Mientras el mundo aguarda con ansias la aplicación masiva de dosis contra el coronavirus, la venta de vacunas adulteradas en algunos países de Sudamérica preocupa a las autoridades. La inquietud coincide con una advertencia hecha por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), que prevé “todo tipo de actividades delictivas” en relación a las vacunas.
En Chile, el prefecto inspector de la Policía de Investigaciones, Jaime Ansieta, brindó una conferencia de prensa para manifestar la preocupación de los investigadores por la aparición de sitios en internet que ofrecían supuestas vacunas contra la COVID-19, las cuales, por supuesto, no eran reales.
El funcionario aseguró que, en las últimas semanas, las ofertas de vacunas falsas contra el coronavirus en internet tuvieron “un crecimiento más exponencial que ningún otro producto que conozcamos en la historia reciente”.
Ansieta, que presentó a la prensa el plan que la Policía chilena tiene previsto para custodiar la distribución de la vacuna de Pfizer-BioNtech cuando llegue al país, remarcó que “no hay ninguna forma de que aparezca nadie vendiendo vacunas” por fuera del circuito estatal. “Primero, no se vende; segundo, no la hay”, añadió.
Sin embargo, el caso chileno no es el único. En Brasil, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) también había tenido que ocuparse del riesgo de las vacunas falsificadas, incluso mucho antes de que las dosis pudieran llegar al país.
La misma preocupación tuvieron las autoridades sanitarias y policiales de Paraguay. El 4 de diciembre, el jefe de Interpol Paraguay, Wilberto Sánchez, advirtió sobre la posibilidad de que se estuvieran ofreciendo estas falsas vacunas a paraguayos a través de internet.