/ martes 5 de julio de 2022

Aguas Profundas | Una refinería tipo Lego

Detener o frenar en este momento la construcción de la refinería de Olmeca o mejor conocida Dos Bocas es el peor negocio posible para la Secretaría de Energía, más allá del tiempo de vida que tenga, la Tasa Interna de Retorno (que era del 13% antes de la pandemia, un monto similar al que se calculó para la refinería Bicentenario en Tula) o que se pudo hacer algo mejor con un poco más de dinero como es una refinería petroquímica, esta instalación ya no tiene vuelta atrás.

La realidad es de este caso es que la construcción de Dos Bocas está al 45%, nada más se trabajó en obra civil, hay otro 20% que está en proceso – por eso la narrativa oficial habla de un 60% de avance en la obra- y el resto de plantas y equipos está pedido, o solicitado como quieras decirlo, a los fabricantes.

Ojo, las refinerías no se entregan por partes o antes de probarse. Es al revés, los ajustes se hacen una vez que se tienen los trenes de refinación completos, si no son legos.

De hecho, nos dicen que estos equipos estarán llegado a partir del primer semestre del año proximo y su montaje, más las pruebas de proceso, tardarán el resto del 2023 y una buena parte del 2024. Lo mejor de todo es que la fecha aproximada de entrega es el 15 de septiembre de ese año, en todo caso y si pueden adelantar los pedidos sin revisar los ajustes a los precios finales, podrían entregar la refinería Olmeca en el primer trimestre del 2024, poco antes de las elecciones presidenciales.

La inauguración del pasado 2 de julio permitió observar no lo que está, sino lo que le falta, por ejemplo, se tiene prácticamente terminada toda el área de almacenamiento de petrolíferos con lo que se puede hacer negocio sin tener que iniciar las operaciones de la refinería y atender la demanda del sur-sureste mexicano e incluso se puede pensar en llegar a Centroamérica, en donde los precios están liberados y sujetos a la dinámica de oferta y demanda.

Siguiendo los números proporcionados tanto por la Sener y como por el presidente Andrés López Obrador ya con Dos Bocas al 100% más las seis refinerías operando al 80% y Deer Park en Texas se estaría hablando de una capacidad de procesamiento de por lo menos dos millones de barriles diarios de petróleo, pero Pemex solo produce 1.5 o 1.6 millones, lo que implica que va a tener que importar unos 500 mil barriles.

La buena noticia, hay que decirlo, es que al menos en el papel ya se tiene todo el material para los ductos de la refinería, sin embargo, no están conectados. Los gestores del proyecto no se animan a dar una fecha, pero saben que es urgente tener listo cuanto antes la batería de separación, la planta combinada y la central de cogeneración esa que, dice la Sener, no estaba planeada.

En esto, fíjese, sí hay un error. La gente de Pemex siempre contó en sus planes tener una central que abasteciera directamente a la instalación petrolera, porque, dicho sea de paso, en el plan de la refinería de Tula también se contemplab ¿En que momento Nahle la puso fuera del presupuesto? Nadie tiene una respuesta concreta porque lo que hizo fue delegar esa responsabilidad a la CFE.

Finalmente. Nos dicen la tecnología que están usando necesita un periodo de pruebas de por lo menos un año y puede extenderse hasta 18 meses, eso lo sabe -y quiere- Pemex, para poder certificar y asegurar la obra.

La duda es si la Sener entregará a Pemex un proyecto sin terminar o la secretaria Nahle se va esperar hasta tenerlo listo antes de irse a la campaña.

Detener o frenar en este momento la construcción de la refinería de Olmeca o mejor conocida Dos Bocas es el peor negocio posible para la Secretaría de Energía, más allá del tiempo de vida que tenga, la Tasa Interna de Retorno (que era del 13% antes de la pandemia, un monto similar al que se calculó para la refinería Bicentenario en Tula) o que se pudo hacer algo mejor con un poco más de dinero como es una refinería petroquímica, esta instalación ya no tiene vuelta atrás.

La realidad es de este caso es que la construcción de Dos Bocas está al 45%, nada más se trabajó en obra civil, hay otro 20% que está en proceso – por eso la narrativa oficial habla de un 60% de avance en la obra- y el resto de plantas y equipos está pedido, o solicitado como quieras decirlo, a los fabricantes.

Ojo, las refinerías no se entregan por partes o antes de probarse. Es al revés, los ajustes se hacen una vez que se tienen los trenes de refinación completos, si no son legos.

De hecho, nos dicen que estos equipos estarán llegado a partir del primer semestre del año proximo y su montaje, más las pruebas de proceso, tardarán el resto del 2023 y una buena parte del 2024. Lo mejor de todo es que la fecha aproximada de entrega es el 15 de septiembre de ese año, en todo caso y si pueden adelantar los pedidos sin revisar los ajustes a los precios finales, podrían entregar la refinería Olmeca en el primer trimestre del 2024, poco antes de las elecciones presidenciales.

La inauguración del pasado 2 de julio permitió observar no lo que está, sino lo que le falta, por ejemplo, se tiene prácticamente terminada toda el área de almacenamiento de petrolíferos con lo que se puede hacer negocio sin tener que iniciar las operaciones de la refinería y atender la demanda del sur-sureste mexicano e incluso se puede pensar en llegar a Centroamérica, en donde los precios están liberados y sujetos a la dinámica de oferta y demanda.

Siguiendo los números proporcionados tanto por la Sener y como por el presidente Andrés López Obrador ya con Dos Bocas al 100% más las seis refinerías operando al 80% y Deer Park en Texas se estaría hablando de una capacidad de procesamiento de por lo menos dos millones de barriles diarios de petróleo, pero Pemex solo produce 1.5 o 1.6 millones, lo que implica que va a tener que importar unos 500 mil barriles.

La buena noticia, hay que decirlo, es que al menos en el papel ya se tiene todo el material para los ductos de la refinería, sin embargo, no están conectados. Los gestores del proyecto no se animan a dar una fecha, pero saben que es urgente tener listo cuanto antes la batería de separación, la planta combinada y la central de cogeneración esa que, dice la Sener, no estaba planeada.

En esto, fíjese, sí hay un error. La gente de Pemex siempre contó en sus planes tener una central que abasteciera directamente a la instalación petrolera, porque, dicho sea de paso, en el plan de la refinería de Tula también se contemplab ¿En que momento Nahle la puso fuera del presupuesto? Nadie tiene una respuesta concreta porque lo que hizo fue delegar esa responsabilidad a la CFE.

Finalmente. Nos dicen la tecnología que están usando necesita un periodo de pruebas de por lo menos un año y puede extenderse hasta 18 meses, eso lo sabe -y quiere- Pemex, para poder certificar y asegurar la obra.

La duda es si la Sener entregará a Pemex un proyecto sin terminar o la secretaria Nahle se va esperar hasta tenerlo listo antes de irse a la campaña.