/ jueves 30 de noviembre de 2023

Depresión navideña y otros problemas de salud mental en diciembre

Factores como la soledad y la ausencia familiar son identificados en estudios canadienses como estresantes comunes durante las festividades

El periodo navideño, con su atmósfera de reuniones familiares y reflexión, puede ser motivo de calidez y gratitud para muchos. Sin embargo, para algunos, la presión de cumplir con expectativas elevadas puede desencadenar tensiones, ansiedad y estrés.

La Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) destaca que las festividades pueden generar estrés en ciertas personas, especialmente cuando se enfrentan a tensiones familiares, soledad, añoranzas, pérdidas o problemas económicos preexistentes.

El mes de diciembre, según el especialista del Úneme-Capa, experimenta un aumento del 30% en trastornos como depresión y ansiedad, agravado por el consumo de alcohol y sustancias nocivas.

Factores como la soledad (40%) y la ausencia familiar (38%) son identificados en estudios canadienses como estresantes comunes durante las festividades. La presión social, exaltada por mensajes publicitarios y campañas, contribuye a la percepción de que todos deben experimentar felicidad y armonía familiar, intensificando la melancolía navideña.

¿Navidad causa depresión y suicidios?

Contrario a la creencia popular, no existe una correlación significativa entre la depresión, el suicidio y las celebraciones navideñas. Estudios indican que las tasas de depresión y suicidio disminuyen durante los meses festivos, elevándose en primavera. Se ha observado un efecto rebote posterior a las festividades, donde las personas vulnerables experimentan descompensación.

La "depresión navideña", aunque no reconocida oficialmente, se describe como un estado temporal de tristeza y melancolía al finalizar el año. Si persiste más de dos semanas y se asocia con síntomas como pérdida de interés en actividades placenteras, podría evolucionar hacia un Trastorno Afectivo Estacional (TAE).

El TAE, vinculado a la falta de luz solar en invierno, afecta la producción de serotonina y melatonina, neurotransmisores clave en la regulación del ánimo y el sueño. Este fenómeno, más que asociarse directamente a la Navidad, podría relacionarse con la estación invernal.

Ante síntomas persistentes, es crucial buscar el apoyo de profesionales de la salud mental para abordar los desafíos emocionales, recordando que la comprensión y el cuidado son esenciales en estas temporadas cargadas de emociones encontradas.

El periodo navideño, con su atmósfera de reuniones familiares y reflexión, puede ser motivo de calidez y gratitud para muchos. Sin embargo, para algunos, la presión de cumplir con expectativas elevadas puede desencadenar tensiones, ansiedad y estrés.

La Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) destaca que las festividades pueden generar estrés en ciertas personas, especialmente cuando se enfrentan a tensiones familiares, soledad, añoranzas, pérdidas o problemas económicos preexistentes.

El mes de diciembre, según el especialista del Úneme-Capa, experimenta un aumento del 30% en trastornos como depresión y ansiedad, agravado por el consumo de alcohol y sustancias nocivas.

Factores como la soledad (40%) y la ausencia familiar (38%) son identificados en estudios canadienses como estresantes comunes durante las festividades. La presión social, exaltada por mensajes publicitarios y campañas, contribuye a la percepción de que todos deben experimentar felicidad y armonía familiar, intensificando la melancolía navideña.

¿Navidad causa depresión y suicidios?

Contrario a la creencia popular, no existe una correlación significativa entre la depresión, el suicidio y las celebraciones navideñas. Estudios indican que las tasas de depresión y suicidio disminuyen durante los meses festivos, elevándose en primavera. Se ha observado un efecto rebote posterior a las festividades, donde las personas vulnerables experimentan descompensación.

La "depresión navideña", aunque no reconocida oficialmente, se describe como un estado temporal de tristeza y melancolía al finalizar el año. Si persiste más de dos semanas y se asocia con síntomas como pérdida de interés en actividades placenteras, podría evolucionar hacia un Trastorno Afectivo Estacional (TAE).

El TAE, vinculado a la falta de luz solar en invierno, afecta la producción de serotonina y melatonina, neurotransmisores clave en la regulación del ánimo y el sueño. Este fenómeno, más que asociarse directamente a la Navidad, podría relacionarse con la estación invernal.

Ante síntomas persistentes, es crucial buscar el apoyo de profesionales de la salud mental para abordar los desafíos emocionales, recordando que la comprensión y el cuidado son esenciales en estas temporadas cargadas de emociones encontradas.

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