/ miércoles 31 de enero de 2024

Aguas Profundas | Jesús Reyes Heroles

La historia como funcionario público del embajador Jesús Reyes Heroles González-Garza fue impresionante, su participación como secretario de Energía en la crisis de 1994-95 y luego como director de Pemex fueron fundamentales para la apertura de un sector monopólico y, al mismo tiempo, frenó la venta de Pemex y CFE.

Fue parte del cambio en la política mexicana, vivió de cerca la crisis petrolera de los 80 y la limpieza posterior del desastre. Así, trabajó como economista y administrador público en las administraciones de Miguel de Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón.

Nunca se topó con el hoy presidente a pesar de ser un año mayor: liberal en la economía, demócrata en la política y creyente de un Estado fuerte, pero no pesado o entrometido.

Frente a la crisis de diciembre de 1994, apenas iniciado el gobierno zedillista, que desató una crisis internacional conocida como el “efecto tequila” tuvo la enorme tarea de frenar una de las medidas más rudas puesta en la mesa: la venta parcial de Pemex.

Asumió el cargo de secretario de Energía con Zedillo que se mantendría como rectora del sector con las empresas del Estado: CFE, Pemex y Luz y Fuerza del Centro más otras oficinas como la CONAE, FIDE, ININ, entre otras. La urgencia era hacer algo con Pemex y con el sector eléctrico que ya tenía ciertos avances de apertura con el sector privado, pero en el corto plazo se veían dos crisis, una, de que se necesitaba expandir la cobertura eléctrica y no había dinero para construir nuevas centrales eléctricas; dos, Pemex era un bocado interesante que podría solucionar muchos problemas generados por la devaluación del 28 de diciembre de 1994.

Como secretario de Energía convenció al presidente Zedillo y al PRI de abrir, no vender, Pemex, en áreas no estratégicas para el Estado Mexicano negoció con las fuerzas políticas dentro del gobierno y del congreso para diseñar una estrategia de largo plazo aprovechando las ventajas del monopolio de Pemex, crear una filial llamada Pemex Petroquímica, y buscando esquemas de asociación con el sector privado en productos derivados del gas natural y del petróleo.

Frenó la venta de los complejos Morelos, Pajaritos, Cosoleacaque y Cangrejera, algunos de ellos ya con procesos de licitación en marcha (Morelos y Cosoleacaque y se iba a iniciar la de Pajaritos). Construyó el esquema legal para que participara la IP en lo que se conoció como petroquímica secundaria, ese esquema permitió la construcción del primer proyecto privado llamado Proyecto Fénix.

Al final, no pudo concretar el proceso por la resistencia al cambio generada en Pemex y en las elecciones, se fue de embajador a Estados Unidos y regresó a la IP y luego, sin renunciar a la militancia del PRI, trabajó en el gobierno de Felipe Calderón como director de Pemex en donde retomó las reglas conseguidas como secretario de Energía para armar el único proyecto petroquímico del nuevo milenio con licitaciones, acuerdos y negociaciones.

Sentó las bases para que con participación mexicana se pusiera en marcha en 2016 Etileno XXI con la brasileña Braskem, una filial de Odebrecht, y la mexicana Idesa con una inversión de 5 mil 200 millones de dólares.

@luiscarrujos

La historia como funcionario público del embajador Jesús Reyes Heroles González-Garza fue impresionante, su participación como secretario de Energía en la crisis de 1994-95 y luego como director de Pemex fueron fundamentales para la apertura de un sector monopólico y, al mismo tiempo, frenó la venta de Pemex y CFE.

Fue parte del cambio en la política mexicana, vivió de cerca la crisis petrolera de los 80 y la limpieza posterior del desastre. Así, trabajó como economista y administrador público en las administraciones de Miguel de Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón.

Nunca se topó con el hoy presidente a pesar de ser un año mayor: liberal en la economía, demócrata en la política y creyente de un Estado fuerte, pero no pesado o entrometido.

Frente a la crisis de diciembre de 1994, apenas iniciado el gobierno zedillista, que desató una crisis internacional conocida como el “efecto tequila” tuvo la enorme tarea de frenar una de las medidas más rudas puesta en la mesa: la venta parcial de Pemex.

Asumió el cargo de secretario de Energía con Zedillo que se mantendría como rectora del sector con las empresas del Estado: CFE, Pemex y Luz y Fuerza del Centro más otras oficinas como la CONAE, FIDE, ININ, entre otras. La urgencia era hacer algo con Pemex y con el sector eléctrico que ya tenía ciertos avances de apertura con el sector privado, pero en el corto plazo se veían dos crisis, una, de que se necesitaba expandir la cobertura eléctrica y no había dinero para construir nuevas centrales eléctricas; dos, Pemex era un bocado interesante que podría solucionar muchos problemas generados por la devaluación del 28 de diciembre de 1994.

Como secretario de Energía convenció al presidente Zedillo y al PRI de abrir, no vender, Pemex, en áreas no estratégicas para el Estado Mexicano negoció con las fuerzas políticas dentro del gobierno y del congreso para diseñar una estrategia de largo plazo aprovechando las ventajas del monopolio de Pemex, crear una filial llamada Pemex Petroquímica, y buscando esquemas de asociación con el sector privado en productos derivados del gas natural y del petróleo.

Frenó la venta de los complejos Morelos, Pajaritos, Cosoleacaque y Cangrejera, algunos de ellos ya con procesos de licitación en marcha (Morelos y Cosoleacaque y se iba a iniciar la de Pajaritos). Construyó el esquema legal para que participara la IP en lo que se conoció como petroquímica secundaria, ese esquema permitió la construcción del primer proyecto privado llamado Proyecto Fénix.

Al final, no pudo concretar el proceso por la resistencia al cambio generada en Pemex y en las elecciones, se fue de embajador a Estados Unidos y regresó a la IP y luego, sin renunciar a la militancia del PRI, trabajó en el gobierno de Felipe Calderón como director de Pemex en donde retomó las reglas conseguidas como secretario de Energía para armar el único proyecto petroquímico del nuevo milenio con licitaciones, acuerdos y negociaciones.

Sentó las bases para que con participación mexicana se pusiera en marcha en 2016 Etileno XXI con la brasileña Braskem, una filial de Odebrecht, y la mexicana Idesa con una inversión de 5 mil 200 millones de dólares.

@luiscarrujos