Monclova, Coahuila - Cada 1 de noviembre, en el tranquilo Panteón Guadalupe de Monclova, Coahuila, se observa una conmovedora tradición que ha perdurado durante más de 60 años. En este día, las tumbas de cinco niños fallecidos son decoradas con regalos y arreglos florales en su memoria. Pero, ¿quiénes eran estos niños y por qué se les sigue recordando? Aquí les compartimos la emotiva historia detrás de estas tumbas especiales.
Los protagonistas de esta historia, identificados como María de la Luz Ibarra (8 años), Juanita Vélez (7 años), Ramoncita Treviño García (7 años), José Manuel Treviño (7 años) y Ramiro Campos (7 años), dejaron una huella imborrable en la comunidad de Monclova.
Guadalupe Vélez Treviño, hermana de Juanita Vélez Treviño, quien falleció a los 7 años, relata cómo ocurrió la trágica pérdida de estos niños. "Mi mamá me platicó que ella (Juanita Vélez) no hizo caso, se salió, andaban todos bañándose y llegó el mueble y se los llevó a todos. Fue muy triste. Quedaron todos abajo. Eso me cuenta mi mamá porque yo todavía no nacía", explica.
El trágico suceso tuvo lugar en el puente ubicado en Bulevar Ejército Nacional, antes conocido como Bulevar San Buenaventura, a solo media cuadra del Bulevar Harold R. Pape. Los niños se encontraban jugando cerca del puente, y un mueble en movimiento los arrolló, cambiando para siempre la vida de sus familias y la comunidad.
Una de las personas más asiduas a visitar estas tumbas especiales en el Panteón Guadalupe es Doña María de Jesús Campos, la madre de José Manuel Treviño. Desde 1959, ella ha sido la guardiana de la memoria de estos niños, visitando sus tumbas cada 1 de noviembre. "Ella es mi tía, porque 3 niños eran familiares y 2 amigos, pero este año no pudo venir porque se cayó, luego está operada de la vesícula, ella no falta, cada año desde 1959 acude el 1 de Noviembre", señala Guadalupe Vélez Treviño.
Cada año, Doña María lleva vasos de agua, dulces, globos y flores para decorar las tumbas de estos pequeños, llamando la atención de los visitantes al Panteón Guadalupe. Las tumbas son adornadas de una manera especial para este día, creando un rincón conmovedor en el cementerio.
Doña María incluso ha compartido en entrevistas: "Cada año aquí nos verás, el panteonero dice que los oye jugando, que se ríen, será verdad o mentira; yo jamás he escuchado, pero yo pienso que a lo mejor sí es cierto porque este (su hijo) y el de la orilla eran inseparables".
Estas tumbas especiales en el Panteón Guadalupe son un conmovedor recordatorio de la infancia interrumpida de estos niños, y la dedicación de Doña María de Jesús Campos para mantener su memoria viva a lo largo de las décadas. Cada 1 de noviembre, la comunidad de Monclova se reúne para honrar a estos niños y recordar la importancia de la unidad y la empatía en su comunidad.