/ domingo 5 de junio de 2022

Lenguaje sexista

En política como en todos los ámbitos de la vida, las promesas son distintas a la realidad. Hacerlas es bastante fácil, sobre todo en tiempos electorales; lo difícil es cumplirlas.

Un ejemplo claro es la igualdad de género, prometida por un sinnúmero de políticos, sin que aún llegue, al menos no en la forma en que muchos quisiéramos.

Comencemos con la pregunta: ¿qué es la igualdad de género? La UNESCO nos dice que esta alude a "la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y los niños". Naciones Unidas señala que “el sexo con el que haya nacido una persona nunca debe determinar los derechos, oportunidades y responsabilidades que pueda tener a lo largo de su vida”.

Hasta que se hagan realidad los derechos de igualdad de género en lo económico, político, social, civil y cultural, estaremos celebrando el fin de la discriminación y de la no violencia contra las mujeres.

Mientras ese momento llega, seguiremos lamentando el sufrimiento de millones de mujeres por su condición de género, discriminaciones, vulneración de derechos y subordinaciones irracionales que atentan contra su dignidad humana.

Lo ideal es que se preste atención al reciente llamado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que preocupada por el recrudecimiento de la violencia contra las mujeres de todas las edades en México urgió al Estado a redoblar esfuerzos “para investigar, juzgar, sancionar y reparar la violencia basada en género”. También le pidió “tomar medidas eficaces para prevenir y evitar” la repetición de patrones de agresión.

Hay mucho que decir también de la discriminación de género en el espectro digital, en donde las opiniones que emite una mujer en redes sociales son causa de acoso con otra extensión de la habitual discriminación por motivos de género.

Todos alguna vez hemos leído en dichas plataformas respuestas sexistas por parte de hombres que siguen considerando a la mujer como inferior al hombre. Me refiero evidentemente a esos mensajes excluyentes y agresivos contra las mujeres; publicaciones que muestran a las mujeres como dependientes de los hombres, identificándolas exclusivamente como responsables de los cuidados del hogar y sin derecho a opinar sobre determinado tema respecto al cual dicen: “es cosa de hombres”.

Los autores de estas opiniones misóginas olvidan que, de acuerdo con la ley, las voces y opiniones de las mujeres merecen respeto por ser igual de importantes que las suyas.

Las ofensas se dan también en el ámbito laboral, donde a veces los ascensos que logra la mujer son minimizados por aquellos que piensan que el lugar de las mujeres en la empresa fue logro del escote, no de su talento. De esta manera se desconoce el potencial de las mujeres, el cual ha quedado demostrado en todos los ámbitos de la sociedad.

Otros casos lamentables de discriminación contra las mujeres es la prevalencia de expresiones que, aunque van dirigidas a los niños menores de edad en el hogar y en la escuela, menoscaban el valor de las niñas. A continuación una de ellas como ejemplo: “no seas nena, los hombres no lloran”.

Estas frases denigrantes, que escuchamos en todas partes y se repiten con frecuencia, contribuyen a la perpetuación de las conductas misóginas y machistas que demeritan el valor, talento y habilidades de las mujeres.

Contribuyamos a poner fin a estos tipos de discriminación, más ahora que los feminicidios y la violencia de género se han convertido en situaciones preocupantes para las autoridades y la sociedad en general.


Twitter: @armayacastro

En política como en todos los ámbitos de la vida, las promesas son distintas a la realidad. Hacerlas es bastante fácil, sobre todo en tiempos electorales; lo difícil es cumplirlas.

Un ejemplo claro es la igualdad de género, prometida por un sinnúmero de políticos, sin que aún llegue, al menos no en la forma en que muchos quisiéramos.

Comencemos con la pregunta: ¿qué es la igualdad de género? La UNESCO nos dice que esta alude a "la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y los niños". Naciones Unidas señala que “el sexo con el que haya nacido una persona nunca debe determinar los derechos, oportunidades y responsabilidades que pueda tener a lo largo de su vida”.

Hasta que se hagan realidad los derechos de igualdad de género en lo económico, político, social, civil y cultural, estaremos celebrando el fin de la discriminación y de la no violencia contra las mujeres.

Mientras ese momento llega, seguiremos lamentando el sufrimiento de millones de mujeres por su condición de género, discriminaciones, vulneración de derechos y subordinaciones irracionales que atentan contra su dignidad humana.

Lo ideal es que se preste atención al reciente llamado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que preocupada por el recrudecimiento de la violencia contra las mujeres de todas las edades en México urgió al Estado a redoblar esfuerzos “para investigar, juzgar, sancionar y reparar la violencia basada en género”. También le pidió “tomar medidas eficaces para prevenir y evitar” la repetición de patrones de agresión.

Hay mucho que decir también de la discriminación de género en el espectro digital, en donde las opiniones que emite una mujer en redes sociales son causa de acoso con otra extensión de la habitual discriminación por motivos de género.

Todos alguna vez hemos leído en dichas plataformas respuestas sexistas por parte de hombres que siguen considerando a la mujer como inferior al hombre. Me refiero evidentemente a esos mensajes excluyentes y agresivos contra las mujeres; publicaciones que muestran a las mujeres como dependientes de los hombres, identificándolas exclusivamente como responsables de los cuidados del hogar y sin derecho a opinar sobre determinado tema respecto al cual dicen: “es cosa de hombres”.

Los autores de estas opiniones misóginas olvidan que, de acuerdo con la ley, las voces y opiniones de las mujeres merecen respeto por ser igual de importantes que las suyas.

Las ofensas se dan también en el ámbito laboral, donde a veces los ascensos que logra la mujer son minimizados por aquellos que piensan que el lugar de las mujeres en la empresa fue logro del escote, no de su talento. De esta manera se desconoce el potencial de las mujeres, el cual ha quedado demostrado en todos los ámbitos de la sociedad.

Otros casos lamentables de discriminación contra las mujeres es la prevalencia de expresiones que, aunque van dirigidas a los niños menores de edad en el hogar y en la escuela, menoscaban el valor de las niñas. A continuación una de ellas como ejemplo: “no seas nena, los hombres no lloran”.

Estas frases denigrantes, que escuchamos en todas partes y se repiten con frecuencia, contribuyen a la perpetuación de las conductas misóginas y machistas que demeritan el valor, talento y habilidades de las mujeres.

Contribuyamos a poner fin a estos tipos de discriminación, más ahora que los feminicidios y la violencia de género se han convertido en situaciones preocupantes para las autoridades y la sociedad en general.


Twitter: @armayacastro