/ lunes 11 de septiembre de 2023

Ultraderecha

En sus casi 100 años de vida, el PRI en el espectro político se ha movido entre la izquierda, el centro y la derecha, pero nunca en la ultraderecha. Por lo cual, los resultados de este experimento son de pronóstico reservado.

Con la aceptación de Xóchitl Gálvez como su candidata, un PRI diezmado, se ha subordinado a los intereses de las élites de poder, con lo cual ha dado un paso más hacia la ultraderecha.

El proyecto de la alianza del Frente Amplio por México, no es un proyecto del PRI, tampoco del PAN, y menos del PRD; es un proyecto de las élites que han perdido sus privilegios en este sexenio con el presidente, Andrés Manuel López Obrador y quieren recuperarlos con la formación del Frente Amplio por México.

Para alcanzar sus objetivos, las élites del poder han seleccionado a Xóchitl Gálvez como la candidata del PRI, el PAN y el PRD. El juego de fondo en ese movimiento es hacer una suma entre los votos duros del PRI, el PAN, el PRD más los votos cambiantes.

Este movimiento es exacto el mismo que realizó Enrique Peña Nieto, cuando nombró a José Antonio Meade como el candidato del PRI en el 2018.

Los resultados fueron los siguientes: Andrés Manuel López Obrador, obtuvo el 53.1% de los votos; Ricardo Anaya Cortés, el 22.6% y el PRI, el 16.4% de los votos.

Con Meade, también el PRI, pretendía ganar la elección sumando el voto duro del PRI más los cambiantes y se fueron hasta el tercer lugar, ahora en un movimiento igual, pero en una alianza con PAN y PRD, intentan ser competitivos contra el Partido del presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Ahora el escenario en términos de fuerzas es muy diferente al del 2018, en aquel año, el PRI tenía el poder y la mayoría de las gubernaturas en el país, ahora ni una, ni otra.

Juan Antonio Meade era un perfil sumamente preparado en el terreno de la economía, egresado del ITAM como economista, de la UNAM como Licenciado en Derecho y con un doctorado en economía en la Universidad de Yale. Participó con gobiernos del PAN y del PRI, además con una carrera en el terreno social y político. Con todo eso, sumo el 16% de los votos en la elección del 2018. Ahora la candidata es Xóchitl Gálvez, con una formación menos solida que la de Meade.

Pero todo indica, la jugada del Frente Amplio por México, aún no termina, al parecer intenta una jugada de fantasía para salir avante en la contienda que se avecina; para el 2024, puede lanzar sus mejores cuadros en el territorio para cambiar la historia.

Es decir, Intentar ir por el camino de la ultraderecha con la candidata Xóchitl Gálvez y por todos los demás caminos con sus candidatos a senadores y diputados federales.

Un movimiento comparable, lo realizó el ex presidente Carlos Salinas de Gortari durante su sexenio, intento ir por la derecha en lo económico y por la izquierda en lo social. Pero la nomenclatura del poder de su tiempo, no le permitió la culminación.

Esta vez el PRI y sus aliados, ¿intentaran ir por varios caminos al mismo tiempo?

¿Aceptarán la jugada de fantasía, las élites del poder?

¿Los cambiantes se moverán en su favor?

Si suponemos que sí. ¿Cuáles serán los resultados?

Tantas preguntas, tantas respuestas.

En sus casi 100 años de vida, el PRI en el espectro político se ha movido entre la izquierda, el centro y la derecha, pero nunca en la ultraderecha. Por lo cual, los resultados de este experimento son de pronóstico reservado.

Con la aceptación de Xóchitl Gálvez como su candidata, un PRI diezmado, se ha subordinado a los intereses de las élites de poder, con lo cual ha dado un paso más hacia la ultraderecha.

El proyecto de la alianza del Frente Amplio por México, no es un proyecto del PRI, tampoco del PAN, y menos del PRD; es un proyecto de las élites que han perdido sus privilegios en este sexenio con el presidente, Andrés Manuel López Obrador y quieren recuperarlos con la formación del Frente Amplio por México.

Para alcanzar sus objetivos, las élites del poder han seleccionado a Xóchitl Gálvez como la candidata del PRI, el PAN y el PRD. El juego de fondo en ese movimiento es hacer una suma entre los votos duros del PRI, el PAN, el PRD más los votos cambiantes.

Este movimiento es exacto el mismo que realizó Enrique Peña Nieto, cuando nombró a José Antonio Meade como el candidato del PRI en el 2018.

Los resultados fueron los siguientes: Andrés Manuel López Obrador, obtuvo el 53.1% de los votos; Ricardo Anaya Cortés, el 22.6% y el PRI, el 16.4% de los votos.

Con Meade, también el PRI, pretendía ganar la elección sumando el voto duro del PRI más los cambiantes y se fueron hasta el tercer lugar, ahora en un movimiento igual, pero en una alianza con PAN y PRD, intentan ser competitivos contra el Partido del presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Ahora el escenario en términos de fuerzas es muy diferente al del 2018, en aquel año, el PRI tenía el poder y la mayoría de las gubernaturas en el país, ahora ni una, ni otra.

Juan Antonio Meade era un perfil sumamente preparado en el terreno de la economía, egresado del ITAM como economista, de la UNAM como Licenciado en Derecho y con un doctorado en economía en la Universidad de Yale. Participó con gobiernos del PAN y del PRI, además con una carrera en el terreno social y político. Con todo eso, sumo el 16% de los votos en la elección del 2018. Ahora la candidata es Xóchitl Gálvez, con una formación menos solida que la de Meade.

Pero todo indica, la jugada del Frente Amplio por México, aún no termina, al parecer intenta una jugada de fantasía para salir avante en la contienda que se avecina; para el 2024, puede lanzar sus mejores cuadros en el territorio para cambiar la historia.

Es decir, Intentar ir por el camino de la ultraderecha con la candidata Xóchitl Gálvez y por todos los demás caminos con sus candidatos a senadores y diputados federales.

Un movimiento comparable, lo realizó el ex presidente Carlos Salinas de Gortari durante su sexenio, intento ir por la derecha en lo económico y por la izquierda en lo social. Pero la nomenclatura del poder de su tiempo, no le permitió la culminación.

Esta vez el PRI y sus aliados, ¿intentaran ir por varios caminos al mismo tiempo?

¿Aceptarán la jugada de fantasía, las élites del poder?

¿Los cambiantes se moverán en su favor?

Si suponemos que sí. ¿Cuáles serán los resultados?

Tantas preguntas, tantas respuestas.