Bares generan molestia para vecinos del segundo cuadro

Demandan a las autoridades poner fin al desorden

Miguel Ángel Campos Pacheco

  · martes 22 de enero de 2019

Es motivo de malestar para vecinos del sector la irregular operación de dos bares localizados en Bravo y González Ortega /Fernando Suárez

Vecinos del segundo cuadro de la ciudad demandan a las autoridades municipales aplicar medidas de sanción que pongan fin a la serie de irregularidades en que, aseguran, incurren en su funcionamiento los bares Ponciano Arriaga y Fauna, localizados Junto a la confluencia de avenida Bravo y calle González Ortega.

Se quejan, principalmente de tener que soportar música a muy alto volumen casi diariamente hasta la madrugada, además de encontrarse al día siguiente con situaciones de insalubridad que se generan por el hecho de que, refieren, nunca falta quienes hagan uso de la vía pública como si se tratara de sanitarios.

Los quejosos, quienes pidieron omitir sus nombres para evitar cualquier posible represalia, manifiestan que ya en distintas ocasiones han solicitado la actuación del Municipio, sin que hasta ahora se hayan tomado más allá de simples medidas paliativas que no han impedido que los problemas e incomodidades al final vuelvan a presentarse.

Música estruendosa y la ocupación de la vía pública por los clientes de los bares Ponciano Arriaga y Fauna, generan molestias en el segundo cuadro de la ciudad /Fernando Suárez


En lo que a la música estruendosa se refiere, plantean que se han podido hacer mediciones que comprueban que el volumen ha alcanzado los 105 decibeles, a pesar de que hay una norma oficial que establece 68 como máximo permisible; y aunado a eso, la parte frontal de al menos una docena de viviendas se ve invadida por los clientes de ambos bares que ocupan sus acostumbradas áreas de estacionamiento.

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También se menciona que parte de la molestia lo es el hecho de que una buena parte de la clientela, entre la que se incluyen siempre menores de edad, se apuesta en mesas que invaden las banquetas, ya que las construcciones que ocupan los negocios, diseñadas como viviendas, tienen un muy limitado cupo, lo que propicia que no pocas personas terminen por desahogar sus necesidades fisiológicas en plena calle mientras los sanitarios se encuentran ocupados.