En el corazón de la colonia Zapalinamé, en Saltillo, un suceso excepcional ha capturado la atención y la devoción de sus residentes: la misteriosa aparición de la silueta de la Virgen de Guadalupe en una hoja de papel. Este hallazgo, considerado por muchos como un verdadero milagro, ha desatado el asombro en la comunidad y se ha convertido en un emotivo símbolo de fe.
El extraordinario acontecimiento tuvo lugar en una tienda de abarrotes de la mano de la señora Oralia Morales y su familia. Mientras realizaban labores de arreglo y pintura en la tiendita, un papel que accidentalmente cayó al suelo reveló, al recogerlo, el contorno de la imagen venerada de la Virgen de Guadalupe.
La señora Oralia Morales compartió con emoción el descubrimiento: "Vimos que tenía una huella como de humedad, pero al verlo bien, tenía grabada la imagen de la virgen María". Este fenómeno inesperado se convirtió de inmediato en un objeto de devoción para la familia Morales, quienes decidieron colocar la hoja de papel en un altar improvisado, acompañándola con una veladora.
Devotos de la Virgen han señalado con admiración la presencia de pliegues que evocan los característicos rayos de luz asociados con las apariciones de la Virgen de Guadalupe. La noticia se ha esparcido rápidamente, atrayendo a curiosos y creyentes por igual. Vecinos y conocidos se han congregado para presenciar y compartir este conmovedor suceso.
Aunque interpretaciones pueden variar, el evento ha logrado unir a la comunidad en un vínculo de fe y emoción compartida. Más allá de las explicaciones científicas que sugieren la pareidolia como una posible causa, el acontecimiento destaca la capacidad de la espiritualidad para unir a las personas en torno a lo que consideran un regalo divino.
Este episodio en la colonia Zapalinamé resalta la complejidad de la percepción humana y la diversidad de creencias que moldean las interpretaciones de eventos extraordinarios. La aparición de la Virgen de Guadalupe en una hoja de papel ha dejado una marca indeleble en la comunidad de Saltillo, recordándonos la capacidad de lo sagrado para manifestarse en lo cotidiano.
