/ lunes 12 de agosto de 2019

Buscan reducir la muerte de millones de abejas en la región

Necesario disminuir la fuerza de insecticidas; en La Laguna existen 6,228 colmenas

La muerte de millones de abejas durante los años pasados se debe a la presencia de insecticidas y químicos que se arrojan los sembradíos que a su vez combaten a insectos como la mosquita blanca, el pulgón amarillo o los barrenadores.

El problema se presentó desde finales de 2015 y a principios de 2016, cuando diversos grupos de apicultores denunciaron la muerte de millones de abejas en más de 150 kilómetros a la redonda a la Comarca Lagunera.

Luego de investigaciones se dedujo que el problema radicaba en los insecticidas, algunos menores y otros más graves, mismos que se encargaban de eliminar a los insectos que dañan los sembradíos.

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Actualmente la Secretaría de agricultura y Desarrollo Social, SADER, en la región, se encarga de poner atención a 15,596 hectáreas de algodón, 4186 de melón, más de 44 mil hectáreas de maíz forrajero y otras 14876 de sorgo forrajero.

Hasta la fecha, dicha dependencia ha logrado que muchos de los agricultores en sus diversos campos de trabajo reduzcan considerablemente la fuerza de los insecticidas que arrojan a sus cultivos.

Del 2015 a la fecha el sector apícola ha logrado recuperarse, contabilizando un total de 6228 colmenas en la región lagunera, lo cual genera cerca de las 200 toneladas anuales.

José Mendoza Rubalcaba, Jefe del Programa de Planeación y Desarrollo Rural, asegura que se sigue un trabajo en conjunto con apicultores y agricultores a fin de reducir el daño a las abejas.

Explica que es difícil que los agricultores reduzcan las cantidades de insecticida ya que los insectos como la mosquita blanca, el pulgón amarillo o los barrenadores van evolucionando.

José Mendoza Ruvalcaba, Jefe del Programa de Planeación y Desarrollo del SADER /Ricardo Gaytán

Al mismo tiempo las abejas tienden a llegar a cualquier lugar o planta que tenga una flor, lo cual provoca que de alguna u otra manera se contaminen con los insecticidas, llevándolos hasta sus colmenas y terminando por envenenar ese espacio sagrado para ellas.

Actualmente los involucrados se encuentran en pláticas para disminuir la fuerza de estos químicos y evitar que se envenenen las abejas y se vuelva a presentar una situación como la de hace un par de años.

La muerte de millones de abejas durante los años pasados se debe a la presencia de insecticidas y químicos que se arrojan los sembradíos que a su vez combaten a insectos como la mosquita blanca, el pulgón amarillo o los barrenadores.

El problema se presentó desde finales de 2015 y a principios de 2016, cuando diversos grupos de apicultores denunciaron la muerte de millones de abejas en más de 150 kilómetros a la redonda a la Comarca Lagunera.

Luego de investigaciones se dedujo que el problema radicaba en los insecticidas, algunos menores y otros más graves, mismos que se encargaban de eliminar a los insectos que dañan los sembradíos.

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Hasta la fecha, dicha dependencia ha logrado que muchos de los agricultores en sus diversos campos de trabajo reduzcan considerablemente la fuerza de los insecticidas que arrojan a sus cultivos.

Del 2015 a la fecha el sector apícola ha logrado recuperarse, contabilizando un total de 6228 colmenas en la región lagunera, lo cual genera cerca de las 200 toneladas anuales.

José Mendoza Rubalcaba, Jefe del Programa de Planeación y Desarrollo Rural, asegura que se sigue un trabajo en conjunto con apicultores y agricultores a fin de reducir el daño a las abejas.

Explica que es difícil que los agricultores reduzcan las cantidades de insecticida ya que los insectos como la mosquita blanca, el pulgón amarillo o los barrenadores van evolucionando.

José Mendoza Ruvalcaba, Jefe del Programa de Planeación y Desarrollo del SADER /Ricardo Gaytán

Al mismo tiempo las abejas tienden a llegar a cualquier lugar o planta que tenga una flor, lo cual provoca que de alguna u otra manera se contaminen con los insecticidas, llevándolos hasta sus colmenas y terminando por envenenar ese espacio sagrado para ellas.

Actualmente los involucrados se encuentran en pláticas para disminuir la fuerza de estos químicos y evitar que se envenenen las abejas y se vuelva a presentar una situación como la de hace un par de años.

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