/ lunes 30 de enero de 2023

Los disturbios del Baño: Cuando Carmelita Torres enfrentó el racismo en Estados Unidos

Te contamos la historia de Carmelita Torres, quien ‘lideró’ el llamado ‘motín del baño’.

A lo largo de la historia han sido diversos los momentos en que se combinan el racismo con la migración. A principios de 1917 se vivió una de las primeras protestas por estos tratos. Te contamos la historia de Carmelita Torres, quien ‘lideró’ el llamado ‘motín del baño’.

La narrativa de racismo con los migrantes mexicanos en Estados Unidos persiste a día de hoy. En su momento, los mexicanos podían cruzar a la unión americana sin necesidad de pasaporte, pues solo los migrantes chinos eran considerados ‘ilegales’.

Esto cambió a raíz de la Revolución Mexicana, que terminó con las restricciones en Estados Unidos. Antes de que esto sucediera era común que las autoridades usaran métodos poco convencionales y hasta dañinos para ‘desinfectar’ a los mexicanos que intentaban pasar. Carmelita Torres fue una mujer que se negó y protestó por estas prácticas. Te contamos su historia.

Carmelita Torres y los ‘disturbios del baño’

Durante décadas, las autoridades sanitarias en Estados Unidos utilizaron productos químicos nocivos, gasolina y queroseno, para ‘despiojar’ a los mexicanos que intentaban cruzar la frontera hacia EEUU, pues les consideraban sucios, inferiores como raza.

Carmelita Torres era una empleada doméstica mexicana de 17 años que se negó a tomar un baño de gasolina, y terminó por convencer a otros 30 pasajeros del tranvía en 1917 para hacer lo mismo. Pero ¿qué pasó?

Carmelita cruzaba todos los días de Juárez a El Paso para limpiar hogares estadounidenses. . El baño de gasolina era nocivo, pero eficaz para matar los piojos, que transmiten el tifus, dice David Dorado Romo, un autor de El Paso, Texas, cuyo nuevo libro se llama Ringside Seat to a Revolution.

Cuando Torres y los demás se resistieron al humillante procedimiento, los espectadores comenzaron a protestar, lo que provocó que al hecho se le conociera como ‘los disturbios del baño’.

El motín dura varios días y al terminar Carmelita es arrestada y nada se supo de ella. Sería la primera desaparecida, explica David Dorado Romo, escritor del libro Historias desconocidas de la Revolución Mexicana en El Paso y Ciudad Juárez.

Se trata de una historia que da vergüenza a ambos países, por eso no se cuenta, pero también muestra desde cuando está ese eco racista contra el mexicano inmigrante y no termina. “Esto que empezó hace 100 años y hoy con Trump ya no nos llaman sucios, ahora somos criminales, violadores y que nos aprovechamos económicamente de ellos”

Las razones para protestar no eran pocas, pues dentro había testimonios de que el personal encargado las había estado fotografiando en secreto a las mujeres desnudas, y publicando las instantáneas en una cantina local. En 1916, un grupo de presos de la cárcel de El Paso murieron en un incendio mientras se les desinfectaba con gasolina.

Los baños y fumigaciones (posteriormente se usaron DDT y otros insecticidas) continuaron durante décadas, mucho después de que terminara la alarma del tifus en México. La práctica finalmente se suspendió cuando las autoridades sanitarias se dieron cuenta de que los productos químicos eran peligrosos.

A lo largo de la historia han sido diversos los momentos en que se combinan el racismo con la migración. A principios de 1917 se vivió una de las primeras protestas por estos tratos. Te contamos la historia de Carmelita Torres, quien ‘lideró’ el llamado ‘motín del baño’.

La narrativa de racismo con los migrantes mexicanos en Estados Unidos persiste a día de hoy. En su momento, los mexicanos podían cruzar a la unión americana sin necesidad de pasaporte, pues solo los migrantes chinos eran considerados ‘ilegales’.

Esto cambió a raíz de la Revolución Mexicana, que terminó con las restricciones en Estados Unidos. Antes de que esto sucediera era común que las autoridades usaran métodos poco convencionales y hasta dañinos para ‘desinfectar’ a los mexicanos que intentaban pasar. Carmelita Torres fue una mujer que se negó y protestó por estas prácticas. Te contamos su historia.

Carmelita Torres y los ‘disturbios del baño’

Durante décadas, las autoridades sanitarias en Estados Unidos utilizaron productos químicos nocivos, gasolina y queroseno, para ‘despiojar’ a los mexicanos que intentaban cruzar la frontera hacia EEUU, pues les consideraban sucios, inferiores como raza.

Carmelita Torres era una empleada doméstica mexicana de 17 años que se negó a tomar un baño de gasolina, y terminó por convencer a otros 30 pasajeros del tranvía en 1917 para hacer lo mismo. Pero ¿qué pasó?

Carmelita cruzaba todos los días de Juárez a El Paso para limpiar hogares estadounidenses. . El baño de gasolina era nocivo, pero eficaz para matar los piojos, que transmiten el tifus, dice David Dorado Romo, un autor de El Paso, Texas, cuyo nuevo libro se llama Ringside Seat to a Revolution.

Cuando Torres y los demás se resistieron al humillante procedimiento, los espectadores comenzaron a protestar, lo que provocó que al hecho se le conociera como ‘los disturbios del baño’.

El motín dura varios días y al terminar Carmelita es arrestada y nada se supo de ella. Sería la primera desaparecida, explica David Dorado Romo, escritor del libro Historias desconocidas de la Revolución Mexicana en El Paso y Ciudad Juárez.

Se trata de una historia que da vergüenza a ambos países, por eso no se cuenta, pero también muestra desde cuando está ese eco racista contra el mexicano inmigrante y no termina. “Esto que empezó hace 100 años y hoy con Trump ya no nos llaman sucios, ahora somos criminales, violadores y que nos aprovechamos económicamente de ellos”

Las razones para protestar no eran pocas, pues dentro había testimonios de que el personal encargado las había estado fotografiando en secreto a las mujeres desnudas, y publicando las instantáneas en una cantina local. En 1916, un grupo de presos de la cárcel de El Paso murieron en un incendio mientras se les desinfectaba con gasolina.

Los baños y fumigaciones (posteriormente se usaron DDT y otros insecticidas) continuaron durante décadas, mucho después de que terminara la alarma del tifus en México. La práctica finalmente se suspendió cuando las autoridades sanitarias se dieron cuenta de que los productos químicos eran peligrosos.

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