/ miércoles 8 de diciembre de 2021

Fuera de Agenda | La deshonra militar

No hay nada más reconfortante para un militar retirado que la satisfacción por el deber cumplido. En alguna de las cartas que en vida cruzaron el general Marcelino García Barragán, último secretario de la Defensa Nacional con experiencia de combate en la Revolución, y su colega Salvador Rangel Medina, el general que cuestionó la política represiva contra la población civil en Guerrero durante la campaña militar contra Lucio Cabañas, referían que el honor era uno de los valores más altos por los cuales los soldados se significaban al servir a la patria. Desde los años setenta en que data la correspondencia de dos de los últimos militares más respetados del Ejército, el deber cumplido y el honor se han devaluado.

El viernes 3 de diciembre circuló la noticia de la detención del general de división retirado Juan Ernesto Antonio Bernal Reyes, uno de los militares que en 2018 aspiró a ocupar la titularidad de la secretaría de la Defensa Nacional. El arresto del antiguo comandante de región militar en distintas partes del país, fue por su presunta responsabilidad en el delito de extorsión, en un caso donde la víctima identificado como empresario mezcalero de Oaxaca, lo acusó de amenazas contra su integridad y la de su familia sino le entregaba una “fuerte cantidad de dinero”.

El suceso circuló por redes abiertas y exhibió con nombre, apellido, fotos y curriculum el perfil del general. Los comentarios en chats de militares pasaron de la sorpresa a los recordatorios de otras acusaciones sobre irregularidades que se le achacaron durante sus años de servicio.

Oficial de caballería graduado en 1974 del Colegio Militar, Bernal Reyes tuvo un polémico paso por la entidad donde ahora se encuentra preso. Como comandante de la octava región militar que abarca las tres zonas en que se divide el estado, su nombre apareció entre los testimonios de sus entonces subordinados como uno de los personajes que podrían ayudar a aclarar el extraño “suicidio” el coronel Rigoberto López Camacho, un ingeniero constructor a cargo de las obras donde hoy día está la sede del Consejo de la Judicatura Federal en San Bartolo Coyotepec, Oaxaca.

En 2015 un informe de la Auditoría Superior de la Federación documentó diversas irregularidades en esta obra por un monto de 80 millones de pesos. Las versiones apuntaban al general Bernal Reyes como uno de los supuestos beneficiarios de estos desvíos presuntamente operados por el coronel Camacho.

Años atrás cuando fue comandante de la zona militar en Rancho Nuevo, Chiapas, se le conocía por ordenar a oficiales subalternos que cuando se presentaran a juntas en el cuartel llevaran consigo dos tarjetas de recarga telefónica de 500 pesos cada una para uso personal. Un oficial que estuvo comisionado en ese tiempo recordó que quien no cumplía la orden lo corría de sus oficinas.

En el verano del 2018 el general Bernal Reyes creyó que podía ser considerado aspirante a secretario de la Defensa Nacional. Tuvo autorización del general Salvador Cienfuegos, entonces titular de la Sedena, para dar entrevistas y presentar su libro “Orden Constitucional y Seguridad Nacional”.

Quién iba a imaginar que como ocurrió en 2020 con el general Cienfuegos, contribuiría a poner en entredicho el honor militar.

@velediaz424

No hay nada más reconfortante para un militar retirado que la satisfacción por el deber cumplido. En alguna de las cartas que en vida cruzaron el general Marcelino García Barragán, último secretario de la Defensa Nacional con experiencia de combate en la Revolución, y su colega Salvador Rangel Medina, el general que cuestionó la política represiva contra la población civil en Guerrero durante la campaña militar contra Lucio Cabañas, referían que el honor era uno de los valores más altos por los cuales los soldados se significaban al servir a la patria. Desde los años setenta en que data la correspondencia de dos de los últimos militares más respetados del Ejército, el deber cumplido y el honor se han devaluado.

El viernes 3 de diciembre circuló la noticia de la detención del general de división retirado Juan Ernesto Antonio Bernal Reyes, uno de los militares que en 2018 aspiró a ocupar la titularidad de la secretaría de la Defensa Nacional. El arresto del antiguo comandante de región militar en distintas partes del país, fue por su presunta responsabilidad en el delito de extorsión, en un caso donde la víctima identificado como empresario mezcalero de Oaxaca, lo acusó de amenazas contra su integridad y la de su familia sino le entregaba una “fuerte cantidad de dinero”.

El suceso circuló por redes abiertas y exhibió con nombre, apellido, fotos y curriculum el perfil del general. Los comentarios en chats de militares pasaron de la sorpresa a los recordatorios de otras acusaciones sobre irregularidades que se le achacaron durante sus años de servicio.

Oficial de caballería graduado en 1974 del Colegio Militar, Bernal Reyes tuvo un polémico paso por la entidad donde ahora se encuentra preso. Como comandante de la octava región militar que abarca las tres zonas en que se divide el estado, su nombre apareció entre los testimonios de sus entonces subordinados como uno de los personajes que podrían ayudar a aclarar el extraño “suicidio” el coronel Rigoberto López Camacho, un ingeniero constructor a cargo de las obras donde hoy día está la sede del Consejo de la Judicatura Federal en San Bartolo Coyotepec, Oaxaca.

En 2015 un informe de la Auditoría Superior de la Federación documentó diversas irregularidades en esta obra por un monto de 80 millones de pesos. Las versiones apuntaban al general Bernal Reyes como uno de los supuestos beneficiarios de estos desvíos presuntamente operados por el coronel Camacho.

Años atrás cuando fue comandante de la zona militar en Rancho Nuevo, Chiapas, se le conocía por ordenar a oficiales subalternos que cuando se presentaran a juntas en el cuartel llevaran consigo dos tarjetas de recarga telefónica de 500 pesos cada una para uso personal. Un oficial que estuvo comisionado en ese tiempo recordó que quien no cumplía la orden lo corría de sus oficinas.

En el verano del 2018 el general Bernal Reyes creyó que podía ser considerado aspirante a secretario de la Defensa Nacional. Tuvo autorización del general Salvador Cienfuegos, entonces titular de la Sedena, para dar entrevistas y presentar su libro “Orden Constitucional y Seguridad Nacional”.

Quién iba a imaginar que como ocurrió en 2020 con el general Cienfuegos, contribuiría a poner en entredicho el honor militar.

@velediaz424