/ lunes 21 de junio de 2021

Los pasos de López

Ibargüengoitia, Jorge. (2006). “Los pasos de López”. México. Ed. Booket.

La obra, los pasos de López, es una historia estética, fina, llena de imágenes, donde se confunde la realidad y la ficción; la invención y la verdad; lo aparente y lo real; los detalles y la esencia; la sombra y la luz. Es una historia contada como por alguien que “estuvo ahí”.

Los pasos de López, es la historia, novelada, de la independencia de México, donde el actor principal es Miguel Hidalgo, conocido en la novela como el cura Domingo Periñón.

La historia transcurre, desde que se embarca a España para ir a estudiar a la Universidad, con el apoyo económico de todo el pueblo, hasta el día de su muerte.

La obra, permite ver en primera fila; los pasos de López, la historia donde perdería la vida y le daría vida a la Independencia de México.

Cuando lo toman prisionero, le hacen una oferta para dejarlo en libertad; le piden que firme la contrición, es decir, “el arrepentimiento por haber obrado en desacuerdo con la voluntad de Dios y propósito de no volver a actuar mal en adelante”.

La corona quiere que claudique para poder manchar al héroe, quiere que se arrepienta de haber luchado por la causa de la independencia, a cambió le dará la libertad.

Periñón se niega mientras juega baraja con sus carceleros. Después de seis meses, pide que le traigan la carta para firmar la contrición y por consecuencia renunciar a sus ideales.

Periñón toma la carta y la firma. Una vez que lo hace, sus captores en vez de darle libertad, lo sacan de la prisión y lo fusilan.

Más de una década después, cuando revisan la carta, donde Periñón renuncia a sus ideales, encuentran que el cura nunca se rindió. No encuentran la firma de rendición del cura Periñón. En el lugar de la firma, solo decía: López.

El cura Hidalgo, nunca claudicó, nunca se venció, nunca vendió la patria, ese es el mensaje que Ibargüengoitia deja en su exquisita obra.

La obra de Jorge Ibargüengoitia, no se asienta en la seriedad, la solemnidad y la perfección del héroe. Se asienta en la realidad del ser, ocurrente, imperfecto, soñador, aventurero, locuaz, atrevido, idealista, inmoral, inteligente, visionario, decidido y audaz como es el ser en la vida real.

Periñón era un hombre como el que describe Hermann Hesse, en Demian:

“He sido un hombre que busca y lo soy aún, pero no busco ya en las estrellas ni en los libros: comienzo a escuchar las enseñanzas que mi sangre murmura en mí. Mi historia no es agradable, no es suave, ni armoniosa, como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse más a sí mismos…”.

Periñón:

Era ocurrente: cuando se cooperaron en el pueblo para mandarlo a estudiar a España, jugo el dinero jugando a la baraja, después se lo gastó y nunca se inscribió en la universidad.

Era aventurero: se embarcó a estudiar a España, y terminó viajando con ese dinero por varias partes del país.

Era droguero: Después de varios meses de viajar con el dinero ajeno, cuando llegó a su pueblo, se lo cobraban, pero nunca pagó.

Era sensible: le gustaba crear gusanos de seda, cultivar la vid y hacer la revolución.

Era bohemio: acudía con frecuencia a burdeles, donde ya era un cliente distinguido; Como de la familia.

Era amable: amaba su pueblo.

Era audaz: dio inicio a la independencia de nuestro país.

Realidad o ficción, Ibargüengoitia, ya lo dijo.

Ibargüengoitia, Jorge. (2006). “Los pasos de López”. México. Ed. Booket.

La obra, los pasos de López, es una historia estética, fina, llena de imágenes, donde se confunde la realidad y la ficción; la invención y la verdad; lo aparente y lo real; los detalles y la esencia; la sombra y la luz. Es una historia contada como por alguien que “estuvo ahí”.

Los pasos de López, es la historia, novelada, de la independencia de México, donde el actor principal es Miguel Hidalgo, conocido en la novela como el cura Domingo Periñón.

La historia transcurre, desde que se embarca a España para ir a estudiar a la Universidad, con el apoyo económico de todo el pueblo, hasta el día de su muerte.

La obra, permite ver en primera fila; los pasos de López, la historia donde perdería la vida y le daría vida a la Independencia de México.

Cuando lo toman prisionero, le hacen una oferta para dejarlo en libertad; le piden que firme la contrición, es decir, “el arrepentimiento por haber obrado en desacuerdo con la voluntad de Dios y propósito de no volver a actuar mal en adelante”.

La corona quiere que claudique para poder manchar al héroe, quiere que se arrepienta de haber luchado por la causa de la independencia, a cambió le dará la libertad.

Periñón se niega mientras juega baraja con sus carceleros. Después de seis meses, pide que le traigan la carta para firmar la contrición y por consecuencia renunciar a sus ideales.

Periñón toma la carta y la firma. Una vez que lo hace, sus captores en vez de darle libertad, lo sacan de la prisión y lo fusilan.

Más de una década después, cuando revisan la carta, donde Periñón renuncia a sus ideales, encuentran que el cura nunca se rindió. No encuentran la firma de rendición del cura Periñón. En el lugar de la firma, solo decía: López.

El cura Hidalgo, nunca claudicó, nunca se venció, nunca vendió la patria, ese es el mensaje que Ibargüengoitia deja en su exquisita obra.

La obra de Jorge Ibargüengoitia, no se asienta en la seriedad, la solemnidad y la perfección del héroe. Se asienta en la realidad del ser, ocurrente, imperfecto, soñador, aventurero, locuaz, atrevido, idealista, inmoral, inteligente, visionario, decidido y audaz como es el ser en la vida real.

Periñón era un hombre como el que describe Hermann Hesse, en Demian:

“He sido un hombre que busca y lo soy aún, pero no busco ya en las estrellas ni en los libros: comienzo a escuchar las enseñanzas que mi sangre murmura en mí. Mi historia no es agradable, no es suave, ni armoniosa, como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse más a sí mismos…”.

Periñón:

Era ocurrente: cuando se cooperaron en el pueblo para mandarlo a estudiar a España, jugo el dinero jugando a la baraja, después se lo gastó y nunca se inscribió en la universidad.

Era aventurero: se embarcó a estudiar a España, y terminó viajando con ese dinero por varias partes del país.

Era droguero: Después de varios meses de viajar con el dinero ajeno, cuando llegó a su pueblo, se lo cobraban, pero nunca pagó.

Era sensible: le gustaba crear gusanos de seda, cultivar la vid y hacer la revolución.

Era bohemio: acudía con frecuencia a burdeles, donde ya era un cliente distinguido; Como de la familia.

Era amable: amaba su pueblo.

Era audaz: dio inicio a la independencia de nuestro país.

Realidad o ficción, Ibargüengoitia, ya lo dijo.