Considerado por el propio jugador como el mejor gol que anotó en su carrera profesional, está el que marcó en el desaparecido Estadio de San Isidro en un partido del Torneo de Copa 1975 entre Laguna y Atlético Español, no obstante, algunos consideran como su mejor gol el anotado frente a Brasil en Maracaná.
Se jugaba el segundo tiempo y la Ola Verde defendía la portería Norte. Ganaba Laguna por dos goles a uno y entró de cambio Manuel Manzo, quien años después contó que esa semana no había entrenado por haber agarrado la “parranda’’.
Sin embargo, el viernes por la noche viajó en autobús a Torreón con los llamados Toros del Atlético Español, equipo que jugaba con la franquicia del Necaxa a préstamo, ya que la directiva Rojiblanca solicitó en 1971 permiso para no jugar durante diez años.
En una entrevista con Roberto Gómez Junco, contó Manuel Manzo que el sábado se la pasó encerrado en el hotel. El domingo salió a la banca y a pesar de que la temperatura era de 39 grados, él sentía escalofrío.
Se jugaban 15 minutos del segundo tiempo cuando el entrenador Walter Ormeño le ordenó que calentara, se acerca al entrenador y le dijo: “Caliento o entro’’, consciente de cómo se sentía.
Recordó que a unos cuantos minutos de su ingresó empató el marcador al cobrar un tiro de castigo. Después de la anotación pasaron varios minutos y Rubén “El Gato’’ Chávez, guardameta del Laguna, realizó un saque de Meta por lado derecho y entrega el balón en corto a su compañero Juan Rodríguez Jara, a quien le sale a la marca Juan José Muñante.
Rodríguez Jara trató de burlar al habilidoso peruano, pero se ahogó en la jugada y despejó hacia el centro de la cancha, en donde se encontraba vomitando Manuel Manzo, quien no perdió de vista el balón. Estaba en el medio círculo del campo y al ver el viaje del balón hacía donde estaba él decidió tocarlo como venía y darle dirección.
El esférico viajó a gran velocidad a la desguarnecida portería y tomó en el viaje de regreso al “Gato’’ Chávez, quien nada pudo hacer por evitar la anotación de Manuel Manzo. Fue uno de los goles más hermosos anotados en el desaparecido Estadio de San Isidro.
Manuel Manzo Ortega fue un jugador de gran talento, con clase, técnico, disparaba con ambas piernas y remataba bien de cabeza. Lamentablemente, todas esas grandes cualidades se vieron perjudicadas por el alcholismo que padecía y sus problemas de indisciplina, pero su talento y gran capacidad estaba fuera de toda duda.
El otro gran gol de Manuel Manzo fue en su llamado a la Selección Nacional que jugó contra Brasil en Maracaná el Partido de la Amistad entre México y la Verde Amarella, previo al Mundial de Alemania 1974.
Brasil se adelantó en el marcador con un golazo de Roberto Ribelino, pero México no se dio por vencido y empató con un gran remate de “palomita’’ de Manuel Manzo, su gol en Maracaná siempre será recordado.
¡Hasta el próximo lunes!