/ martes 5 de septiembre de 2023

Zeferino Domínguez: la historia del saltillense que construyó el Estadio Revolución

Nacido en Saltillo, es la mente detrás de uno de los edificios más significativos de la ciudad de Torreón: el estadio Revolución

Coahuila ha sido testigo de la huella indeleble que dejó uno de sus hijos más destacados, Zeferino Domínguez Villarreal. Este talentoso pintor, músico y, sobre todo, arquitecto, nacido el 2 de septiembre de 1894, en Saltillo, Coahuila, es la mente detrás de uno de los edificios más significativos de la ciudad de Torreón: el estadio Revolución.

Pero, ¿quién fue Zeferino Dominguez?

La historia del arquitecto coahuilense Zeferino Domínguez

La vida de Zeferino Domínguez Villarreal fue una historia de tenacidad y pasión por la arquitectura. A pesar de su modesto comienzo, con la primera etapa de su educación en el Colegio de San Juan y su primer trabajo a los 11 años en la Ferretería La Constancia, Zeferino demostró su deseo incansable de aprender y crecer en el campo de la arquitectura.

Uno de los hitos más importantes en la vida de Zeferino fue su tiempo en el Ateneo Fuente. Aquí, cursó la secundaria y el bachillerato, en un edificio que antiguamente había pertenecido a los frailes franciscanos. Más tarde, ya como profesional, Zeferino participó en la construcción del actual edificio del Ateneo Fuente, un proyecto que marcó su camino hacia la excelencia arquitectónica.

Para su educación universitaria, Zeferino se trasladó a la Ciudad de México y se matriculó en la Escuela Nacional de Ingeniería. Sin embargo, la Revolución Mexicana interrumpió sus estudios, lo que lo llevó a continuar su formación de manera autodidacta y avalar sus conocimientos en una escuela en Estados Unidos.

La carrera de Zeferino comenzó a despegar en 1920 con proyectos como la Casa Rodríguez y la Residencia Quintanilla. Su destreza arquitectónica atrajo la atención de Theodore Sperry Abbott, el ingeniero civil más destacado de Saltillo en ese momento, quien emitió un certificado y recomendación por su trabajo.

Este aval le permitió a Zeferino unirse a la Dirección de Obras Públicas del Estado durante la administración de Nazario Ortiz Garza (1929-1933), un período en el que Saltillo experimentó un significativo crecimiento en infraestructura.

Una de las obras más recordadas de Zeferino es la construcción del Estadio Revolución en Torreón, que actualmente ostenta el título del estadio de concreto más antiguo en México. También diseñó la Escuela Primaria Coahuila, que se inauguró el 16 de septiembre de 1931, y el nuevo edificio del Ateneo Fuente, finalizado el 15 de septiembre de 1933.

A lo largo de su vida, Zeferino contribuyó a numerosos proyectos, incluyendo el Instituto Tecnológico de Saltillo, la Escuela Industrial Femenil de Coahuila, la Escuela Álvaro Obregón, el edificio principal del Seminario de Saltillo, y la Biblioteca de la Alameda de Saltillo, entre otros. También realizó remodelaciones en templos católicos y contribuyó al hemiciclo alrededor del monumento de la Plaza de la Madre.

A pesar de que algunas de las obras de Zeferino han sido demolidas o alteradas con el tiempo, las que aún permanecen en pie son un recordatorio del Saltillo antiguo y un tributo a la visión y habilidades de este destacado arquitecto.

En reconocimiento a su legado, los descendientes de Zeferino donaron planos originales de su trabajo al Archivo Municipal de Saltillo, y en 2001, el Ayuntamiento le otorgó la presea Saltillo post mortem en honor a su contribución invaluable a la ciudad y la arquitectura.

El nombre de Zeferino Domínguez Villarreal perdura como un símbolo de la excelencia arquitectónica que ha marcado la identidad de Saltillo a lo largo del tiempo.

Coahuila ha sido testigo de la huella indeleble que dejó uno de sus hijos más destacados, Zeferino Domínguez Villarreal. Este talentoso pintor, músico y, sobre todo, arquitecto, nacido el 2 de septiembre de 1894, en Saltillo, Coahuila, es la mente detrás de uno de los edificios más significativos de la ciudad de Torreón: el estadio Revolución.

Pero, ¿quién fue Zeferino Dominguez?

La historia del arquitecto coahuilense Zeferino Domínguez

La vida de Zeferino Domínguez Villarreal fue una historia de tenacidad y pasión por la arquitectura. A pesar de su modesto comienzo, con la primera etapa de su educación en el Colegio de San Juan y su primer trabajo a los 11 años en la Ferretería La Constancia, Zeferino demostró su deseo incansable de aprender y crecer en el campo de la arquitectura.

Uno de los hitos más importantes en la vida de Zeferino fue su tiempo en el Ateneo Fuente. Aquí, cursó la secundaria y el bachillerato, en un edificio que antiguamente había pertenecido a los frailes franciscanos. Más tarde, ya como profesional, Zeferino participó en la construcción del actual edificio del Ateneo Fuente, un proyecto que marcó su camino hacia la excelencia arquitectónica.

Para su educación universitaria, Zeferino se trasladó a la Ciudad de México y se matriculó en la Escuela Nacional de Ingeniería. Sin embargo, la Revolución Mexicana interrumpió sus estudios, lo que lo llevó a continuar su formación de manera autodidacta y avalar sus conocimientos en una escuela en Estados Unidos.

La carrera de Zeferino comenzó a despegar en 1920 con proyectos como la Casa Rodríguez y la Residencia Quintanilla. Su destreza arquitectónica atrajo la atención de Theodore Sperry Abbott, el ingeniero civil más destacado de Saltillo en ese momento, quien emitió un certificado y recomendación por su trabajo.

Este aval le permitió a Zeferino unirse a la Dirección de Obras Públicas del Estado durante la administración de Nazario Ortiz Garza (1929-1933), un período en el que Saltillo experimentó un significativo crecimiento en infraestructura.

Una de las obras más recordadas de Zeferino es la construcción del Estadio Revolución en Torreón, que actualmente ostenta el título del estadio de concreto más antiguo en México. También diseñó la Escuela Primaria Coahuila, que se inauguró el 16 de septiembre de 1931, y el nuevo edificio del Ateneo Fuente, finalizado el 15 de septiembre de 1933.

A lo largo de su vida, Zeferino contribuyó a numerosos proyectos, incluyendo el Instituto Tecnológico de Saltillo, la Escuela Industrial Femenil de Coahuila, la Escuela Álvaro Obregón, el edificio principal del Seminario de Saltillo, y la Biblioteca de la Alameda de Saltillo, entre otros. También realizó remodelaciones en templos católicos y contribuyó al hemiciclo alrededor del monumento de la Plaza de la Madre.

A pesar de que algunas de las obras de Zeferino han sido demolidas o alteradas con el tiempo, las que aún permanecen en pie son un recordatorio del Saltillo antiguo y un tributo a la visión y habilidades de este destacado arquitecto.

En reconocimiento a su legado, los descendientes de Zeferino donaron planos originales de su trabajo al Archivo Municipal de Saltillo, y en 2001, el Ayuntamiento le otorgó la presea Saltillo post mortem en honor a su contribución invaluable a la ciudad y la arquitectura.

El nombre de Zeferino Domínguez Villarreal perdura como un símbolo de la excelencia arquitectónica que ha marcado la identidad de Saltillo a lo largo del tiempo.

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