/ lunes 16 de septiembre de 2024

Profesiones más peligrosas: repartidores en Torreón sufren 8 muertes en 2 años

Crean Grupo Único de Repartidores Laguna (GURLAC)

Torreón, Coahuila. – El 5 de enero de 2022, un motociclista murió al quedar prensado entre dos camionetas mientras esperaba el verde del semáforo en el crucero de la avenida Juárez y calzada Xochimilco, en la colonia Nueva California de Torreón.

Se llamaba Ezequiel Espinoza Meza, tenía 24 años de edad, se dedicaba a ser repartidor y fue aplastado cuando la conductora del vehículo que estaba detrás de él se equivocó de pedales y aceleró en lugar de frenar.

Debido a la constante ocurrencia de accidentes, lesiones e incluso decesos, surgió el Grupo Único de Repartidores Laguna (GURLAC), presidido y representado por Carlos Martell Banda.

“Es la primera asociación de repartidores que surgió en la región. Tras la muerte de Ezequiel, todos los repartidores fuimos a su funeral; rodamos cerca de 500 compañeros y decidimos organizarnos”, comentó Martell Banda.

Actualmente, el grupo cuenta con 150 integrantes, quienes trabajan para aplicaciones como DiDi, Uber y en la entrega de paquetería o comida independiente. El más joven tiene 18 años de edad y el mayor 60. El 30% de ellos también tiene otro oficio. Se estima que, en total, sin contar a los agremiados, hay más de mil repartidores trabajando por las calles de Torreón.

Foto: Alberto Triana / El Sol de La Laguna

LOS ACCIDENTES SON DIARIOS; VAN 8 REPARTIDORES MUERTOS

Todos los días, al menos cinco motociclistas terminan sobre el pavimento tras sufrir algún accidente, con lesiones que van desde simples raspaduras hasta fracturas, aunque también hay fallecimientos. El último deceso se registró el viernes 6 de septiembre, en la esquina de las calles Antonio Cofiño y Pedro Franco Ugarte, en la colonia Ampliación Los Ángeles.

Ahí, Martín Alberto Rubio Aguilera, de 28 años, un joven repartidor de DiDi Food, intentó frenar, pero derrapó y se impactó contra un camión de la Ruta Jacarandas.

“Si son, mínimo, cinco accidentes diarios, pero no todos son registrados por las dependencias, pues los compañeros se levantan y siguen su camino para trabajar o ir a la escuela; no todos son repartidores”, explicó Martell Banda.

“La mayoría de los accidentes son por imprudencia y más de la mitad no son culpa de los motociclistas”. Uno de los casos más impactantes fue el de Ángel Yahir Castillo Arellano, quien tenía 18 años y murió tras caer de una altura de 10 metros en el Nudo Mixteco el pasado mes de enero. Perdió el equilibrio en una curva.

“También pasa mucho que hay cables tirados y varios compañeros tienen marcas por eso, incluso en el cuello. Hubo uno que murió el año pasado en la Torreón – Matamoros”, señaló. Se trataba de Luis Alfonso, de 39 años, quien se enredó y murió electrocutado con cables tirados de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). También ha habido percances con cables de servicios de telefonía, televisión e internet.

“Desde Ezequiel hasta la fecha, van 8 repartidores muertos”.

Carlos Martell Banda, vocero y presidente de GURLAC. / Foto: Analí Castañeda / El Sol de La Laguna

UNA DE LAS PROFESIONES MÁS PELIGROSAS

Además del tiempo que les exigen las aplicaciones para entregar los pedidos, los motociclistas soportan temperaturas superiores a los 40 grados centígrados bajo el sol, temperaturas bajo cero, lluvias, tolvaneras y otras condiciones de clima extremo.

“Las aplicaciones ‘por abajo del agua’ exigen por tiempo, distancia y efectividad, por eso andamos arriba de los 70 u 80 kilómetros por hora. Los que andan tranquilos, pero hay otros que van arriba de 100 kilómetros por hora”, detalló Martell Banda.

“El riesgo que corremos ha sido comparado con policías, pero con fuerzas especiales y armas tácticas. Por eso, jamás nos han querido asegurar. Según las últimas juntas que tuvimos con varias aseguradoras, habría que tener una reforma a la Ley Laboral para poder asegurarnos, tanto agencias como bancos”.

LO MÁS BONITO DE ESTE TRABAJO

Eduardo Chávez de la Garza se ha dedicado a ser repartidor durante siete años y también se ha caído dos veces; en una lo aventaron y en la otra derrapó, lo que le provocó esguinces y raspones.

“Aun así, lo más bonito de esto es cuando ves la cara de felicidad al entregar el paquete, por ejemplo, a un niño que estaba esperando su juguete. A veces, hasta gritan de lo contentos que están”, comentó Chávez.

Eduardo Chávez de la Garza, repartidor desde hace 7 años. / Foto: Analí Castañeda / El Sol de La Laguna

LA PIEDRA INVISIBLE

Gerardo Rodríguez Alonso, de 32 años, lleva 10 años repartiendo y comentó que todos los días los persiguen, ladran y hasta muerden los perros, otra adversidad a la que se enfrentan. Ante eso, nunca puede faltar el truco de la “piedra invisible”.

“Sí he tenido accidentes, pero nada grave, como caídas y derrapadas, pero solo raspones. También me han tocado mordidas de perros, pero uno aprende a lidiar con eso. En mis inicios, veía a un perro y le aceleraba, pero es cuando se te echan más encima. Lo ideal es frenar y darle despacio hasta que se vayan”, explicó Rodríguez Alonso.

Gerardo Rodríguez Alonso, repartidor por más de 10 años. / Foto: Analí Castañeda / El Sol de La Laguna

“Otra táctica es hacer como si tuvieras una piedra y la vas a tirar, o darle un nombre, como ‘bautizarlo’, hablarle y regañarlo. Yo digo que 10 de 10 nos hemos caído, nos han mordido o hemos pasado algún accidente. Si no te has caído, no eres repartidor”.

Aprovechando el uso de la tecnología, hay quienes usan una especie de pluma que emite un sonido para ahuyentar a las mascotas.

EL COMPAÑERISMO

A sus 54 años, Ramón Alonso se dedica a esta labor para aportar un peso más a su familia, pero también encuentra una gran satisfacción en ayudar al prójimo.

Ramón Alonso, integrante de GURLAG. / Foto: Analí Castañeda / El Sol de La Laguna

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“Nunca falta el que se quedó parado porque se quedó sin gasolina y hay que ayudarlo. A veces, los apoyamos hasta con cámaras para sus llantas porque se poncharon, o con herramientas”, dijo Alonso.

“Vemos a compañeros que llevan su moto caminando, nos detenemos y preguntamos si los llevamos a la gasolinera, pero responden que ya no tienen dinero. Entonces, ponemos de nuestro dinero y, a veces, hasta lloran. Ese sentimiento tan bonito es de los dos, tanto del que ayuda como del que recibe la ayuda”.

GURLAC

La Asociación Civil GURLAC tiene como objetivo apoyar al gremio para un mayor desarrollo, fomentar la capacitación, proporcionar herramientas en materia de seguridad y trabajar de la mano con las autoridades para cumplir con los reglamentos, principalmente con la Dirección de Vialidad y Movilidad Urbana del Municipio. Con esta dirección, han desarrollado uno de los programas más exitosos de la actual administración: “Sin casco no viajas”.

Torreón, Coahuila. – El 5 de enero de 2022, un motociclista murió al quedar prensado entre dos camionetas mientras esperaba el verde del semáforo en el crucero de la avenida Juárez y calzada Xochimilco, en la colonia Nueva California de Torreón.

Se llamaba Ezequiel Espinoza Meza, tenía 24 años de edad, se dedicaba a ser repartidor y fue aplastado cuando la conductora del vehículo que estaba detrás de él se equivocó de pedales y aceleró en lugar de frenar.

Debido a la constante ocurrencia de accidentes, lesiones e incluso decesos, surgió el Grupo Único de Repartidores Laguna (GURLAC), presidido y representado por Carlos Martell Banda.

“Es la primera asociación de repartidores que surgió en la región. Tras la muerte de Ezequiel, todos los repartidores fuimos a su funeral; rodamos cerca de 500 compañeros y decidimos organizarnos”, comentó Martell Banda.

Actualmente, el grupo cuenta con 150 integrantes, quienes trabajan para aplicaciones como DiDi, Uber y en la entrega de paquetería o comida independiente. El más joven tiene 18 años de edad y el mayor 60. El 30% de ellos también tiene otro oficio. Se estima que, en total, sin contar a los agremiados, hay más de mil repartidores trabajando por las calles de Torreón.

Foto: Alberto Triana / El Sol de La Laguna

LOS ACCIDENTES SON DIARIOS; VAN 8 REPARTIDORES MUERTOS

Todos los días, al menos cinco motociclistas terminan sobre el pavimento tras sufrir algún accidente, con lesiones que van desde simples raspaduras hasta fracturas, aunque también hay fallecimientos. El último deceso se registró el viernes 6 de septiembre, en la esquina de las calles Antonio Cofiño y Pedro Franco Ugarte, en la colonia Ampliación Los Ángeles.

Ahí, Martín Alberto Rubio Aguilera, de 28 años, un joven repartidor de DiDi Food, intentó frenar, pero derrapó y se impactó contra un camión de la Ruta Jacarandas.

“Si son, mínimo, cinco accidentes diarios, pero no todos son registrados por las dependencias, pues los compañeros se levantan y siguen su camino para trabajar o ir a la escuela; no todos son repartidores”, explicó Martell Banda.

“La mayoría de los accidentes son por imprudencia y más de la mitad no son culpa de los motociclistas”. Uno de los casos más impactantes fue el de Ángel Yahir Castillo Arellano, quien tenía 18 años y murió tras caer de una altura de 10 metros en el Nudo Mixteco el pasado mes de enero. Perdió el equilibrio en una curva.

“También pasa mucho que hay cables tirados y varios compañeros tienen marcas por eso, incluso en el cuello. Hubo uno que murió el año pasado en la Torreón – Matamoros”, señaló. Se trataba de Luis Alfonso, de 39 años, quien se enredó y murió electrocutado con cables tirados de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). También ha habido percances con cables de servicios de telefonía, televisión e internet.

“Desde Ezequiel hasta la fecha, van 8 repartidores muertos”.

Carlos Martell Banda, vocero y presidente de GURLAC. / Foto: Analí Castañeda / El Sol de La Laguna

UNA DE LAS PROFESIONES MÁS PELIGROSAS

Además del tiempo que les exigen las aplicaciones para entregar los pedidos, los motociclistas soportan temperaturas superiores a los 40 grados centígrados bajo el sol, temperaturas bajo cero, lluvias, tolvaneras y otras condiciones de clima extremo.

“Las aplicaciones ‘por abajo del agua’ exigen por tiempo, distancia y efectividad, por eso andamos arriba de los 70 u 80 kilómetros por hora. Los que andan tranquilos, pero hay otros que van arriba de 100 kilómetros por hora”, detalló Martell Banda.

“El riesgo que corremos ha sido comparado con policías, pero con fuerzas especiales y armas tácticas. Por eso, jamás nos han querido asegurar. Según las últimas juntas que tuvimos con varias aseguradoras, habría que tener una reforma a la Ley Laboral para poder asegurarnos, tanto agencias como bancos”.

LO MÁS BONITO DE ESTE TRABAJO

Eduardo Chávez de la Garza se ha dedicado a ser repartidor durante siete años y también se ha caído dos veces; en una lo aventaron y en la otra derrapó, lo que le provocó esguinces y raspones.

“Aun así, lo más bonito de esto es cuando ves la cara de felicidad al entregar el paquete, por ejemplo, a un niño que estaba esperando su juguete. A veces, hasta gritan de lo contentos que están”, comentó Chávez.

Eduardo Chávez de la Garza, repartidor desde hace 7 años. / Foto: Analí Castañeda / El Sol de La Laguna

LA PIEDRA INVISIBLE

Gerardo Rodríguez Alonso, de 32 años, lleva 10 años repartiendo y comentó que todos los días los persiguen, ladran y hasta muerden los perros, otra adversidad a la que se enfrentan. Ante eso, nunca puede faltar el truco de la “piedra invisible”.

“Sí he tenido accidentes, pero nada grave, como caídas y derrapadas, pero solo raspones. También me han tocado mordidas de perros, pero uno aprende a lidiar con eso. En mis inicios, veía a un perro y le aceleraba, pero es cuando se te echan más encima. Lo ideal es frenar y darle despacio hasta que se vayan”, explicó Rodríguez Alonso.

Gerardo Rodríguez Alonso, repartidor por más de 10 años. / Foto: Analí Castañeda / El Sol de La Laguna

“Otra táctica es hacer como si tuvieras una piedra y la vas a tirar, o darle un nombre, como ‘bautizarlo’, hablarle y regañarlo. Yo digo que 10 de 10 nos hemos caído, nos han mordido o hemos pasado algún accidente. Si no te has caído, no eres repartidor”.

Aprovechando el uso de la tecnología, hay quienes usan una especie de pluma que emite un sonido para ahuyentar a las mascotas.

EL COMPAÑERISMO

A sus 54 años, Ramón Alonso se dedica a esta labor para aportar un peso más a su familia, pero también encuentra una gran satisfacción en ayudar al prójimo.

Ramón Alonso, integrante de GURLAG. / Foto: Analí Castañeda / El Sol de La Laguna

➡️ Entérate de todo lo que está pasando en La Laguna directo en tu celular. Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp.

“Nunca falta el que se quedó parado porque se quedó sin gasolina y hay que ayudarlo. A veces, los apoyamos hasta con cámaras para sus llantas porque se poncharon, o con herramientas”, dijo Alonso.

“Vemos a compañeros que llevan su moto caminando, nos detenemos y preguntamos si los llevamos a la gasolinera, pero responden que ya no tienen dinero. Entonces, ponemos de nuestro dinero y, a veces, hasta lloran. Ese sentimiento tan bonito es de los dos, tanto del que ayuda como del que recibe la ayuda”.

GURLAC

La Asociación Civil GURLAC tiene como objetivo apoyar al gremio para un mayor desarrollo, fomentar la capacitación, proporcionar herramientas en materia de seguridad y trabajar de la mano con las autoridades para cumplir con los reglamentos, principalmente con la Dirección de Vialidad y Movilidad Urbana del Municipio. Con esta dirección, han desarrollado uno de los programas más exitosos de la actual administración: “Sin casco no viajas”.

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