El Trastorno de Pica es una condición poco conocida, pero profundamente impactante que afecta a aquellos que lo padecen. Este trastorno, clasificado como un Trastorno de la Conducta Alimentaria y de la Ingestión de Alimentos, se caracteriza por la ingestión persistente de sustancias que carecen de valor nutritivo y no son alimentos en el sentido convencional. Entre las sustancias que se ingieren en casos de Pica se encuentran gis, resistol, tierra, plástico, agujas, jabón, madera, pelo, papel, heces, metal, barniz de uñas, entre otras.
Según "El manual de los Criterios Diagnósticos DSM-5", se diagnostica el Trastorno de Pica cuando la ingesta de sustancias no nutritivas persiste durante al menos un mes y puede comenzar en la infancia o adolescencia. Esta conducta puede tener serias implicaciones para la salud, ya que conlleva un alto riesgo de toxicidad debido a las sustancias ingeridas.
El origen del Trastorno de Pica, en la mayoría de los casos, tiene raíces psicológicas, y a menudo se relaciona con la falta de un vínculo adecuado entre el cuidador y el niño. Se ha observado que los niños que carecen de ciertos nutrientes o tienen deficiencias nutricionales pueden recurrir a la ingesta de sustancias no nutritivas, como el gis, como una forma instintiva de compensar la falta de minerales esenciales como calcio, zinc y hierro, lo que activa los receptores de recompensa en el cerebro que generan un deseo de consumo.
El Trastorno de Pica también puede estar relacionado con la exposición a eventos traumáticos y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Las personas que lo padecen suelen recurrir a la ingesta de sustancias no nutritivas como una forma de afrontar la ansiedad y el estrés insoportables. Sin embargo, la conducta de Pica puede ser adictiva, lo que significa que, a medida que avanza la enfermedad, se necesita cada vez más material para lograr el mismo efecto calmante.
Una característica común del Trastorno de Pica es que, al principio, aquellos que lo padecen tienden a ocultar sus conductas alimentarias a medida que sienten la hostilidad y la evasión de sus amigos y familiares, al igual que ocurre en otros trastornos alimentarios y adicciones. Este trastorno también puede ser particularmente preocupante en ciertos grupos, como mujeres embarazadas, personas con esquizofrenia, niños con autismo o discapacidad intelectual, quienes enfrentan un riesgo aún mayor.
La palabra "pica" hace referencia a un ave cuyo comportamiento de anidación y cortejo implica que pareciera estar comiendo tierra. En un inicio, este trastorno se asoció con los comportamientos de estas aves, de ahí su nombre.
En México, no existen estadísticas epidemiológicas disponibles sobre la prevalencia del Trastorno de Pica, lo que subraya la importancia de prestar atención a la alimentación de los niños y de fomentar el apego y la relación madre-hijo.
Para prevenir este trastorno, se recomienda fomentar la lactancia materna y brindar alimentos con amor y calidez para fortalecer el vínculo entre la madre y el bebé, lo que contribuirá al desarrollo de un apego seguro.
Las consecuencias físicas del Trastorno de Pica pueden ser graves y, en términos de relaciones familiares, sociales y de pareja, el impacto es profundo. Es esencial contar con un equipo multidisciplinario para monitorear y tratar la alimentación de la persona afectada, además de asistir a psicoterapia con profesionales especializados en Trastornos de la Alimentación. Este trastorno es una afección seria que requiere apoyo y comprensión de todos los involucrados para lograr una recuperación exitosa.