para pasar por el país, que anteriormente nos daban en Tapachula, necesitamos dos semanas, para comprar pasaje y seguir adelante, no es justo que lo devuelvan a uno y nos quiten celulares y dinero, nos dicen que les demos doscientos pesos o nos devuelven, que nos regresen a Venezuela, ellos saben que deportaciones a Venezuela no hay, que nos dejen avanzar, porque la meta es llegar a la frontera y pasar todos, y les digo si nos devuelven diez veces, diez veces nos vamos a meter caminando de nuevo, somos venezolanos y somos así. Nosotros somos trabajadores y lo que queremos es seguir nuestro rumbo”, y como este llamado de Mikel Acosta, se unen cientos y miles de voces que piden que los dejen pasar libres, para poder salir adelante y ser un sustento para sus familias.

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