/ martes 15 de noviembre de 2022

Joven exige los mismos derechos que las madres de familia para poder cuidar a su perro

La joven asegura que, al igual que las madres, sufre al dejar a su perro en casa cuando va al trabajo

Mary Rose Madigan es una joven que ha causado una gran controversia después de que exigió a su oficina de trabajo que ella reciba los mismos permisos que las madres de familia, pero en su caso para cuidar a su perro.

La mujer de 28 años explicó que ella busca impulsar la idea de las “mamás caninas” debido a que la crianza y vigilancia de una mascota es algo bastante complicado, en especial para los padres o en su caso, madres que trabajan.

Su planteamiento causó una gran controversia y se volvió viral en redes sociales, en especial por el impulso que están recibiendo conceptos como los “perrijos”, donde las mascotas son tratadas como si se trataran de hijos humanos.

Mujer y su demanda a la empresa para cuidar a su perro

Mary Rose decidió expresar su sentir en una columna especial para el portal News de Australia, al ser ella originaria de Sídney. En su texto ella señala que el ser madre de un perro chihuahua de nombre Frank, le generó una nueva carga de trabajo, la cual ella no sabía que podía tener y que le exige una mayor cantidad de tiempo del que puede disponer a causa de su trabajo.

Al comenzar su opinión, indica que ella pasa por problemas similares a los que se enfrentan las madres de familia como es el ir por ellos a la guardería. En su caso la guardería de perros tiene un costo de 65 dólares por día y en caso de que no llegue a tiempo por su perro tiene que pagar una cuota adicional.

“Te prometo que no soy un monstruo millennial que no entiende lo trabajadoras que son las madres”, afirma Mary. “Tener un perro me ha hecho darme cuenta de lo difícil que es para las madres trabajadoras”.

Aunque ella ya había crecido con perros y había tenido mascotas antes, para Mary es la primera vez en la que enfrenta el proceso sola. En un inicio pensó que su vida sería sencilla y no tendría ningún problema con su mascota, pero cuando mayor cariño empezó a tener por él se dio cuenta de que una carga emocional llegaba por dejarlo solo en casa.

Junto a esto, ya no podía que alguien estuviera en la casa o que algún personal de servicio llegara ante la posibilidad de molestar a su mascota, o que Frank fuera una molestia para los otros.

La carga emocional se volvió peor cuando trasladó sus inseguridades médicas a su mascota, al ser ella hipocondriaca. De esta forma, cada que ella encontraba una anomalía en su perro o un síntoma extraño no dudaba en llevarlo al veterinario.

Su relación con su mascota se volvió tal que ahora solo piensa en llegar a estar con él para sentirse mejor por haberlo abandonado todo el día. Esto ya ha afectado su vida social al ya no aceptar ir a lugares en donde no se admitan perros y la gran parte de sus prioridades solo se enfocan en el bienestar de Frank.

“Sin embargo, a pesar de que tener un perro a creado una carga de trabajo adicional en mi vida, no puedo acceder a ninguna de las flexibilidades proporcionadas a las madres con hijos humanos”, acusó Mary.

Puso de ejemplo su oficina en donde las madres trabajadoras tienen acceso a horarios más flexibles a salir más temprano para poder ir a la guardería por sus hijos y todo un sistema para apoyarlos, algo que a las madres de perros no tienen acceso.

“Quiero darle la vida más fabulosa (a su mascota) y deseo sinceramente que los lugares de trabajo de Australia comiencen a impulsar iniciativas para alentar a los padres peludos a tomarse el tiempo que necesitan”, afirma la joven. “Llámame loco si quieres, pero no todos tendremos hijos, y no me avergüenza decir que también necesitamos espacio para adornar a nuestros perros, gatos e incluso a las lagartijas”.

Mary Rose pide mayores facilidades o tener las mismas que las madres solteras para cuidar a su mascota. Foto: Instagram @maryrosem

Su artículo genera opiniones encontradas

Después de la publicación de Mary Rose esta se volvió viral en Australia y alcanzó a muchos países debido a su solicitud de tener los mismos permisos que las madres trabajadoras para cuidar a su perro.

En los comentarios muchos le aconsejaron pedir ayuda psicológica al ya no ser normal la relación que empezaba a tener con su mascota, mientras que otros usuarios más jóvenes la defendieron y señalaron que las leyes y condiciones laborales deben ajustarse a las necesidades de su personal, incluso de los más jóvenes que no tienen hijos, pero si mascotas.

“Ella tiene mucha razón. Las mismas reglas para todos. Estos son asuntos personales, si no puedes identificarte no los critiques”, señaló el usuario Timbo.

“Como dueño de un perro diría que ¡No! Ellos no son lo mismo que tener un hijo y necesitas poner algunas cosas en perspectiva si piensas que un perro es igual que tener a un hijo”, afirmó el usuario Jimbo.

La usuaria Charlotte opinó: “Los perros son compañía, sí son grandiosos y conllevan un gran trabajo, pero nada en comparación a tener un niño pequeño. Dejar el trabajo temprano si el niño está enfermo no es algo sencillo, es empezar tu otro empleo (la paternidad) antes de tiempo. Nada es un paseo en el parque”.

Publicado originalmente en El Sol de Puebla

Mary Rose Madigan es una joven que ha causado una gran controversia después de que exigió a su oficina de trabajo que ella reciba los mismos permisos que las madres de familia, pero en su caso para cuidar a su perro.

La mujer de 28 años explicó que ella busca impulsar la idea de las “mamás caninas” debido a que la crianza y vigilancia de una mascota es algo bastante complicado, en especial para los padres o en su caso, madres que trabajan.

Su planteamiento causó una gran controversia y se volvió viral en redes sociales, en especial por el impulso que están recibiendo conceptos como los “perrijos”, donde las mascotas son tratadas como si se trataran de hijos humanos.

Mujer y su demanda a la empresa para cuidar a su perro

Mary Rose decidió expresar su sentir en una columna especial para el portal News de Australia, al ser ella originaria de Sídney. En su texto ella señala que el ser madre de un perro chihuahua de nombre Frank, le generó una nueva carga de trabajo, la cual ella no sabía que podía tener y que le exige una mayor cantidad de tiempo del que puede disponer a causa de su trabajo.

Al comenzar su opinión, indica que ella pasa por problemas similares a los que se enfrentan las madres de familia como es el ir por ellos a la guardería. En su caso la guardería de perros tiene un costo de 65 dólares por día y en caso de que no llegue a tiempo por su perro tiene que pagar una cuota adicional.

“Te prometo que no soy un monstruo millennial que no entiende lo trabajadoras que son las madres”, afirma Mary. “Tener un perro me ha hecho darme cuenta de lo difícil que es para las madres trabajadoras”.

Aunque ella ya había crecido con perros y había tenido mascotas antes, para Mary es la primera vez en la que enfrenta el proceso sola. En un inicio pensó que su vida sería sencilla y no tendría ningún problema con su mascota, pero cuando mayor cariño empezó a tener por él se dio cuenta de que una carga emocional llegaba por dejarlo solo en casa.

Junto a esto, ya no podía que alguien estuviera en la casa o que algún personal de servicio llegara ante la posibilidad de molestar a su mascota, o que Frank fuera una molestia para los otros.

La carga emocional se volvió peor cuando trasladó sus inseguridades médicas a su mascota, al ser ella hipocondriaca. De esta forma, cada que ella encontraba una anomalía en su perro o un síntoma extraño no dudaba en llevarlo al veterinario.

Su relación con su mascota se volvió tal que ahora solo piensa en llegar a estar con él para sentirse mejor por haberlo abandonado todo el día. Esto ya ha afectado su vida social al ya no aceptar ir a lugares en donde no se admitan perros y la gran parte de sus prioridades solo se enfocan en el bienestar de Frank.

“Sin embargo, a pesar de que tener un perro a creado una carga de trabajo adicional en mi vida, no puedo acceder a ninguna de las flexibilidades proporcionadas a las madres con hijos humanos”, acusó Mary.

Puso de ejemplo su oficina en donde las madres trabajadoras tienen acceso a horarios más flexibles a salir más temprano para poder ir a la guardería por sus hijos y todo un sistema para apoyarlos, algo que a las madres de perros no tienen acceso.

“Quiero darle la vida más fabulosa (a su mascota) y deseo sinceramente que los lugares de trabajo de Australia comiencen a impulsar iniciativas para alentar a los padres peludos a tomarse el tiempo que necesitan”, afirma la joven. “Llámame loco si quieres, pero no todos tendremos hijos, y no me avergüenza decir que también necesitamos espacio para adornar a nuestros perros, gatos e incluso a las lagartijas”.

Mary Rose pide mayores facilidades o tener las mismas que las madres solteras para cuidar a su mascota. Foto: Instagram @maryrosem

Su artículo genera opiniones encontradas

Después de la publicación de Mary Rose esta se volvió viral en Australia y alcanzó a muchos países debido a su solicitud de tener los mismos permisos que las madres trabajadoras para cuidar a su perro.

En los comentarios muchos le aconsejaron pedir ayuda psicológica al ya no ser normal la relación que empezaba a tener con su mascota, mientras que otros usuarios más jóvenes la defendieron y señalaron que las leyes y condiciones laborales deben ajustarse a las necesidades de su personal, incluso de los más jóvenes que no tienen hijos, pero si mascotas.

“Ella tiene mucha razón. Las mismas reglas para todos. Estos son asuntos personales, si no puedes identificarte no los critiques”, señaló el usuario Timbo.

“Como dueño de un perro diría que ¡No! Ellos no son lo mismo que tener un hijo y necesitas poner algunas cosas en perspectiva si piensas que un perro es igual que tener a un hijo”, afirmó el usuario Jimbo.

La usuaria Charlotte opinó: “Los perros son compañía, sí son grandiosos y conllevan un gran trabajo, pero nada en comparación a tener un niño pequeño. Dejar el trabajo temprano si el niño está enfermo no es algo sencillo, es empezar tu otro empleo (la paternidad) antes de tiempo. Nada es un paseo en el parque”.

Publicado originalmente en El Sol de Puebla

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