/ domingo 7 de agosto de 2022

El Espectador | Tierra de coyotes

Urge que en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, el equipo al mando de Omar García Harfuch revise los contratos que ha firmado en cuanto a vestuario y equipo se refiere, y es que documentos en poder de esta columna dejan ver que entre las empresas que le surten, hay incumplidas que persisten en carrera por mantenerse como proveedoras.

Una de ellas es Grupo Comercial Kar, representada por Enrique Karchmer, y es que hace un año la eligieron ganadora de la segunda partida presupuestal correspondiente al concurso 30001066-008-2021. El problema fue que tras el fallo del 16 de julio de 2021 debía proveer, entre otros artículos, camisolas y pantalones con un 50 por ciento de integración nacional, sin embargo, la compañía entregó productos hechos en China. Se lo comento porque el propio etiquetado reza dicha leyenda, y tal como estipula la Norma Oficial Mexicana en la materia, en caso que los productos tengan aportaciones de otras latitudes, deben añadir “con insumos importados de”, característica que no se aprecia en los uniformes.

Así, la interpretación es que los 148 millones 144 mil pesos obtenidos no valieron para que se preocuparan siquiera por ajustar los bordados de las etiquetas; pero eso no es todo, pues en el sector se han encendido nuevas alertas ya que se le observa como concursante en la licitación 30011066-013-2022, que corre este año para la compra de Uniformes Institucionales, aunque en esta ocasión más de un testimonio apunta a que simula competencia con Grupo M-Forzza.

Al sumar los factores anteriores, en la industria crecen las dudas por la correcta supervisión de los procesos licitatorios, pues las distracciones de la autoridad habrían fungido como aliciente para que se filtren empresas que únicamente sirven como comercializadores o coyotes. Pero eso no es todo, ya que entre los focos rojos también está la calidad de las prendas. En fotografías enviadas a esta columna, por elementos que solicitan anonimato, se aprecia sin mayor esfuerzo que la ropa se deshila, sin olvidar que los afectados acusan resistencia y durabilidad limitadas.

Con dicho panorama, también se abren cuestionamientos a las adquisiciones de chamarras, gorras, chalecos balísticos y botas, que finalmente son indispensables para garantizar la seguridad de los encargados de cuidar a la ciudadanía, por lo que el llamado es para la SSC-CDMX, así como para la propia Secretaría de Economía, de Tatiana Clouthier, en este último caso debido a que se daría al traste con la estrategia para generar empleos en el país, mientras se fortalece a empresas extranjeras. Aclaramos que no estamos en contra de la competencia y vivimos bajo la ley del libre mercado, sin embargo, lo que llama la atención es el discurso de combate a la corrupción y la aparición simultánea de prácticas de negocios que ya no se observaban tan abiertamente tan sucias. Y este es apenas un hilo que se puede jalar para entender las nuevas complejidades de las licitaciones bajo el manto de la 4T.

Urge que en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, el equipo al mando de Omar García Harfuch revise los contratos que ha firmado en cuanto a vestuario y equipo se refiere, y es que documentos en poder de esta columna dejan ver que entre las empresas que le surten, hay incumplidas que persisten en carrera por mantenerse como proveedoras.

Una de ellas es Grupo Comercial Kar, representada por Enrique Karchmer, y es que hace un año la eligieron ganadora de la segunda partida presupuestal correspondiente al concurso 30001066-008-2021. El problema fue que tras el fallo del 16 de julio de 2021 debía proveer, entre otros artículos, camisolas y pantalones con un 50 por ciento de integración nacional, sin embargo, la compañía entregó productos hechos en China. Se lo comento porque el propio etiquetado reza dicha leyenda, y tal como estipula la Norma Oficial Mexicana en la materia, en caso que los productos tengan aportaciones de otras latitudes, deben añadir “con insumos importados de”, característica que no se aprecia en los uniformes.

Así, la interpretación es que los 148 millones 144 mil pesos obtenidos no valieron para que se preocuparan siquiera por ajustar los bordados de las etiquetas; pero eso no es todo, pues en el sector se han encendido nuevas alertas ya que se le observa como concursante en la licitación 30011066-013-2022, que corre este año para la compra de Uniformes Institucionales, aunque en esta ocasión más de un testimonio apunta a que simula competencia con Grupo M-Forzza.

Al sumar los factores anteriores, en la industria crecen las dudas por la correcta supervisión de los procesos licitatorios, pues las distracciones de la autoridad habrían fungido como aliciente para que se filtren empresas que únicamente sirven como comercializadores o coyotes. Pero eso no es todo, ya que entre los focos rojos también está la calidad de las prendas. En fotografías enviadas a esta columna, por elementos que solicitan anonimato, se aprecia sin mayor esfuerzo que la ropa se deshila, sin olvidar que los afectados acusan resistencia y durabilidad limitadas.

Con dicho panorama, también se abren cuestionamientos a las adquisiciones de chamarras, gorras, chalecos balísticos y botas, que finalmente son indispensables para garantizar la seguridad de los encargados de cuidar a la ciudadanía, por lo que el llamado es para la SSC-CDMX, así como para la propia Secretaría de Economía, de Tatiana Clouthier, en este último caso debido a que se daría al traste con la estrategia para generar empleos en el país, mientras se fortalece a empresas extranjeras. Aclaramos que no estamos en contra de la competencia y vivimos bajo la ley del libre mercado, sin embargo, lo que llama la atención es el discurso de combate a la corrupción y la aparición simultánea de prácticas de negocios que ya no se observaban tan abiertamente tan sucias. Y este es apenas un hilo que se puede jalar para entender las nuevas complejidades de las licitaciones bajo el manto de la 4T.