Sigfrido Rodríguez Gutiérrez “El Pililo”, fue el primer boxeador lagunero en disputar un campeonato mundial; fue un boxeador considerado fuera de serie, pero sus grandes logros y trayectoria se vieron empañados durante sus últimos años de vida se vieron empañados por diferentes escándalos policíacos y las adicciones.
El campeonato mundial lo disputó en 1976 contra el boricua Alfredo “Salsero” Escalera; durante su carrera pugilística fue comparado en estilo con Cassius Clay y Muhammad Ali, por su manera de boxear, sus grandes habilidades y potencia en los puños.
A pesar de que tuvo una gran carrera dentro del boxeo y de ser recordado como una leyenda, pasó sus últimos años preso de las adicciones al alcohol, las drogas; fue protagonista de algunos actos delictivos como asaltos e incluso estuvo preso por estar involucrado en el narcotráfico.
De ídolo a delincuente
Su retiro profesional fue en la Arena Olímpico Laguna el 14 de julio de 1978 contra el gomezpalatino Vicente Mijares; perdió por nocaut técnico, tras recibir un piquete en un ojo con el pulgar del guante de su contrincante, perdiendo prácticamente su ojo.
Sigfrido tenía todavía un futuro prometedor, sobre todo porque pudo haber entrenado a nuevos ídolos del boxeo en la región; sin embargo, deslumbrado por la fama se dejó llevar por ella, el dinero, las mujeres y los vicios.
Muchos saben y recuerdan, que después de su brillante carrera en el boxeo, se dedicó a ser “sacaborrachos” en algunos bares de la zona en la ciudad de Torreón; incluso, algunas personas en redes sociales han mencionado que fue guardaespaldas de algunas personas de la alta sociedad, incluyendo de una mujer de gran popularidad del Paulitos, conocida casa de citas en aquella época.
Se convirtió en un problema
Fueron varios los delitos en los que estuvo involucrado tanto en Torreón como en la ciudad de Monterrey; en una ocasión, bajo los influjos de la mariguana, fue detenido junto con otros dos hombres por asaltar y golpear a un policía bancario, así como a un amigo de éste.
Se encontraban en el bar "Mi Castillo", ubicado en avenida Juárez entre Falcón y Acuña; aproximadamente a las 02:30 horas decidieron salir del lugar y fueron seguidos por el ex boxeador y sus acompañantes, quienes los alcanzaron en el cruce de Hidalgo y Treviño.
Sigfrido le asestó varios cachazos en la cabeza y en el rostro a Miramontes Mejía y cayó al suelo; luego Sigfrido y otro de los sujetos, lo patearon constantemente en todo el cuerpo además de dispararle en un glúteo.
Le robaron dinero y documentos importantes; momentos más tarde, se reunieron en el cabaret "La Cabaña", hasta donde llegó la policía para detenerlos.
Tuvo otras acusaciones de dos mujeres, una de Gómez Palacio y otra de Lerdo, por golpearlas, amenazarlas de muerte y de exigirles dinero.
Después, en Monterrey, Nuevo León se detuvo a varios narcotraficantes, dos de ellos eran originarios de Torreón y uno de ellos era “El Pililo”.
A uno de ellos, Frausto García, lo sorprendieron a bordo de una vagoneta propiedad del boxeador Sigfrido Rodríguez pero se dio a la fuga; traía en su poder más de 100 mil pesos que según los demás detenidos, pretendían utilizar en la compra de una fuerte cantidad de mariguana.
Según las declaraciones, la mariguana debía ser entregada posteriormente a Sigfrido, quien a su vez pensaba distribuirla en el estado de California, Estados Unidos.
También se dedicaba a asaltar a personas a altas horas de la noche; en varias ocasiones la Dirección de Seguridad Pública Municipal, recibió reportes de este tipo; en una ocasión, un diario local publicó que el ex boxeador se había convertido ya en un verdadero problema para la autoridad.
En otra ocasión también fue detenido, al atracar a varios transeúntes por la madrugada, haciéndose acompañar por varios pandilleros, todos bajo los influjos de las drogas.
En esa ocasión, Sigfrido se negó a proporcionar su domicilio a los patrulleros y puso resistencia, por lo que tuvieron que hacer uso de la fuerza para someterlo.
¿Quién fue Sigfrido Rodríguez?
Nació el 30 de noviembre de 1951 en la ciudad de Torreón, Coahuila; creció en la zona Centro, se dice que vivió en calle Abasolo y Gregorio A. García y que estudió en la primaria Escuela Oficial Coahuila de calle Ocampo y Eugenio Aguirre Benavides, cercana a su domicilio.
Su padre, en ese mismo barrio, tenía un taller de Herrería; se le conocía desde pequeño como "Pililo'' y desde entonces soñaba con ser boxeador.
A los 14 años, comenzó a entrenar en el gimnasio que había en la Plaza de Toros Torreón con "El Pajarero'', que fue su primer entrenador; participó en el Torneo de los Guantes de Oro, que ha sido semillero de grandes boxeadores en la región.
Una gran trayectoria
Su debut profesional fue en 1969, un 24 de julio en la Arena Olímpico Laguna, enfrentándose a José Luis Rodríguez, donde ganó por nocaut técnico; luego se midió y ganó por nocaut a Conrado Pérez, en el Auditorio Municipal de Torreón, el 16 de abril de 1970.
Luego llegó a la Arena Coliseo de Guadalajara el 17 de octubre de 1970 y se impuso por nocaut Ramón Rodríguez; el 13 de mayo de 1972 llegó a la Arena Coliseo de la Ciudad de México, noqueando también a Cornelio Vega en una gran actuación.
Sigfrido Rodríguez era uno de los grandes ídolos de la afición lagunera; registraba llenos totales en escenarios locales como la Plaza de Toros Torreón y la Arena Olímpico Laguna en Gómez Palacio.
En Estados Unidos también protagonizó importantes combates en escenarios como el Forum, Inglewood; el Olympic Auditorium y el Sports Arena de Los Ángeles.
Sostuvo un total de 35 peleas profesionales y más de 100 en su historia; ganó 23, perdió 11 y empató solo en una ocasión. En su score tiene un 37.1 por ciento de nocauts.
Sus últimos días
“El Pililo”, pasó sus últimos años dedicado a la preparación de jóvenes con aspiraciones pugilísticas, en un gimnasio de la colonia Nueva California de Torreón, que él mismo abrió y dirigió.
Luego de la época de conflictos con la autoridad y su decadencia al caer en las adicciones, murió a causa de una enfermedad hepática a causa de su alcoholismo, a los 65 años de edad, un 20 de enero del año 2018.
Su cuerpo fue velado el mismo día que falleció en una funeraria cercana al barrio donde creció, en calle Abasolo y 23, acompañado de sus hijas Beatriz, Ernestina, Victoria y Sandra.