/ martes 12 de septiembre de 2023

Perros rescatistas se deprimieron por no encontrar sobrevivientes en el WTC

Más de dos décadas después, recordamos la valentía de estos perros rescatistas y su papel crucial en un momento de desesperación

El fatídico día del 11 de septiembre de 2001, cuando los horrores del ataque terrorista sacudieron a los Estados Unidos y al mundo, hubo héroes de cuatro patas que se unieron a la incansable búsqueda y rescate en medio de los escombros humeantes de las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio. Más de dos décadas después, recordamos la valentía de estos perros rescatistas y su papel crucial en un momento de desesperación.

Cerca de cincuenta perros, en su mayoría pastores alemanes, fueron movilizados durante más de dos semanas para intentar encontrar sobrevivientes bajo los enormes escombros de metal y cemento que alguna vez fueron las majestuosas Torres Gemelas.

Sin embargo, la realidad fue desgarradora, ya que solo se rescataron cinco personas heridas durante las primeras horas del desastre, mientras que más de 6,300 personas fueron reportadas como desaparecidas. Los perros, como los seres humanos, no pudieron evitar sentir la desmoralización a medida que pasaban los días sin encontrar supervivientes.

Uno de estos canes valientes, Billy, un pastor alemán de tres años y medio, tomó un momento de pausa entre sus arduas misiones. Gary Freitag, un guía de la unidad canina de la policía de Nueva York, comentó sobre Billy: "No ha encontrado nada (...) Hemos tenido solo dos días de descanso desde el 11 de septiembre (...) Es un poco duro para él".

Los perros de búsqueda y rescate están entrenados para encontrar personas vivas, y esta es su recompensa. Sin embargo, en este trágico escenario, no encontraron sobrevivientes, sino cadáveres, lo que los dejó desorientados y sin recibir la gratificación que anhelaban.

A medida que los días se volvían semanas, los guías implementaron estrategias para elevar la moral de estos valientes animales. "Vamos a un edificio vacío, escondemos a un policía en un armario para que el perro lo encuentre", compartió Freitag, destacando cómo esta táctica hacía que los perros se sintieran recompensados y elevaba su espíritu.

Se estableció un dispensario a orillas del río Hudson para brindar atención médica a los perros, tratando sus cortes y heridas en las patas. Sin embargo, los veterinarios no podían hacer mucho para aliviar la tristeza y la depresión que afectaba a estos leales rescatistas caninos.

Douglas Wyler, uno de los veterinarios, expresó: "Cuando no encuentran personas vivas, es difícil motivarlos. Estos perros son muy buenos, son profesionales. Pero como todos los profesionales, pueden ser víctimas de la depresión".

Se estima que más de 300 perros participaron en las tareas de búsqueda, rescate, recuperación y terapia en la Zona Cero del World Trade Center. Unidades civiles, gubernamentales, militares y policiales se unieron desde el primer momento para brindar apoyo en medio de la tragedia. Junto a sus guías humanos, los perros trabajaron incansablemente y lograron resultados significativos. Salvaron vidas, permitieron que muchas familias reunieran a sus seres queridos, brindaron apoyo emocional a los rescatistas y demostraron una vez más la increíble relación entre humanos y perros.

Uno de los primeros perros en llegar a las torres colapsadas fue Apollo, un pastor alemán de la unidad K-9 del Departamento de Policía de Nueva York, que estuvo en la Zona Cero apenas 15 minutos después del colapso. Los labradores Salty y Rosselle, perros de asistencia, desempeñaron un papel esencial al guiar a sus humanos ciegos y a otras personas a través de más de 70 pisos en la Torre 1 y, una vez en la calle, los condujeron a un lugar seguro. Veintisiete horas después del colapso, Trakr, otro pastor alemán, encontró a la última sobreviviente con vida entre los escombros.

Lamentablemente, Sirius, un perro de detección de explosivos del Departamento de Policía de New Jersey, fue la única víctima canina en el ataque del 11 de septiembre. Sirius, un labrador de cuatro años, se encontraba en la parte baja de la torre cuando colapsó. Aunque los años han pasado desde aquel trágico día, ninguno de los perros que participaron en las labores de rescate sigue con vida. La última en despedirse fue Bretagne, una golden retriever que acudió a la Zona Cero con la unidad canina de Texas de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA). Bretagne falleció en 2016 a la edad de 16 años.

Además de estos valientes, muchos otros perros también desempeñaron un papel importante en el esfuerzo de rescate del 11 de septiembre, incluyendo a Abby, Bacco, Callie, Dausen, Edgar, Finder, Granite, Hoke, Jeff, Keiko, Lambert, Mandy, Obe, Pacy, Quest, Rio, Sarge, Toby, Willow y Zoe, entre otros.

A pesar de los rumores y preocupaciones sobre los efectos secundarios que pudieron haber sufrido estos perros, un estudio realizado por la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania sugiere que estos héroes de cuatro patas presentaron pocos efectos secundarios tras su exposición a los sitios del desastre. La Dra. Cynthia M. Otto, líder de la investigación, señaló que "las pocas muertes ocurridas durante los tres años siguientes a los atentados no fueron estadísticamente significativas". Aunque se observaron algunos cambios en análisis de sangre, estos no se consideraron preocupantes.

A pesar de la incertidumbre y el peligro, los perros de búsqueda y rescate demostraron un coraje y determinación inquebrantables en el corazón de la tragedia del 11 de septiembre. Su legado perdura como un recordatorio conmovedor de la fortaleza y el sacrificio de estos héroes caninos. Afortunadamente, no tenemos que imaginar qué haríamos sin estos perros de trabajo, ya que su valentía y dedicación siguen inspirándonos hoy en día.

El fatídico día del 11 de septiembre de 2001, cuando los horrores del ataque terrorista sacudieron a los Estados Unidos y al mundo, hubo héroes de cuatro patas que se unieron a la incansable búsqueda y rescate en medio de los escombros humeantes de las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio. Más de dos décadas después, recordamos la valentía de estos perros rescatistas y su papel crucial en un momento de desesperación.

Cerca de cincuenta perros, en su mayoría pastores alemanes, fueron movilizados durante más de dos semanas para intentar encontrar sobrevivientes bajo los enormes escombros de metal y cemento que alguna vez fueron las majestuosas Torres Gemelas.

Sin embargo, la realidad fue desgarradora, ya que solo se rescataron cinco personas heridas durante las primeras horas del desastre, mientras que más de 6,300 personas fueron reportadas como desaparecidas. Los perros, como los seres humanos, no pudieron evitar sentir la desmoralización a medida que pasaban los días sin encontrar supervivientes.

Uno de estos canes valientes, Billy, un pastor alemán de tres años y medio, tomó un momento de pausa entre sus arduas misiones. Gary Freitag, un guía de la unidad canina de la policía de Nueva York, comentó sobre Billy: "No ha encontrado nada (...) Hemos tenido solo dos días de descanso desde el 11 de septiembre (...) Es un poco duro para él".

Los perros de búsqueda y rescate están entrenados para encontrar personas vivas, y esta es su recompensa. Sin embargo, en este trágico escenario, no encontraron sobrevivientes, sino cadáveres, lo que los dejó desorientados y sin recibir la gratificación que anhelaban.

A medida que los días se volvían semanas, los guías implementaron estrategias para elevar la moral de estos valientes animales. "Vamos a un edificio vacío, escondemos a un policía en un armario para que el perro lo encuentre", compartió Freitag, destacando cómo esta táctica hacía que los perros se sintieran recompensados y elevaba su espíritu.

Se estableció un dispensario a orillas del río Hudson para brindar atención médica a los perros, tratando sus cortes y heridas en las patas. Sin embargo, los veterinarios no podían hacer mucho para aliviar la tristeza y la depresión que afectaba a estos leales rescatistas caninos.

Douglas Wyler, uno de los veterinarios, expresó: "Cuando no encuentran personas vivas, es difícil motivarlos. Estos perros son muy buenos, son profesionales. Pero como todos los profesionales, pueden ser víctimas de la depresión".

Se estima que más de 300 perros participaron en las tareas de búsqueda, rescate, recuperación y terapia en la Zona Cero del World Trade Center. Unidades civiles, gubernamentales, militares y policiales se unieron desde el primer momento para brindar apoyo en medio de la tragedia. Junto a sus guías humanos, los perros trabajaron incansablemente y lograron resultados significativos. Salvaron vidas, permitieron que muchas familias reunieran a sus seres queridos, brindaron apoyo emocional a los rescatistas y demostraron una vez más la increíble relación entre humanos y perros.

Uno de los primeros perros en llegar a las torres colapsadas fue Apollo, un pastor alemán de la unidad K-9 del Departamento de Policía de Nueva York, que estuvo en la Zona Cero apenas 15 minutos después del colapso. Los labradores Salty y Rosselle, perros de asistencia, desempeñaron un papel esencial al guiar a sus humanos ciegos y a otras personas a través de más de 70 pisos en la Torre 1 y, una vez en la calle, los condujeron a un lugar seguro. Veintisiete horas después del colapso, Trakr, otro pastor alemán, encontró a la última sobreviviente con vida entre los escombros.

Lamentablemente, Sirius, un perro de detección de explosivos del Departamento de Policía de New Jersey, fue la única víctima canina en el ataque del 11 de septiembre. Sirius, un labrador de cuatro años, se encontraba en la parte baja de la torre cuando colapsó. Aunque los años han pasado desde aquel trágico día, ninguno de los perros que participaron en las labores de rescate sigue con vida. La última en despedirse fue Bretagne, una golden retriever que acudió a la Zona Cero con la unidad canina de Texas de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA). Bretagne falleció en 2016 a la edad de 16 años.

Además de estos valientes, muchos otros perros también desempeñaron un papel importante en el esfuerzo de rescate del 11 de septiembre, incluyendo a Abby, Bacco, Callie, Dausen, Edgar, Finder, Granite, Hoke, Jeff, Keiko, Lambert, Mandy, Obe, Pacy, Quest, Rio, Sarge, Toby, Willow y Zoe, entre otros.

A pesar de los rumores y preocupaciones sobre los efectos secundarios que pudieron haber sufrido estos perros, un estudio realizado por la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania sugiere que estos héroes de cuatro patas presentaron pocos efectos secundarios tras su exposición a los sitios del desastre. La Dra. Cynthia M. Otto, líder de la investigación, señaló que "las pocas muertes ocurridas durante los tres años siguientes a los atentados no fueron estadísticamente significativas". Aunque se observaron algunos cambios en análisis de sangre, estos no se consideraron preocupantes.

A pesar de la incertidumbre y el peligro, los perros de búsqueda y rescate demostraron un coraje y determinación inquebrantables en el corazón de la tragedia del 11 de septiembre. Su legado perdura como un recordatorio conmovedor de la fortaleza y el sacrificio de estos héroes caninos. Afortunadamente, no tenemos que imaginar qué haríamos sin estos perros de trabajo, ya que su valentía y dedicación siguen inspirándonos hoy en día.

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