Gómez Palacio, Durango (OEM).- Ricardo, apicultor lagunero, no se imaginaba que volvería a vivir en carne propia la misma tragedia que ocurrió en el año 2016; siete años después la historia se vuelve a repetir; ya que a consecuencia del uso excesivo de plaguicidas han muerto más de 50 colmenas en un apiario donde lo único que quedó fueron las cajas con restos de abejas sin vida y una que otra abeja reina “atarantada”.

Ricardo López Hernández, apicultor radicado en la Comarca Lagunera, narró con tristeza y desolación la cruda realidad que vive la industria de la apicultura, donde no existe ningún marco jurídico que proteja y asegure su trabajo, labor que resulta imprescindible para la subsistencia de la humanidad en base al papel que desempeñan las abejas.

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“Estamos cerca del ejido El Vergel, teníamos un apiario de 40 colmenas, de esas 40 ya no existe ninguna viva, las cuarenta murieron, la causa puede ser alguna aplicación de un insecticida ya atrasado, podríamos decir de una especie de algún gas cuando removieron la tierra y de ahí se derivó que murieran las abejas”.

A decir del apicultor, cada colmena produce de 40 a 45 mil abejas, López Hernández explicó que son cuatro apiarios en los que han estado trabajando durante ya casi 20 años, en retrospectiva recuerda lo del año 2016 “de esos cuatro apiarios estamos hablando en total de entre unas 250 a 290 cajas, y de esas 290 cajas prácticamente se acabó el 70 por ciento en un perímetro aproximadamente de 10 y 8 kilómetro de donde nos ubicamos”, explicó.